Jueves Santo

El Papa lavará los pies a refugiados musulmanes, coptos y un hindú, por primera vez fuera de Roma

Entre ellos hay tres mujeres de Eritrea y una voluntaria italiana

Corresponsal en El Vaticano Actualizado: Guardar
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En un momento en que el número de refugiados de guerra es el más alto de la historia, el Papa Francisco acudirá a celebrar los oficios del Jueves Santo a un centro de acogida a 30 kilómetros de Roma, para llamar la atención sobre el sufrimiento de más de cincuenta millones de personas, especialmente las que se encuentran bloqueadas en fronteras.

Ha escogido este centro porque es el mayor del área de Roma y porque la mayoría de los refugiados son musulmanes que huyen de las guerras de África, avivadas por la intervención de terceros países y el aumento de grupos yihadistas.

La mayoría de ellos han tardado más de un año en llegar a Italia, pasando incluso tiempo en las cárceles de Libia, y pagando a traficantes.

Ahora esperan a que se resuelvan sus solicitudes de asilo, que suelen tardar seis meses, o los recursos en los casos de denegación, que suelen tardar un par de años.

Asistirán también al encuentro el imán Sami Salem, del barrio romano de La Magliana, y otros líderes religiosos islámicos que esperan la visita del Papa a la mezquita de Roma al final de un Año Jubilar que ha incluido ya la visita a la sinagoga.

En la ceremonia habrá más diversidad que nunca, pues Francisco lavará los pies a cuatro nigerianos católicos, tres mujeres eritreas coptas, tres musulmanes de Siria, Pakistán y Malí, un indio de religión hindú y una voluntaria italiana católica que trabaja en la cooperativa social Auxilium, encargada del centro, que ha hecho la selección.

El refugiado musulmán de Malí comentó, emocionado: «¡Me siento más importante que Obama! ¡El hombre mejor y más importante del mundo me lavará los pies!».

Es la primera vez que un Papa celebra los oficios del Jueves Santo -la misa que conmemora la Última Cena del Señor- fuera de Roma. Francisco lo hace para dar ejemplo de salir al encuentro de los inmigrantes y refugiados, igual que hizo en su primer viaje a la isla de Lampedusa.

El Centro de Acogida a Peticionarios de Asilo en Castelnuovo di Porto no es un campo de refugiados con tiendas, sino un centro de acogida instalado en un edificio de la protección civil que cuenta con 177 habitaciones, la mayoría múltiples, y en el que trabajan 144 personas para atender los diversos servicios, desde cocina y limpieza hasta el ambulatorio, la ayuda psicológica, la asesoría legal, la tienda, las clases de italiano…

Una pequeña «ONU»

El centro es una pequeña «ONU de refugiados», pues los 770 hombres –en su gran mayoría jóvenes-, 33 mujeres y siete menores de edad proceden de 25 países del mundo. El más representado es Eritrea, que lleva décadas de guerra, con 279 refugiados. Le sigue Malí con 135, Nigeria con 94, Gambia con 79, Senegal con 78, Pakistán con 69 y Bangla Desh con 48.

Consiguieron llamar la atención del Papa el pasado 17 de enero cuando unos doscientos refugiados musulmanes, liderados por varios pakistaníes, asistieron al Jubileo de los Inmigrantes y Refugiados en la plaza de San Pedro.

Banderas de 25 países

Llevaban una gigantesca pancarta que habían realizado cosiendo las respectivas banderas de los 25 países de los que han tenido que escapar. En un extremo se leía «Gracias Papa Francisco», por todo lo que lleva hecho por personas como ellos. Así llamaron su atención.

Más de la mitad de los refugiados son musulmanes, y entre los 239 cristianos hay 98 pentecostales y algunos coptos. El fundador de la cooperativa social Auxilium, Ángelo Chiorazzo, manifiesta que tanto en Castelnuovo di Porto como en los otros cuatro centros que gestionan en las ciudades sureñas de Bari, Potenza, Matera y Caltanissetta, hay una mezquita y una iglesia cristiana, con plena armonía religiosa entre los refugiados.

Chiorazzo mencionó también la hermosa historia de una mujer de Eritrea que dio a luz al día siguiente de su llegada al centro de acogida y puso a su hijo el nombre de Libertad. Ha sido admitida en Francia, a donde viajará este fin de semana.

Por motivos organizativos y de seguridad, el Vaticano ha retrasado este año todo lo posible la identificación del lugar a donde iría el Papa para celebrar la misa del Jueves Santo.

Se esperaba que acudiese alguno de los muchos centros para refugiados en Roma, pero nadie esperaba este nuevo gesto de apertura: escoger un centro mucho más grande, fuera de la Ciudad Eterna.

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