Grapas de plástico que ponen los ladrones para vigilar si las casas están vacías
Grapas de plástico que ponen los ladrones para vigilar si las casas están vacías - Matías Nieto

¿Quién roba en casa?

Los grupos autóctonos son los que cometen más robos, aunque hay bandas muy activas formadas por albaneses, y peligrosas como las de origen georgiano, según los expertos

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Es verano y la publicidad nos recuerda que nuestra vivienda puede ser objeto de deseo de los cacos mientras nos tostamos al sol a cientos de kilómetros del hogar. Pero los ladrones no reparan en las estaciones y, aunque con una tendencia más o menos estable en los últimos años, siguen entrando en casa. ¿Quiénes son?

No hay un perfil único, ni mucho menos, como señala el comandante Alberto Rodao, jefe del Grupo de Delitos contra el Patrimonio de la Unidad Técnica de Policía Judicial (UTPJ) de la Guardia Civil, un cuerpo que solo en 2015 detectó en su demarcación 322 grupos organizados dedicados a los robos en viviendas.

A finales del año pasado la Guardia Civil aún tenía abiertas 60 investigaciones sobre esos grupos, con «modus operandi» diversos, integrados por personas de distintas nacionalidades, también española, que buscan sobre todo dinero y joyas e intentan no usar la violencia con los moradores de las viviendas.

Y, sobre todo -y esa es la principal dificultad en la investigación-, son itinerantes. Hasta el punto, dice el comandante, que pueden salir de Madrid por la A6, cometer unos cuantos robos en Asturias, por ejemplo, y volverse por la noche a la capital por la A1.

Solo es una forma gráfica de describir la naturaleza de esos grupos, que actúan tanto en las ciudades como en urbanizaciones de municipios medianos de España y de otros países europeos. De ahí que la comunicación con las policías de estados comunitarios sea permanente y la colaboración necesaria e imprescindible.

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Datos del Ministerio del Interior reflejan la evolución desde 2009 a 2014 de estos delitos. Así, los robos con fuerza en las casas, centrados exclusivamente en los domicilios, ha ido aumentado a razón de unos 10.000 por año desde el primer ejercicio analizado (80.756) hasta 2013 (127.444), para disminuir en casi 6.000 en 2014, que cerró con 121.779 en toda España frente a los más de 127.200 de 2013.

Los robos en casa, subraya el comandante, crean una inseguridad subjetiva que, en general, no se corresponde con los datos de los perpetrados con violencia, pero personalmente afectan porque suponen «violentar tu intimidad».

Sin embargo, comparados con las cifras de robos con fuerza, los cometidos en viviendas con violencia o intimidación arrojan números mucho más pequeños: 3.777 en 2009, con una evolución al alza en ejercicios sucesivos hasta los 5.127 de 2014, año en el descendieron en unos 1.200 respecto al ejercicio anterior.

Las investigaciones reflejan que son los grupos autóctonos los que cometen más robos, pero junto a ellos hay todo un abanico de bandas organizadas formadas por distintas nacionalidades, muy especializadas algunas, con uso de tácticas militares otras y más chapuceras otras pocas.

Algunos de los grupos más activos están formados por albaneses. Uno de ellos, por ejemplo, llegó a asaltar en un mes 50 chalés de lujo en la Comunidad de Madrid. Aprovechaban el periodo legal de tres meses que podían permanecer en España para robar y después largarse a su país.

Peligrosos son los grupos de georgianos, que con unas características que se asemejan a la mafia rusa, se configuran con una cadena jerárquica en cuyo escalón más bajo figuran, por ejemplo, yonquis a los que el jefe les exige semanalmente unos resultados. Se mueven por toda Europa.

Muy numerosos, quizá porque también vive en España una colonia importante, son los rumanos, aunque son menos selectivos y arramplan con todo lo que se encuentran a mano. Incluida la ropa, como hizo un grupo, que se la llegó a poner y actuó con ella hasta que fue desarticulado.

Y pueden entrar en casa también bandas de españoles que se hacen pasar por policías o guardias civiles, perfectamente uniformadas y que asaltan, como ocurrió en Madrid, las casas de ciudadanos chinos, que suelen llevar a sus moradas el dinero en efectivo que ingresan en sus tiendas y bazares.

¿Qué roban? Fundamentalmente, los ladrones, que suelen hacer un «estudio» preliminar de su víctima, quieren dinero y joyas, aunque no descartan móviles y otros aparatos electrónicos si salen a su paso. A veces, como han comprobado los investigadores, esconden su botín en zulos en el campo y dejan pasar al menos un mes antes de volver a por él.

Aunque parezca raro, no es fácil que los integrantes de estos grupos acaben con sus huesos en la cárcel. Es esta quizá la espinita que tienen clavada los investigadores, como han reconocido a Efe tanto agentes de la Guardia Civil como de la Policía Nacional.

Primero, porque su persecución no es fácil, dada su itinerancia. Hasta en cinco países europeos han actuado algunos grupos. Y esa itinerancia, que también se da dentro de España, ha provocado casos curiosos, como que una veintena de partidos judiciales distintos lleven la investigación de robos cometidos por una misma banda.

No es fácil agrupar la causa, y de esa debilidad se aprovechan los delincuentes, como también de la de no poder probar con el «cuerpo del delito» que se ha cometido la acción ilícita, porque muchas veces el objeto robado no se recupera.

La ausencia de testigos, ya que muchos robos son en casas vacías aisladas, también contribuye a un difícil esclarecimiento de los hechos. Por todo ello, la tasa de eficacia policial puede resultar baja en comparación con otros delitos, así como la de condenas.

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