Papa Francisco: «La violencia, el rencor y la venganza no tienen sentido, y la primera víctima es quien vive esos sentimientos»

En la fiesta del Domingo de la Divina Misericordia, instituida por san Juan Pablo II, el Papa Francisco ha aplaudido la «hermosa intuición» de Karol Wojtyla, «inspirada por el Espíritu Santo», y que él mismo ha puesto en primer plano a lo largo del año pasado con el Jubileo de la Misericordia. En esa línea ha comentado que «la primera tarea de la Iglesia es su misión de llevar a todos el anuncio concreto del perdón».

El Santo Padre ha afirmado que «la misericordia abre las puertas de la mente», y «hace comprender que la violencia, el rencor y la venganza no tienen ningún sentido, y la primera víctima es quien vive estos sentimientos, porque se priva de su propia dignidad».

La misericordia, según Francisco, abre además «las puertas del corazón», permitiéndole «manifestar cercanía a quienes están solos o marginados, haciéndoles sentirse hermanos e hijos de un mismo Padre».

En sus palabras a decenas de miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro para el rezo del «Regina Coeli», el Papa ha recordado la beatificación, celebrada el sábado en Oviedo, del sacerdote Luis Antonio Ormières, «quien dedicó todas sus cualidades humanas y espirituales al servicio de la educación, y por eso fundó la congregación de las Hermanas del Ángel de la Guarda».

Francisco ha propuesto «que su ejemplo y su intercesión ayuden en particular a todos los que trabajan en las escuelas y en el campo educativo», una tarea difícil que requiere grandes cualidades humanas.

En un clima de recuerdo de san Juan Pablo II, el Papa ha dedicado un saludo especial a los peregrinos polacos y a « los devotos de la Divina Misericordia, que se reúnen en la iglesia del Espíritu Santo en Sassia», muy cercana a la plaza de San Pedro y dedicada especialmente a esa devoción.