El Papa en Nomadelfia: «Los niños huérfanos entienden solo el lenguaje del amor»

Las «familias ampliadas» han acogido y criado a más de cinco mil

El Papa saluda a un bebé durante su visita a Nomadelfia Afp
Juan Vicente Boo

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Emocionado por la belleza del lugar y el cariño que notaba por todas partes, el Papa Francisco ha recordado el jueves a las 60 familias de Nomadelfia -la comunidad en que no hay dinero ni propiedad privada- que « los niños huérfanos entienden solo el lenguaje del amor , como descubrió don Zeno Saltini», el sacerdote fundador de este experimento social y religioso en 1941.

Antes del encuentro con los trescientos «nomadelfios» en su hermoso pueblecito de la Toscana, el Papa se acercó al pequeño cementerio a rezar ante la tumba de don Zeno y la de Irene, la primera «mamá de adopción», que se escapó de casa a los 18 años para convertirse en voluntaria y recibió sus primeros doce hijos adoptivos la noche de Navidad de 1941 en el antiguo campo de concentración de Fossoli, convertido en granja-orfanato.

Fue la primera de muchas mujeres solteras a las que se añadieron como «padres de adopción», a partir de Nelusco y Anna en 1947, muchos matrimonios hasta el día de hoy. En conjunto han acogido y criado más de cinco mil huérfanos en un ambiente de cariño, sin diferencia alguna entre hijos propios y adoptados ya que en la vida normal ni siquiera utilizan los apellidos.

Francisco visitó uno de los «mini-barrios» en que viven cinco familias. Usan un único edificio central para la cocina, comedor, sala de estar y capilla, mientras que cada familia tiene como dormitorio una casa separada, en la que tampoco hay timbres, pues las puertas no se cierran con llave.

Allí entregó dos chiquillos en adopción siguiendo la fórmula que don Zeno tomó de Jesucristo en la cruz, cuando se dirige a su propia madre y a Juan: «Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu madre».

En su emotivo encuentro con los trescientos miembros de la comunidad -desde bebés a ancianos, pues a todos se les cuida en casa- el Papa les ha dicho que «Nomadelfia es una realidad profética que se propone construir una nueva civilización siguiendo el Evangelio como forma de vida buena y hermosa».

Los adultos enseñan a los niños -que después se examinan en los institutos públicos-, cultivan las viñas o los huertos y crían las vacas y avestruces en un terreno de 400 hectáreas según lo que toque hacer cada día, pues no hay propiedad privada ni sueldos , ni tampoco jefes o empleados. Tan solo sentido común, deseo de hacer las cosas bien, y mucho cariño.

Nomadelfia significa «la ley de la fraternidad», inspirada, según Francisco, «en el modelo de los Hechos de los Apóstoles», y basada «en el establecimiento de lazos más fuertes que los de parentela, pues se crea una consanguinidad con Jesús».

Antes de despedirse, el Papa se ha hecho fotografías con los «postulantes». Son chicos y chicas que se han criado en Nomadelfia y, a los 21 años, piden seguir en la comunidad, así como matrimonios llegados de fuera que piden sumarse para sacar adelante los hijos propios y los que están dispuestos a adoptar. El período de prueba es de tres años y, si lo superan, se convierten en «nomadelfios».

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