El joven polaco Kamil Wronski posa junto a sus padres
El joven polaco Kamil Wronski posa junto a sus padres - EFE

El universitario más joven de Polonia

Tiene 9 años y compagina el curso escolar con estudios#de matemáticas, montaje y robótica en una facultad de Lublin

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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Alos 4 años de edad le gustaba jugar con piezas de construcción. La diferencia con el resto de los niños es que Kamil Wronski insistía en que aquellas torres debían cobrar movimiento, por lo que pidió a su padre que le acompañase a una ferretería y se hizo con las piezas necesarias para construir un motor que alimentó con la batería de litio del teléfono móvil de su madre. Antes de cumplir 5 años ya había ganado un concurso de robótica al que se inscribió adjunto a su padre, por no cumplir la edad reglamentaria, y a los 7 patentó un coche de juguete que rebota contra los obstáculos. Cumplidos los 9 años, ha ingresado ya en la Universidad de Lublin, convirtiéndose en el universitario más joven de Polonia, y posiblemente del mundo.

El doctor Przemyslaw Filipek, uno de sus nuevos profesores, asegura que en sus primeras clases ha estado «extremadamente atento» y «tomando nota de todo en su cuaderno lineado» en primera fila, aunque reconoce que traía loco al estudiante del asiento contiguo, al que constantemente requería en voz baja aclaraciones.

A partir de ahora, la vida de Kamil transcurrirá entre las aulas universitarias y las escolares. El sistema educativo polaco no permite el abandono del colegio a esa edad, y, aunque lo permitiese, los pedagogos que han estudiado su caso consideran que sería perjudicial para su desarrollo social y emocional perder el contacto con otros niños de su edad. Una cosa es que haya aprobado el examen de matemáticas de selectividad a esta temprana edad, y otra muy diferente que pueda prescindir de asignaturas venideras como las de lengua, literatura e historia polaca. En la Universidad, en cambio, se ceñirá a las materias que más le interesan: matemáticas, robótica y técnica de fabricación y montaje. Se lleva a casa deberes sobre cómo crear piezas de robótica virtuales para imprimirlas después en 3D y utilizarlas como componentes de sus montajes.

Su integración universitaria será progresiva. Tras una primera etapa de una visita semanal, desde el pasado mes de marzo, su asistencia va incrementándose hasta las tres semanales, 15 horas por semana, según ha explicado la profesora de Politécnica Iwona Czajkowska-Deneka. Kamil ha mostrado a la televisión, muy ufano, su recién estrenado carné universitario, pero le resulta imposible estarse quieto durante las declaraciones y constantemente escapa del encuadre para jugar con uno de los robots que tanto le interesan. «Al principio tenía un poco de miedo porque nadie iba a creerse que yo era un estudiante de verdad», ha confesado.

A su mamá, Johana Wronska, se le cae la baba, aunque reconoce que el día a día con un hijo de estas características no es precisamente fácil. «Nos hace constantemente preguntas que no podemos responder —lamenta—; la última, por ejemplo, que cómo funciona la Unión Europea».

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