Máquina expendedora de pruebas de VIH
Máquina expendedora de pruebas de VIH - Weibo

Test exprés del VIH en máquinas expendedoras de una universidad china

Cuestan solo 4 euros y evitan a los jóvenes pasar el apuro de solicitarlas

Corresponsal en Pekín Actualizado: Guardar
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Entre refrescos, chocolatinas y botes de «noodles» (tallarines) instantáneos, una máquina expendedora de una universidad al suroeste de China vende pruebas del sida por solo 30 yuanes (cuatro euros). Tan chocante imagen, que ha corrido como la pólvora por las redes sociales chinas, forma parte de la última campaña para prevenir la propagación de dicha enfermedad, sobre todo entre los más jóvenes.

Por diez veces menos de lo que cuesta en el mercado, los alumnos de la Universidad Petrolera de Nanchong, en la provincia de Sichuán, pueden adquirir este sencillo test para comprobar a través de su orina si tienen el virus del VIH. Sin necesidad de hacerse una prueba de sangre, y de forma anónima, no tienen más que enviar la muestra al laboratorio con un código y llamar a un número de teléfono o consultar un portal de internet para conocer el resultado.

De esta forma les resulta más fácil someterse a la prueba del sida, ya que el estigma que aún pesa sobre dicho mal en China es tal que muchos jóvenes prefieren no pasar los controles médicos por vergüenza.

A tenor de los datos oficiales de la ONU, en este país hay ya medio millón de seropositivos. Aunque supone una cantidad pequeña en comparación con los 1.300 millones de habitantes que tiene China, la cifra real podría ser mucho mayor por la escasa prevención que hacen las autoridades y la nula educación sexual de los jóvenes.

Desde 2010, se han registrado más de 200.000 nuevos casos, sobre todo entre parejas del mismo sexo que tienen relaciones sin usar preservativo, ya que los profesores no hablan de sexo en escuelas ni universidades. Todo ello a pesar de la desenfrenada «revolución sexual» que ha traído la apertura social provocada por el extraordinario crecimiento económico de China durante las últimas décadas.

Por romper una lanza a favor de la prevención y la concienciación, la venta de pruebas del sida en máquinas expendedoras ha sido alabada por numerosos internautas. Tal y como recoge el «What’s on Weibo Reports», que analiza los debates en este foro similar al censurado Twitter, un usuario ve la iniciativa como «un paso en la dirección correcta» porque «cuanto antes descubra uno que tiene el sida, antes podrá tratarse y disminuirá el riesgo de que contagie a otros». Para otro internauta, el aumento de la enfermedad en China se debe al «sentido de vergüenza y rechazo social» que sufren muchos infectados, discriminados en sus lugares de estudio o trabajo.

Para acabar con esta falta de sensibilidad hacia los afectados, la Asociación para la Prevención del VIH y las Enfermedades de Transmisión Sexual ha tomado esta osada decisión. El problema, según alertan algunos usuarios, es que el bajo precio de dichos test fomente la picaresca, ya que algún estudiante espabilado podría comprarlos en masa y luego venderlos en internet diez veces más caros. Con polémica, la campaña ha abierto un fuerte debate en internet y sirve para concienciar a los más jóvenes. Igual que aquel famoso anuncio que, allá por los años 90, revolucionó a España con su inolvidable lema « Póntelo, pónselo». Lo importante, en estos casos, es que se hable del sida.

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