La víctima estaba hospitalizada en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid
La víctima estaba hospitalizada en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid

El último adiós a la primera víctima por fiebre hemorrágica en España

Raúl, de 62 años, falleció el pasado 25 de agosto. Sus hijas, una de ellas embarazada, están sometiéndose a controles de temperatura como medida de precaución

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El hombre fallecido el 25 de agosto tras contagiarse del virus de la fiebre hemorrágica Crimea Congo a través de la picadura de una garrapata, ha sido enterrado en San Juan del Molinillo (Ávila), el municipio donde nació.

El varón, de 62 años y de nombre de pila Raúl, recibió sepultura el viernes pasado en San Juan del Molinillo, una localidad que visitaba a menudo y que está integrada por los anejos de Navandrinal y Villarejo. En este último núcleo de población residía la víctima mortal cuando viajaba hasta Villarejo, en una casa cercana a la de sus padres.

En la zona residen una tía y una prima de la víctima a la que se les ha recomendado que se tomen la temperatura «una o dos veces al día»

como medida de precaución y para descartar cualquier contagio, ha explicado el alcalde del municipio, Ángel Herranz.

Lo mismo sucede con sus hijas, de las que una de ellas está actualmente embarazada y se someterá a unas pruebas como medida de precaución.

Una vecina de Villarejo, Esperanza Andrino Gil, ha apuntado cómo una semana antes de su muerte en Madrid, el hombre salió al monte y regresó diciendo que «notaba que le había picado algo». A partir de entonces, según su relato, la pierna «se le empezó a poner negra» y fue trasladado a Madrid, donde murió una semana después.

«Sensibilizados pero no alarmados»

Los vecinos de San Juan del Molinillo, núcleo de población de 244 habitantes, están «sensibilizados pero no alarmados» tras conocer que la primera víctima mortal por fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en Europa Occidental, era de este pueblo, aunque habitualmente vivía en Madrid, ha señalado su alcalde.

Herranz ha explicado hoy a Efe que su fallecimiento, a los 62 años, ha sido «muy sentido» no solo por ser natural de San Juan del Molinillo, sino también «por la forma en la que se ha producido».

El regidor de este pueblo, situado a unos 35 kilómetros al sur de la capital, en el Valle del Alberche, ha apuntado que lo sucedido es «algo puntual», ya que «no es una zona en la que haya cantidad de garrapatas».

Ha añadido que los vecinos están «alucinados» por el fatal desenlace en una semana, porque tenía «toda la vitalidad y la salud del mundo».

Tras el impacto inicial de la muerte, los vecinos del municipio se encuentran tranquilos, aunque estos días están algo más nerviosos por la atención mediática que está despertando el caso.

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