El Papa Francisco pide en el Ángelus por las víctimas de catástrofes naturales y de conflictos

Ensalzó el poder de la verdadera humildad, como la de la Virgen María

El Papa Francisco reza el Ángelus desde la ventana del palacio apostólico del Vaticano, con motivo de la celebración de la Asunción de la Virgen, el 15 de agosto del 2017. EFE/Claudio Peri

ÁNGELES CONDE

Unos 20.000 fieles llenaron la plaza de San Pedro para asistir al rezo del Ángelus presidido por el Papa Francisco pero, como sucede habitualmente en esta solemnidad, muchos de ellos casi asistieron por casualidad porque no sabían que este martes el Papa se asomaría a la ventana del estudio del Palacio Apostólico para dirigir la oració n. Pero otros sí lo sabían y han acudido bien preparados como un nutrido grupo de españoles pertrechados con banderas y pancartas que llamó la atención del Papa Francisco.

En la solemnidad de la Asunción de la Virgen María , el Santo Padre ha recordado que Dios obra grandes cosas a través de los pequeños y humildes, como la Virgen María. «Las grandes cosas que hace el Señor en el mundo las hace con los humildes, porque la humildad es como un vacío que deja espacio a Dios », ha recalcado, para después explicar cuál es el auténtico secreto del poder de la humildad: «El humilde es poderoso porque es humilde, no porque es fuerte. Esta es la grandeza del humilde y de la humildad ». Después, como hace en tantas ocasiones, ha invitado a los fieles a reflexionar sobre la propia humildad con una sencilla fórmula: «Me gustaría preguntaros, y preguntarme a mí mismo, pero no respondáis en voz alta, cada uno que se responda en el corazón, ¿ cómo va mi humildad ?».

El Santo Padre ha reflexionado en torno al Evangelio de la Visitación de la Virgen a su prima Santa Isabel para explicar que María trae consigo un gran regalo al mundo entero que es «Jesús que vive ya en ella», porque «la presencia invisible pero real de Jesús llena todo de sentido: la vida, la familia, la salvación del pueblo ...¡Todo!». De esta forma, el Pontífice ha deseado que, como el de los padres de Juan el Bautista, todos los hogares estén dispuestos a recibir la visita de la Virgen María que trae consigo «la gracia que es Jesucristo».

«La primera discípula de Cristo», -como ha definido el Papa a la Virgen-, es también quien permite a los hombres disfrutar de «una alegría nueva», «da la capacidad de perdón» y es quien «nos precede en la peregrinación de la vida y de la fe». Por eso, ha solicitado su protección, especialmente para las personas que sufren «a causa de las catástrofes naturales, las tensiones sociales o los conflictos» para que puedan tener « un futuro de serenidad y concordia ». Y aunque el Pontífice no se ha referido a ningún lugar específico, quizá con «catástrofes naturales» estaba recordando a los más de 350 muertos en las inundaciones de Sierra Leona; y con «tensiones sociales o conflictos» tenía en mente al número indeterminado de muertos que se han cobrado las protestas postelectorales en Kenia o a los enfrentamientos en Charlottesville, Estados Unidos.

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