El Papa reza ante las ruinas de Amatrice
El Papa reza ante las ruinas de Amatrice

El Papa visita por sorpresa Amatrice para reunirse con los damnificados por el terremoto

Entra en la «zona roja», cerrada por motivos de seguridad

Ciudad del Vaticano Actualizado: Guardar
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Cuando nadie lo esperaba, pero en la significativa fecha de la fiesta de San Francisco, el Papa se ha presentado por sorpresa en Amatrice este martes a las nueve y diez de la mañana para reunirse con las familias de las víctimas del terremoto, los heridos y las personas que han perdido sus casas y sus empleos.

A los primeros que le saludaron les ha dicho: «Estoy aquí solo para deciros que me siento cercano a vosotros. Nada más. Cercanía y oración».

Les ha asegurado que «desde el primer momento sentía la necesidad de venir, pero no quería causar molestias viniendo antes». Poco después ha comentado que «aquí han fallecido tantas personas bajo los escombros. Recemos a la Virgen por ellos».

El numero provisional de víctimas se sitúa por encima 290, aunque la cifra real no podrá conocerse hasta que se haya completado la retirada de ruinas. Las personas que perdieron sus casas y tuvieron que instalarse en tiendas o refugios llegaron casi a tres mil en los primeros días.

El Papa ha rezado en silencio ante las ruinas y ha conversado brevemente con los bomberos en un clima de sencillez y dolor. Especialmente emotivo fue su encuentro con un hombre que perdió a su esposa y sus dos hijos, pero también hubo momentos más alegres como el encuentro con los escolares, algunos de los cuales le regalaron cuadernos de dibujos.

«Sacerdote, obispo y Papa»

Francisco había llegado en un pequeño automóvil utilitario, con el que ha continuado viaje a otras localidades semidestruidas por aquel terremoto como Accumoli o Arquata del Tronto, deteniéndose en Rieti para saludar enfermos en un hospital. Su destino final es Asís, donde piensa rezar ante la tumba de San Francisco, por tercera vez en este año 2016.

El domingo por la noche, durante el vuelo de regreso a Roma desde Bakú, Francisco había dicho a los periodistas que deseaba realizar esa visita «solo, como sacerdote, obispo y Papa», es decir, sin sobrecarga de autoridades y de medios de comunicación.

Había decidido hacerlo de ese modo para que los familiares de las víctimas, los heridos y los demás damnificados por el terremoto del pasado 24 de agosto ocupasen el centro de la atención.

El Papa ha iniciado su visita precisamente por la escuela, donde se ha reunido con un centenar de alumnos jóvenes, y ha rezado después con un con un grupo de personas.

Le acompaña en su recorrido –que incluye la «zona roja», cerrada por motivos de seguridad- el obispo de Rieti, Domenico Pompili, con quien ha hablado por teléfono prácticamente cada día desde la noche de la tragedia.

Francisco envió al día siguiente parte de los bomberos del Vaticanopara excavar en los escombros en busca de supervivientes y también un grupo de gendarmes del Vaticano para ayudar a sus colegas italianos en la protección de las tiendas, impedir saqueos en casas semidestruidas, etc.

El Papa anunció enseguida que visitaría Amatrice, pero solo cuando su presencia no entorpeciese las tareas de rescate y no complicase la situación mientras las necesidades materiales fuesen las prioritarias.

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