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Informe Foessa

Siete de cada diez hogares españoles no percibe los efectos de la recuperación económica

Las familias con mayor capacidad para enfrentar el nuevo ciclo económico son matrimonios sin hijos a cargo, mayores de 60 años y con vivienda en propiedad

Madrid Actualizado: Guardar
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Tres años después de la salida de la crisis, siete de cada diez hogares en España no perciben los efectos de la recuperación económica. Además la mitad (50,1%) se encuentra peor que al inicio de la recesión, ya que su red de apoyos se ha debilitado. Esto quiere decir que las familias han perdido capacidad para ahorrar (59,5%), ha empeorado la estabilidad de sus ingresos económicos (42,3%) y la seguridad de mantener el empleo (38,2%). La mejora de la economía pasa aún más inadvertida entre los hogares en situación de pobreza, ya que nueve de cada diez de estas familias no han notado ninguna mejora en su situación financiera.

Estas son algunas de las conclusiones del informe Análisis y Perspectivas 2017 presentado este jueves por la Fundación Foessa, que en esta edición está dedicado al tema «Desprotección social y Estrategias familiares».

El estudio, realizado a partir de datos oficiales y una encuesta a 1.300 hogares españoles en 17 comunidades autónomas, comprueba que «el crecimiento económico sigue conviviendo con altos índices de pobreza y desigualdad porque no es lo mismo que el desarrollo social. Es falso decir que la mejor política social es la del crecimiento económico», explicó este jueves el secretario general de Cáritas Española, Sebastián Mora, quien insistió en que los buenos datos macroeconómicos «son necesarios pero no son suficientes».

La mitad de las familias cree que en cinco años seguirán estando como están

La crisis además ha empeorado la situación del 78% de los hogares en exclusión social, mientras que solo el 22% ha conseguido mantener las mismas circunstancias. «La crisis –señala el informe– supuso un auténtico tsunami social y los años poscrisis no han servido para reparar sus efectos, más allá de una paralización del deterioro en parte de los hogares y un retroceso en los que estuvieron más afectados». «La recesión ha empobrecido la pobreza», indicó Mora. La prueba es que dos de cada tres personas en situación de exclusión social ya lo estaban antes de 2008.

Ante situaciones de gravedad, las familias confían más en la respuesta de las organizaciones sociales que de los Servicios Sociales Públicos

La vivienda en propiedad, un factor protector

Ante el nuevo ciclo económico, los hogares con mayor capacidad para enfrentar a este nuevo contexto son los constituidos por dos personas sin menores a cargo, mayores de 60 años, con estudios superiores y vivienda en propiedad. El informe concluye que «la propiedad ya pagada es un factor altamente protector», incluso señala que aquellos hogares que pagan hipotecas, «su situación es más positiva que los hogares en régimen de alquiler».

El estudio aporta un dato muy revelador. Frente a situaciones de gravedad, las familias confían más en la respuesta de las organizaciones sociales que de los Servicios Sociales Públicos. Un 57,8% de los encuestados considera que las instituciones privadas tiene una mayor capacidad de ayuda que los servicios sociales (46,3%). Esta mejor valoración de organizaciones como Cáritas o Cruz Roja podría estar influenciada por «su mayor flexibilidad para adaptarse a los cambios planteados por las necesidades ciudadanas y por una mayor capacidad de respuesta rápida ante situaciones de emergencia social», indica el estudio.

Seis de cada diez hogares no solo han perdido la capacidad de ahorrar sino que no cuentan con ahorros acumulados

Pese a los buenos datos macroeconómicos, la mitad de la población sigue creyendo que en los próximos cinco años seguirán estando como están (47,1%), mientras que tan solo el 19,9% cree que mejorará la la situación de su hogar. Un 26,4% cree, sin embargo, que empeorará. Esta tónica pesimista se agudiza en todos los hogares bajo el umbral de pobreza.

Además, la mayor parte de la población considera que la participación política y social no es una vía útil para mejorar sus condiciones de vida. De hecho, la utilidad del voto es la menos valorada, ya que solo el 21,7% se muestra de acuerdo con la eficacia del ejercicio de este derecho. Los ciudadanos tampoco confían en la utilidad de la participación en movilizaciones aunque creen un poco más en la utilidad de la pertenencia a una asociación.

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