Apple lanzó el pasado año su primer Apple Watch
Apple lanzó el pasado año su primer Apple Watch - ARCHIVO
ANÁLISIS

«Smartwatches»: entre el éxito, el humo y la revolución

El dispositivo Apple Watch, una de las estrellas del mercado, cumple un año, aunque su adopción como producto de masas, al igual que esta incipiente categoría tecnológica, aún no ha logrado dar sus frutos esperados

MADRID Actualizado: Guardar
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En esa búsqueda por capitalizar un nuevo centro de la vida digital, los fabricantes de tecnología de consumo han insistido, constantemente en los últimos dos años, que los relojes inteligentes venían a revolucionar la forma en la que los seres humanos interactúan con las máquinas. De momento, y pese a contener picos de ventas importantes, su popularización se encuentra a años luz de la protagonizada por el teléfono móvil inteligente, que continúa, y posiblemente continuará durante mucho tiempo, como el producto indispensable. Nada más lejos de la realidad.

Esos «smartwatches», en efecto, se han revelado como dispositivos prácticos. Útiles a lo sumo. Pero su ecosistema de trabajo y las opciones que integran, presentes ya en la mayoría de «smartphones», no han favorecido a su mayor recorrido en el mercado.

Únicamente los servicios de monitorización de la actividad física, que registran datos curiosos e interesantes, han señalado el camino a seguir por este tipo de dispositivos cuyas ventas se las reparten, principalmente, dos empresas, Fitbit y Apple, cuya propuesta (Apple Watch), cumple el próximo domingo su primer año en las tiendas. Tampoco la aparición de la alternativa Android Wear ha invertido la tendencia. Es más, la plataforma desarrollada por Google no ha catapultado las ventas y son muchas firmas como Samsung las que ya apuestan por sus ecosistemas propios. Ya se sabe, quien tiene el control del sistema operativo tiene el verdadero poder.

El resultado, pese a ser optimista, no refleja un cambio de paradigma ni una revolución. Tal vez es aún demasiado pronto para atestiguar lo que este tipo de dispositivos de muñeca pueden llegar a conseguir. Pero, en líneas generales, y aunque se han dado paso, podemos dudar de sus capacidades de atracción. Con ellos, bien se conoce, podemos, además de consultar la hora (no deja de ser un reloj), revisar la distancia recorrida, los pasos andados. Se puede consultar el correo, recibir alertas de ciertas aplicaciones como el calendario. Son meras interacciones de segundos. Pero, a lo sumo, se ejecutan a modo de complemento, para realizar simples vistazos rápidos, pero sin más alcance que momentos puntuales. En el día a día, están tecnológicamente hablando muy verdes.

Esa idea conceptual ha repercutido, sin dudas, en su aceptación global del producto. Posiblemente, en el momento en el que se logren extender las oportunidades de realizar pagos móviles con servicios como Apple Pay, Samsung Pay y tantos otros en los negocios como alternativa al uso de tarjetas en los terminales de pago en las tiendas su uso se generalizará. Pero de momento, su público parece estar dirigido a un pequeño nicho de llamados «early adopters» que acuden a toda innovación tecnológica como atraídos por cantos de sirena.

Aún así, las previsiones son optimistas y apuntan a un gran crecimiento en los próximos años a partir del momento en el que se maduren las innovaciones y se ofrezcan servicios distintos a los presentes en los «smartphones». Ya se trabajan en muchos de ellos, como método para desbloquear máquinas, acceder a vehículos, herramientas más precisas y, sobre todo, bajo la gran esperanza de una profunda revisión de su autonomía, que en la mayoría, al menos los «smartwatches» tal y como se conciben ahora (pantallas táctiles que necesitan muchos recursos), sigue siendo su principal aspecto negativo.

Según la firma de análisis de mercado IDC, la venta de «wearables» superará los 110 millones de unidades en este 2016, equivalente a un aumento del 38.2% frente a los 72 millones de productos vendidos el año anterior. Los analistas apuntan a que este crecimiento generará un mayor interés entre los consumidores y, como consecuencia, un descenso de los precios, lo que llevaría a duplicar sus ventas en 2020 (237.1 millones de unidades vendidas). Todo ello gracias al crecimiento de los «smartwatches», que impulsarán su interés en el mercado.

Los expertos recalcan que el mercado se verá impulsado la proliferación de nuevos y diferentes «wearables», ya que algunos de los productos que se fabrican actualmente abrirán puerta a nuevas experiencias, nuevos casos de uso y nuevas aplicaciones. Otra visión de futuro que permitirá atrapar al usuario será el impulso generalizado por la incorporación de las llamadas tarjetas SIM virtuales (eSim), que permitirán que estos dispositivos se independicen del móvil y ganen en servicios. «Aunque los 'smartwatches' como el Apple Watch o el Android Wear acaparan toda la atención, sólo representarán una cuarta parte de todos los 'wearables' en 2016 y aumentarán hasta un tercio en 2020», señala en un comunicado el analista senior de IDC Jitesh Ubrani.

Por su parte desde la firma de análisis Gartner se pronostican unas ventas de 274.6 millones de «wearables» para este año, equivalente a un aumento del 18.4% respecto al año anterior, cuando se registraron 232 millones de unidades vendidas. Las ventas de dispositivos electrónicos ultraportátiles generará ingresos de 28.700 millones en 2016, de los cuales 11.500 millones provendrán de los «smartwatches», sobre todo, auspiciado por el gran interés despertado por el modelo Apple Watch. «La adopción del smartwatch aumentará el 48% en gran parte debido a la popularización de Apple», sostiene Angela McIntyre, directora de investigación de Gartner, quien subraya que adopción se mantendrá «muy por debajo» de las ventas de teléfonos inteligentes.

El universo alrededor y los complementos

Solo el pasado año, Apple, cuyo desembarco en este nuevo nicho de mercado fue tardío, ha logrado colocar más de 11.6 millones de unidades de su Apple Watch, uno de los «smartwatches» con mejor acabado y prestaciones originales. Aunque se desconoce (aún) su alcance a lo largo de los últimos meses y, evidentemente, habrá que esperar a final de año para conocer más detalles sobre su relevancia en el mercado, han surgido ya previsiones de analistas (KGI Securities) que apuntan a un retroceso del 40% respecto a su primer año, vendiendo únicamente 7.6 millones de relojes.

En su lugar, se ha trabajado en otras fórmulas para crear un mayor interés en este dispositivo que se sitúa entre la moda y la tecnología. Son las correas y los demás complementos. Ahí la firma norteamericana ha encontrado una necesidad: su recambio. Uno de los últimos modelos ha sido ampliar el tipo de materiales, llevándolo desde el cuero tradicional a la robustez del nylon o la colección con la firma francesa de moda Hermès. Todos esos pequeños pagos han ayudado a prolongar las ventas en el tiempo, pero únicamente a los usuarios ya propietarios del dispositivo.

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