¿Qué pasa si se dispara el CO2 en la atmósfera?

El nivel de los gases de efecto invernadero aumenta a un ritmo sin precedentes

Medición de emisiones de CO2 en un coche, en Fráncfort (Alemania) EFE
Araceli Acosta

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El efecto invernadero es necesario para la vida en la Tierra. Sin él, la temperatura media de nuestro planeta (que es de unos 14ºC) sería 30ºC más fría. El problema está en que estamos aumentando la concentración en la atmósfera de gases de efecto invernadero procedentes de la actividad humana a un ritmo muy peligroso.

Un aumento muy rápido

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) acaba de advertir de que la concentración media mundial de CO2 ha superado las 400 partes por millón (ppm) de 2015 y se situó en 2016 en las 403,3 ppm, como resultado de las actividades humanas combinadas con un intenso episodio de El Niño. «Desde mediados del siglo pasado la concentración de CO2 en la atmósfera ha aumentado en unas 80 partes por millón (ppm), que es la misma fluctuación que se ha producido en la Tierra en al menos los últimos 800.000 años», explica José Manuel Moreno , catedrático de Ecología de la Universidad de Castilla La Mancha y ex vicepresidente del Grupo II del Panel de Expertos de Cambio Climático (IPCC).

Objetivo: no superar los 2 grados de aumento

Para contener el aumento de temperatura en no más de esos 2ºC sobre el nivel preindustrial que los científicos consideran el límite seguro -a partir de ahí el calentamiento puede desencadenar consecuencias muy graves, como un aumento en la frecuencia de eventos climáticos extremos- la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera n o debe superar las 450 partes por millón (ppm) . Al ritmo de aumento que llevamos, en torno a una media de 2 ppm por año –aunque 2016 ha venido a romper al alza esa progresión-, en 25 años habríamos llegado a ese límite. Hay que tener en cuenta que desde 1880 la temperatura media del planeta ya ha subido 1,02ºC.

Cambios sin precedentes

El rápido aumento de los niveles atmosféricos de CO2 y de otros gases de efecto invernadero podría producir cambios sin precedentes en los sistemas climáticos, causando «graves perturbaciones ecológicas y económicas», se indica en el Boletín de Gases de Efecto Invernadero publicado por la OMM. El último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) avisa de que los efectos del cambio climático ya son visibles en todos los continentes y océanos, y que serán más graves a medida que el calentamiento sea mayor, por lo que cuanto antes se actúe para responder a estos riesgos habrá mayores oportunidades de adaptarse con éxito.

Subida de temperaturas y disponibilidad de agua

Las emisiones previstas para 2030, aun en el caso de que se implementen plenamente los compromisos del Acuerdo de París, abocarán al mundo a un aumento de las temperaturas de entre 2,9 y 3,4 grados durante este siglo, por lo que se espera que los países se comprometan a aumentar su ambición antes de 2020. Por cada grado que se eleve la temperatura disminuirá, al menos, un 20 por ciento la cantidad de agua disponible . Tanto la subida de temperaturas como la escasez de agua dulce tendrán efectos en todos los órdenes de nuestra vida, la agricultura, la economía y la salud humana.

Eventos extremos

Este aumento de temperatura traerá consigo olas de calor más frecuentes y de mayor duración , y que los eventos extremos de precipitación sean más intensos y frecuentes. Así, se proyecta que a final de siglo se triplicará el número de personas expuestas cada año a riadas. El océano continuará calentándose y acidificándose y el nivel del mar seguirá en aumento. Los fenómenos meteorológicos extremos serán más frecuentes y graves con un aumento de 1ºC sobre el valor de 1985-2005 –que era entre 0,5 y 0,7ºC por encima del nivel preindustrial-, y aumentan de manera desproporcionada con un calentamiento adicional de 1-2ºC

Efectos en España

Los cambios del clima que se pronostican en España implican un incremento general de temperaturas, una estación cálida más prolongada, inviernos suaves y menos lluvias. Las proyecciones para la Península Ibérica para finales de este siglo muestran que, de mantenerse la tendencia actual, nos enfrentaremos a un importante aumento de la temperatura media estacional, siendo este máximo en verano de hasta 6ºC , y mínimo en invierno (entre 2 y 3ºC). También se proyecta una disminución durante todo el año en la precipitación, siendo ésta mayor en verano que en invierno . Las mayores variaciones de temperatura aparecerán en el interior de la Península y serán más moderadas en las regiones costeras. En las islas Canarias se observa una subida más moderada de las temperaturas máximas que se atenúan por la influencia oceánica.

¿Cómo se puede evitar?

El último informe del IPCC propugna que para limitar el incremento de la temperatura media global en esos 2ºC habría que reducir las emisiones entre un 40 y un 70% con respecto a 2010 a mediados de siglo, y a casi cero para final del siglo. Sería necesaria una dramática transformación del sistema eléctrico mundial, y acabar con siglos de supremacía del carbón, el petróleo y el gas. Es más, este informe propugna que a final de siglo los combustibles fósiles deberían estar desterrados a no ser que su uso fuera acompañado de técnicas de captura y almacenamiento de las emisiones de CO2 resultantes de su quema.

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