Marcha contrala violencia machista
Marcha contrala violencia machista - MAYA BALANYA
Portugal

Permiten a un condenado reincidente por violencia doméstica seguir viviendo con la víctima

El nieto tuvo que trasladarse a vivir con el matrimonio para proteger a su abuela, pero ahora la mujer teme un infierno cotidiano aún mayor

Corresponsal en Lisboa Actualizado: Guardar
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El Tribunal de Apelación de Oporto ha revertido una condena anterior a un jubilado por reiterada violencia doméstica y determina que el citado individuo puede seguir viviendo en el mismo domicilio que ha compartido con la víctima desde que se casaron hace 47 años.

El matrimonio reside en un barrio social de la segunda ciudad más importante de Portugal, donde sólo pagan 40 euros de alquiler.

El hombre, que cobra una pensión de 550 euros mensuales y está bajo tratamiento oncológico, recurrió la decisión de alejarse obligatoriamente de su esposa, pues la sentencia no especificaba quién de los dos tenía que abandonar la residencia.

El jubilado, antiguo trabajador en la refinería de Matosinhos, alegó que no tiene dónde ir ni recursos para pagar un alquiler a precio de mercado, dado que carece de una vivienda en propiedad.

El caso es que hubo indicios más que suficientes en el primer juicio de que le daba patadas a su mujer con frecuencia, mientras le decía que era una prostituta y que algún día la mataría. Tanto es así que un nieto se trasladó a vivir al domicilio para proteger a su abuela y acreditó que había sido testigo de numerosos episodios de violencia, con amenazas al tiempo que le colocaba un cuchillo en el cuello.

Algunos de los magistrados de la sala le apuntaron al juez que existen muchas posibilidades de que reincida si se le permite continuar viviendo en la misma, pero la determinación final se limita a puntualizar: «Si quebranta las reglas en la convivencia cotidiana y vuelve a agredir a la mujer, entonces acabará ingresando en prisión».

En su opinión, esta seria advertencia basta para disuadir al jubilado de volver a las andadas, pero la todavía esposa teme que su existencia se convierta en un infierno aún mayor que el ya experimentado a lo largo de todos estos años.

Precisamente, acaba de publicarse el informe anual del Observatorio de Mujeres Asesinadas en el país vecino. Los datos relativos a 2016 testimonian 22 crímenes, lo que da una media de dos muertes por mes. Con todo, son siete menos que el año anterior. Eso sí, otras 23 mujeres figuran en el registro por haber escapado «in extremis» a intentos de homicidio.

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