Un enfermo llega por Urgencias al Hospital de Cabueñes
Un enfermo llega por Urgencias al Hospital de Cabueñes - A. Flórez

El personal de Urgencias de Asturias al límite: «Llegas a casa con crisis de ansiedad»

«Estas navidades se vieron imágenes tercermundistas, con gente tirada por el suelo y hacinada», asegura una enfermera

Gijón Actualizado: Guardar
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«Agotados, amargados, ninguneados, incomprendidos...». Es como se sienten los profesionales del Servicio de Atención Continuada (SAC) que trabajan en los centros de salud, según manifestaron a EL COMERCIO. La que califican de «mala planificación» por parte de la Consejería de Sanidad hizo que en el último mes tuviesen que enfrentarse a fines de semana y festivos en pleno pico de la gripe sin apenas refuerzos, acusan. La situación, advierten, es «insostenible». «Estamos haciendo jornadas de doce horas durante tres y cuatro días seguidos, pero es que, además, lo hacemos en unas condiciones deplorables y bajo una enorme presión. No sé ni cómo aguantamos, supongo que estamos hechos de una pasta especial», asevera una médica que prefiere no dar su nombre.

«Sabemos que estamos contratados para esto, pero creo que Sanidad podría organizar mejor las cosas. Es que el desgaste es enorme. Llegas a casa con tal agobio que hasta sufres crisis de ansiedad», indica. Y eso, teniendo en cuenta que «en general la población es comprensiva».

Hay, eso sí, excepciones. «Hay Puntos de Atención Continuada donde los enfermos son más exigente y tienen menos aguante, como en el centro de salud de El Llano (en Gijón). Allí sí que se vivieron situaciones complicadas debido al comportamiento agresivo de algunos», señala. No es raro, agrega, que durante los fines de semana los profesionales se vean obligados a llamar a la Policía para tranquilizar a la gente. «Tengo colegas que se pasan las doce horas sin comer y sin ir al baño, pues no se atreven a pasar por la sala de espera porque la gente no entiende que abandonen su puesto cuando llevan tanto tiempo aguardando», relata la médica.

Una de sus compañeras, enfermera, suscribe punto por punto estas duras palabras. «Es que se lo cuentas a la gente y no se lo cree. Tenemos condiciones que recuerdan más a una empresa de trabajo temporal que al Servicio de Salud», dice. Unas condiciones, afirma, que «en ocasiones hacen que te replantees si hiciste bien al estudiar Enfermería o Medicina. Llegamos al punto de odiar la profesión y son muchos quienes ya tiraron la toalla. Otros aguantamos porque llevamos muchos años de fidelidad al servicio y tenemos la esperanza de que la situación mejore, como nos dicen una y otra vez. Sin embargo, pasa el tiempo y todo sigue igual».

En su caso, lleva más de diez años en el SAC. Diez años que pesan como diez losas y que afectan no solo a los propios profesionales, sino a su entorno. «Estamos poniendo en juego nuestra vida privada. No solo porque a veces el agobio lo pagas en casa, sino porque, por ejemplo, si tienes niños pequeños pasas días sin verlos», explica. Y agrega que el agotamiento es también físico. «Durante estas fiestas salíamos de trabajar y pasábamos de las cenas de Nochebuena o Navidad. Llegas a casa y solo quieres tirarte en la cama a descansar, pues al día siguiente te espera más de lo mismo». La situación, coinciden ambas, no solo pasa factura al personal. «Evidentemente, todo esto repercute en el paciente. Estas navidades en los centros se vieron imágenes tercermundistas, con gente tirada en el suelo y hacinada», abundan.

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