R. Virgili: «Todos los medios criticaban a Trump pero todos le querían para subir sus audiencias»

El vicedecano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, y premio Victory Award 2016, explica una de las claves de la victoria del magnate frente a Hillary Clinton, y frente a las grandes cabeceras, en las elecciones norteamericanas

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Un 20%, ese era el porcentaje de opciones para ganar las elecciones norteamericanas que según los analistas políticos tenía Donald Trump. Y ganó. ¿Cómo fue posible? Jordi Rodríguez Virgili, vicedecano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra y ganador del premio Victory Award 2016 a la Excelencia y Enseñanza en Comunicación Política, ha analizado este brumoso martes 13 de diciembre en el Club Internacional de Prensa las claves que pueden explicar tan sorprendente. Entre ellas, una novedosa. La insistencia de los medios de comunicación por decirle a los electores que no votaran a Trump «ayudo a reforzar y a hacer más coherente el relato de "outsider", de ir contra el sistema, que él mismo se había construido durante la campaña.

Todos le criticaban pero todos le querían para subir sus audiencias», asegura Rodríguez Virgili.

Se supone que los medios de comunicación tradicionales eran los que jugaban la baza de la credibilidad a la hora de desequilibrar la balanza hacia Trump o hacia Hillary Clinton, la candidata republicana. Y lo hicieron. Pero justamente en el sentido contrario al que pretendían. «De 53 grandes cabeceras estadounidenses, solo 2 apoyaron a Trump durante la campaña. Pero ganó. La pérdida de poder editorial, de capacidad de convencer a la gente, ha sido evidente».

«Bendición para las televisiones»

Pese a su campaña populista y a que los grandes medios se volcaron en demostrar las numerosas falsedades e incoherencias de la campaña de Trump, este venció. «Los medios criticaban con dureza la campaña de Trump y, a la vez, le sobreexponían. El candidato republicano marcaba la agenda y los medios le seguían porque daba audiencia. El presidente de la CBS llegó a decir que Trump era una bendición para las televisiones», indica R. Virgili. De hecho, Trump rompió incluso esquemas clásicos de comunicación política como que si no acudes a los debates regalas opciones a tus adversarios. «Trump era tan mediático que si no estaba en el debate, la audiencia bajaba y por eso las televisiones acabaron amoldándose a sus exigencias ventajosas», recuerda este experto en comunicación política.

Y cuando no rompió moldes clásicos de comunicación política fue porque le beneficiaban. Los fakes, las conocidas noticias falsas, «que siempre son recordadas mejor que las verdaderas», señala R. Virgili, y rememora la maquiavélica campaña ideada por Karl Rove en las primarias republicanas para laminar la credibilidad de McCain frente a George W. Bush. Rove mandó un cuestionario a los posibles votantes preguntándoles qué les parecía que McCain hubiese tenido un hijo fuera del matrimonio, cuando esto esta absolutamente falso, y Bush ganó.

Las noticias falsas se recuerdan mejor que las verdaderas

En el caso de Trump se recuperó esta estrategia pero adaptada al nuevo escenario de las redes sociales. «Mensajes como "El Papa apoya a Trump" eran mentira, pero reforzaban marcos conceptuales de sus posibles votantes y movilizaban su voto. Hillary no consiguió movilizar a sus electores y al final Trump ganó más por una derrota de Hillary que por una victoria suya. Ni siquiera tuvo que explicar su programa electoral. Su mensaje fue: "lo que ellos han hecho no funciona, probad conmigo, que he demostrado hasta dónde he llegado como empresario". Y sus votantes se identificaron con él más que los de Hillary con su candidata. Por eso se quedaron en casa. Los medios no pudieron contrarrestar esos mensajes con su capacidad editorial».

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