Una mujer sostiene un cartel en el que se lee «Libertad de elección no terror» durante la manifestación en contra de la prohibición del aborto
Una mujer sostiene un cartel en el que se lee «Libertad de elección no terror» durante la manifestación en contra de la prohibición del aborto - EFE

El Parlamento polaco aborda la prohibición total del aborto

La norma propone penas de cárcel para las mujeres que interrumpan voluntariamente el embarazo

Berlín Actualizado: Guardar
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Por 267 diputados a favor y 154 en contra, el Parlamento polaco admitió ayer a trámite una reforma de la ley del aborto impulsada por una campaña de firmas ciudadanas.

La legislación polaca, aprobada en 1993 y considerada una de las más restrictivas de Europa, sólo permitía la interrupción del embarazo en caso de violación o incesto, o cuando representa un riesgo para la salud de la madre o el feto presenta deformaciones graves. El proyecto de la plataforma ciudadana «Stop Aborcja» («Detener el aborto»), respaldado por alrededor de medio millón de firmas, mantiene solamente el supuesto en que la vida de la madre corra un peligro grave, eliminando los demás y contemplando penas de prisión para las mujeres que aborten en cualquier otra circunstancia.

Este último punto, sin embargo, no tiene segura todavía su entrada en la nueva ley. El portavoz parlamentario del partido en el poder, Ley y Justicia, Tomasz Latos, recordó durante la sesión parlamentaria que «La Constitución garantiza la protección legal de la vida de todos los polacos, incluidos los nasciturus», pero se mostró «en contra de castigar a las mujeres que aborten», extremo este que quedará en manos de una comisión parlamentaria para su estudio.

Para elevar a trámite parlamentario la iniciativa popular, la plataforma necesitaba recabar cien mil firmas en el plazo de tres meses, proceso que ha llevado en secreto para evitar injerencias desde el extranjero. «Si no hubiésemos ocultado la recogida de firmas hasta el último momento y esta hubiese llegado a los medios de comunicación de habla inglesa, las fuerzas pro aborto extranjeras habrían destinado dinero para combatir el esfuerzo ciudadano», explicaba ayer en la televisión polaca uno de los promotores de la campaña, Jacek Sapa, apoyado por los obispos polacos y por un recién formado comité parlamentario pro-vida.

Un asunto histórico

En Polonia, el aborto fue impuesto por primera vez por los invasores nazis y mantenido después durante décadas por la legislación soviética. El nuevo gobierno polaco, formado en 2015 por el ultraconservador partido Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczinski y presidido por Beata Szydlo, llevaba en su programa electoral un endurecimiento de la legislación de 1993, una de las primeras implementadas en el país tras la caída del Muro de Berlín, pero las presiones de Bruselas habían ido retrasando el cumplimiento de este punto y, finalmente, se ha limitado a respaldar, dando libertad de voto a sus diputados, una iniciativa ciudadana.

Según los datos del Ministerio de Salud polaco, los 82.000 abortos registrados en 1989 habían sido reducidos a cerca de 500 en 2008, a pesar de que, ateniéndose a las denuncias de la plataforma «Stop Aborcja», los médicos hacen a menudo la vista gorda sobre los supuestos no permitidos por la ley. A los embarazos que surgen como resultado de actos ilícitos, supuesto referido a casos de violación o incesto, suelen acogerse también los embarazos de adolescentes, basándose en que la ley prohíbe la relación sexual con una persona menor de 15 años de edad.

Una segunda iniciativa presentada por el Partido Campesino (PSL) para liberalizar el aborto durante las doce primeras semanas de gestación fue rechazada con 230 votos en contra, frente a 173 a favor y 15 abstenciones.

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