El Papa Francisco ofrece un discurso a los trabajadores del Programa Mundial de Alimentos (PMA) durante su primera visita a la sede central en Roma
El Papa Francisco ofrece un discurso a los trabajadores del Programa Mundial de Alimentos (PMA) durante su primera visita a la sede central en Roma - EFE

El Papa denuncia que las armas circulan con una «libertad jactanciosa» mientras se obstaculiza la ayuda al desarrollo

Clama en el Programa Mundial de Alimentos contra el bloqueo de alimentos en zonas de guerra

Corresponsal en el Vaticano Actualizado: Guardar
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Transmitiendo uno de los secretos de su energía, que es el contacto directo con personas en dificultades, el Papa Francisco ha recordado este lunes a la asamblea del Programa Mundial de Alimentos (PMA-WFP) que «la miseria no es un dato más porque la miseria tiene rostro. Rostro de niño, rostro de familia, rostros de jóvenes y ancianos».

Dirigiéndose al organismo de Naciones Unidas que envía con gran eficacia alimentos a zonas de guerra y catástrofe, Francisco ha advertido del peligro de acostumbramiento a los desastres por la «excesiva información con la que contamos».

Ha dicho que Podemos volvernos «inmunes a las tragedias ajenas» porque en tantas imágenes «vemos el dolor pero no lo tocamos; sentimos el llanto pero no lo consolamos; vemos la sed pero no la saciamos.

De esta manera muchas vidas se vuelven parte de una noticia que en poco tiempo será cambiada por otra».

El Papa comenzó su discurso rindiendo homenaje a las personas cuyos nombres que figuran en el «Muro de la memoria», ante el que rezó a su llegada a la sede del PMA, cercana al aeropuerto romano de Fiumicino.

Son los nombres de los empleados fallecidos ayudando a otras personas en zonas de guerra o de desastre natural, y por eso les llamó «mártires» porque esa palabra griega significa «testigo» y ellos lo han sido de la generosidad.

Credibilidad de la institución

En un comentario que vale para cualquier organización, Francisco ha recordado a los embajadores de los Estados miembros que «la credibilidad de una institución no se fundamenta en sus declaraciones, sino en las acciones realizadas por sus miembros».

Con gran claridad, ha denunciado que «últimamente las guerras y las amenazas de conflictos predominan en nuestros intereses y debates. Parece que las armas han alcanzado una preponderancia inusitada, de tal forma que han arrinconado totalmente otras maneras de solucionar las cuestiones en pugna».

Ese cuadro patológico incluye que en demasiados lugares «son las guerras las que se nutren, y no las personas. En algunos casos la misma hambre se utiliza como arma de guerra, y las víctimas se multiplican». En otros casos, los gobiernos o guerrillas ponen trabas y dificultades al envío de ayuda humanitaria, multiplicando el número de víctimas civiles.

Pero el mensaje del Papa era positivo, y su aprecio al esfuerzo de los equipos del PMA resultaba notorio. Simplemente, utilizaba su visita para alertar al mundo contra una situación internacional desquiciada, que se traduce en el mayor número de refugiados de la historia, y el peligro de acostumbramiento.

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