Hojas de laurel
Hojas de laurel - ABC

Tráfico de drogas o tráfico de laurel en Lisboa

La capital portuguesa protesta en la calle por la proliferación de «camellos» que engañan a los turistas vendiendo «hierba» que, en realidad, no lo es

Corresponsal en Lisboa Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La Baixa, única zona llana del centro de Lisboa y saturado feudo turístico, lucha desde hace años contra el tráfico de drogas en forma de cuadrillas de jóvenes (y no tanto) prestos a ejercer como «camellos» y a engañar a los transeúntes dando gato por liebre. ¿Hachís? ¿marihuana? El descaro no tiene límites las 24 horas del día, con los vendedores ilegales intentando sacar dinero a toda costa, incluso recurriendo a ofrecer hojas de laurel camufladas como hierba con propiedades estupefacientes.

La práctica se extiende a las colindantes plazas de Rossio y Figueira, donde proliferan a sus anchas las mafias controladas por indocumentados procedentes de países del Este. Igualmente, puede observarse el mismo trajín en la plaza de Camoes (antesala del bullicioso Barrio Alto) y en Cais do Sodré, otro de los distritos preferidos por las que buscan juerga nocturna.

No se trata de un fenómeno nuevo ni exclusivo de la capital portuguesa, pero el hartazgo de los vecinos los ha llevado a lanzarse a la calle hace unos días para protestar mientras exhibían pancartas donde podía leerse: «Venta de laurel. ¡Basta ya!» o «Cuidado: se vende laurel como si fuera droga».

Y es que no faltan los turistas incautos que adquieren las bolsitas expuestas sin pudor ante sus incrédulos ojos. Después, cuando ya han pagado y se las p rometen muy felices a la hora de fumar la supuesta «hierba», descubren el truco.

Demasiado tarde para arrepentirse y, si denuncian a los traficantes, nada acontece: la policía no puede actuar porque la mercancía solo es «paja» y semejante operación apenas engrosa la lista de anécdotas callejeras.

Ni siquiera la proximidad de dos comisarías (una en la plaza de Restauradores, especializada en la atención a turistas en varios idiomas, y otra en el cercano barrio de Martim Moniz) disuade a los delincuentes. Tampoco se cortan para desarrollar su ‘actividad’ a las puertas del Ministerio de Administración Interna, en la Plaza del Comercio, junto a la desembocadura del río Tajo.

Claro que su «ingenio» apenas alcanza al de los «camellos» que colocan la cocaína, pues muchos de ellos (en Lisboa o en Madrid) ofertan como «polvos blancos» lo que no pasa de simple metamizol (Nolotil, por ejemplo) obtenido por unos pocos euros en cualquier farmacia.

Su «modus operandi» resulta sencillo: vacían el contenido de las cápsulas y lo transfieren a las pequeñas bolsas de «brown sugar», tal cual cantaban The Rolling Stones en su célebre canción homónima.

Ya en 2015 el entonces concejal de Seguridad del Ayuntamiento socialista de Lisboa, Carlos Manuel Castro, declaró la «guerra» a «la presencia de falsos traficantes de drogas».

Además, el Comando Metropolitano de Lisboa (perteneciente a la Policía Nacional) emitió un informe donde aseguraba: «Una parte de los productos vendidos en la Baixa como hachís no lo es, en realidad. Es laurel prensado y no implica ninguna práctica criminal».

Ver los comentarios