Patatas fritas más sosas y galletas con menos azúcar: lo que se va encontrar la próxima vez que haga la compra

El ministerio de Sanidad se alía con la industria para mejorar la composición de los alimentos y bebidas y reducir el contenido de azúcar, sal y grasas en más de 3.500 productos

J. G. Stegmann

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Si al consultar las etiquetas de las galletas, el pan de molde, el tomate frito o las patatas fritas aprecia una reducción en el porcentaje de azúcar, sal o grasas saturadas, no se sorprenda. Es parte de un gran plan lanzado este lunes por la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat .

Montserrat ha anunciado este ambicioso proyecto a bombo y platillo: « Es una de las acciones más relevantes que hemos puesto en marcha desde mi llegada ». Con él se pretende mejorar la composición de los alimentos y bebidas y reducir, en un plazo de tres años (2017-2020), el contenido de azúcar, sal y grasas en más de 3.500 productos en torno a un 10 por ciento . La medida no es impuesta, es decir, Sanidad ha llegado a un acuerdo con más de 500 empresas para llevarlo a cabo.

Los productos incluidos en el plan aportan el 44,5 por ciento de la energía de la cesta total de la compra de la familia española . Pero los cambios también afectarán a los productos ofrecidos en los colegios, hospitales, bares, restaurantes, catering y «vending», es decir, las máquinas expendedoras de muchos lugares de trabajo.

En el caso de colegios y hospitales (y en los establecimientos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado) se aumentará la oferta de platos a base de hortalizas, carnes magras, platos cocinados a la plancha, fruta y habrá menos platos precocinados . En los bares y restaurantes se reducirá el contenido de azúcar y sal de los sobres monodosis y habrá más desayunos con leche desnatada. Por último, en el caso de las máquinas expendedoras se reducirá la dosis máxima de azúcar añadido presente en el café, té o chocolate caliente. Además, habrá una mayor oferta de agua y bebidas refrescantes sin azúcar añadido.

El plan no solo pretende mejorar la alimentación de los españoles sino también prevenir enfermedades crónicas como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Todas ellas con un enemigo común: la obesidad.

En España hay actualmente un 23 por ciento de obesos (7.500.000), según los últimos datos de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). En la población adulta esta enfermedad está creciendo más lentamente pero en los niños se mantiene estable, en un preocupante 18 por ciento. Monstserrat ha reconocido que la obesidad sigue siendo uno de los principales problemas de salud pública: «Este plan va a servir para afrontar los grandes retos que tenemos por delante, como es la mayor longevidad de las personas que provoca una mayor incidencia de las enfermedades crónicas o la obesidad, que aunque se ha conseguido reducir aún sigue siendo uno de los principales problemas de salud pública », explicó Montserrat.

Mejor alianza que imposición

Preguntada por este periódico si, dependiendo de la buena voluntad de las empresas, este plan realmente puede cumplirse, Montserrat defendió que así será «porque hay muy buena voluntad» y porque, además, «haremos un seguimiento».

También defendió que es mejor el compromiso con las empresas que la imposición, por ejemplo, a través de impuestos: «Lo que tenemos que hacer es concienciar a toda la sociedad. Mucha gente piensa que la imposición soluciona las cosas y lo importante es sensibilizar y hacer un esfuerzo como sociedad, acompañados de la administración y de la industria que cree firmemente en los hábitos saludables».

En cuanto a la posibilidad de prohibir las grasas trans como han hecho otros países europeos (en lugar de buscar el consenso) Montserrat señaló que consideran el plan español «el mejor instrumento y estamos convencidos de que tendrá un impacto positivo en favor de hábitos saludables para toda la sociedad».

Este plan pretende acercar la ingesta energética diaria a los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud. En el caso de azúcar tiene que ser menos del 5 por ciento de la ingesta total diaria y en España este porcentaje es superado por un 70,5% de los niños de 3 a 9 años , un 25,6 por ciento de adultos y un 44,9 por ciento de embarazadas, según datos de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan). «Actualmente superamos esos niveles pero estas reducciones nos van a ayudar a acercarnos a esas recomendaciones de la OMS», aseguró Teresa Robledo de Dios, directora de Aecosan.

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