Habitantes de una tribu fotografiados desde el aire
Habitantes de una tribu fotografiados desde el aire - WIKIMEDIA

Así viven las 100 tribus más aisladas del mundo

Son las últimas comunidades que continúan rechazando contacto con el exterior

Madrid Actualizado: Guardar
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¿Quedan rincones vírgenes en nuestro planeta? Si pensamos en toda la información que nos ofrecen aplicaciones del estilo de Google Maps, parece que los territorios desconocidos se extinguieron hace tiempo. Sin embargo, la realidad es muy distinta: en la Tierra todavía hay lugares que se mantienen al margen del frenético ritmo global, como si el tiempo corriese de manera distinta para sus habitantes. Tribus aisladas, las últimas del mundo, que nos descubren en el blog Tech Insider.

El número de clanes que permanecen apartados evitando conexiones con individuos ajenos a su comunidad está en torno a cien, según estimaciones de la organización Survival International. La mayor parte de estas tribus habitan regiones de difícil acceso, cuestión que explica su longeva resistencia al contacto con extraños.

La selva del Amazonas, en Sudamérica; la jungla de los altiplanos en Nueva Guinea, en el sudeste asiático; o las islas Andamán, entre India y la península de Malaca, son algunas de las zonas que concentran muchos de estos pueblos.

El país que reúne la mayor cantidad de tribus aisladas es Brasil, donde se calcula que podría haber en torno a 80. Se calcula que en Perú quedan 15 comunidades de este tipo. Pero en todas partes sus formas de vida están expuestas a peligros foráneos cada vez más agresivos, especialmente los relacionados con la tala ilegal. El interés en explotar la madera suele terminar expulsando a los indígenas de las tierras que han poblado durante cientos de años.

Lo sucedido en su día con los Jarawa en las islas Andamán es un ejemplo esclarecedor del impacto que puede tener para estas tribus la llegada sin control de agentes externos. La construcción de la Carretera Nacional de Andamán en 1970 no sólo llevó asfalto al hogar de este pueblo: también llegaron cazadores furtivos, insaciables colonos y madereros y enfermedades hasta entonces desconocidas para ellos. El Tribunal Supremo Indio, en 2002; y la misma ONU, cinco años después, exigieron el cierre de la fatídica vía.

Tal como demuestra este caso, es difícil que una comunidad permanezca completamente aislada en nuestra época. La inmensa mayoría de ellas son conscientes de que hay vida fuera de su círculo, pero rehúsan cualquier comunicación o intercambio. A pesar de todo, organizaciones como FUNAI realizan grandes esfuerzos para ofrecerles protección sin interferir en sus costumbres, sobrevolando las áreas que habitan para controlar si mueven sus asentamientos al detectar alguna amenaza.

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