Una persona prueba las Oculus
Una persona prueba las Oculus - archivo

El casco de realidad virtual Oculus, abierto a la pornografía

El fundador de la compañía, actualmente filial de Facebook, asegura que no se pondrán trabajas a la distribución de contenidos eróticos en este dispositivo que saldrá en 2016

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Lejos de los límites de la moralidad, la industria de la pornografía nunca se ha cerrado a las diferentes formas de consumo que van surgiendo. Se investiga con la realidad virtual, tecnología capaz de «engañar» al cerebro con mundos alternativos. Y la punta de lanza de esta categoría tecnológica ahora mismo, el casco fabricado por Oculus, ya ha dejado caer que no bloqueará los contenidos sexuales.

El sector, que mueve más de 94.000 millones de dólares (estimaciones en 2010), ha comenzado a experimentar en contenidos para este tipo de dispositivo. Ya hay algunos juegos y películas adaptadas a la realidad virtual. Y, posiblemente, cuando estén disponibles en su versión comercial a partir del año que viene comiencen a aparecer películas de alto contenido sexual.

Según ha explicado el fundador de la compañía Palmer Luckey, durante la Conferencia de Realidad Virtual celebrada en San José (California) «la plataforma es abierta, nosotros no controlamos el tipo de software que puede funcionar en el dispositivo». Con todo, se han interpretado estas palabras como la ausencia de ningún plan del dispositivo actualmente dentro del plantel de servicios de Facebook para prevenir la llegada de contenidos para adultos.

De esta manera, y cumpliendo las previsiones, Oculus podrá ser utilizado para la pornografía inmersiva. Sin embargo, la difusión principal de este tipo de contenidos estará sujeto a las cláusulas de Facebook, empresa que cuenta con ciertas restricciones sobre los desnudos y publicaciones de sexo. No obstante, otras aplicaciones y servicios se distribuirán a través de otros canales, con lo que se vislumbra como un importante negocio para el sector de la pornografía. O lo que viene siendo lo mismo: no se pondrán trabas.

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