El Papa Francisco besa a un bebé a su llegada a la audiencia general de los miércoles en la plaza de San Pedro en el Vaticano
El Papa Francisco besa a un bebé a su llegada a la audiencia general de los miércoles en la plaza de San Pedro en el Vaticano - EFE

Papa Francisco: «¡Ignorar a los pobres es despreciar a Dios!»

El Pontífice afirma que «en los pobres nos sale al encuentro el mismo Jesús»

Corresponsal en El Vaticano Actualizado: Guardar
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Dirigiéndose a un mundo «en el que riquezas y recursos inmensos están en manos de pocos», el Papa Francisco ha afirmado con gran energía que, ante los casos extremos de penuria, «¡ignorar a los pobres es despreciar a Dios! Y esto tenemos que aprenderlo bien: ¡ ignorar a los pobres es despreciar a Dios!».

Ante más de cincuenta mil peregrinos que participaban en la audiencia general, Francisco ha comentado la parábola evangélica de un personaje muy rico que celebraba banquetes pero se negaba a dar las sobras a un pobre, llamado Lázaro, que pasaba hambre frente a su casa.

Según el Papa, «el rico no tiene nombre, pero el del pobre se repite cinco veces. ‘Lázaro’ significa ‘Dios ayuda’.

Y su presencia ante la puerta es una invitación viviente al rico para que se acuerde de Dios. Pero éste la ignora».

Francisco ha explicado que ese individuo insensible será condenado al infierno «no por ser rico, sino por haber sido incapaz de sentir compasión por Lázaro y de ayudarlo». En realidad, esta falta de compasión no es sólo un problema de personas muy ricas, y el Papa lo lamentó: «Cuántas veces tanta gente finge no ver a los pobres. ¡Para ellos los pobres no existen!».

En palabras muy sencillas, el Santo Padre explicaba que la condena del personaje insensible responde a los motivos mencionados en la parábola del Juicio final: «Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, estaba desnudo y no me vestisteis…».

Pero el mensaje del Papa era positivo. Insistía en que «para convertirnos no debemos esperar acontecimientos prodigiosos, sino abrir el corazón a la palabra de Dios, que nos llama a amar a Dios y al prójimo».

Según Francisco, «ningún mensajero ni ningún mensaje pueden sustituir a los pobres que nos encontramos por el camino pues en ellos nos sale al encuentro Jesús mismo: ‘Todo lo que habéis hecho a uno solo de estos hermanos más pequeños, me lo habéis hecho a mi’. Cristo une pobreza y misericordia».

Al final del encuentro, el Papa recordó que el 18 de mayo es el aniversario del nacimiento, en 1920, de san Juan Pablo II, cuya tierra natal visitará el próximo mes de julio con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.

Dirigió también un saludo especial a un grupo de niños ucranianos, huérfanos y refugiados de guerra, sentados en primera fila, al tiempo que pedía para Ucrania «una paz duradera que dé alivio a una población sometida a duras pruebas y ofrezca un futuro sereno a las nuevas generaciones».

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