Regantes Vega Baja en su lucha por el agua del trasvase Tajo-Segura
Regantes Vega Baja en su lucha por el agua del trasvase Tajo-Segura - JUAN CARLOS SOLER

Los pantanos del Júcar y el Segura llegan al ecuador del verano en mínimos históricos

El Gobierno decreta la emergencia por sequía en la comarca de Benidorm

Valencia Actualizado: Guardar
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La sequía que azota al sureste español desde hace tres años sigue haciendo estragos, y las reservas hídricas de los embalses en la Comunidad Valenciana y Murcia empiezan a resentirse. Según el último dato publicado por el Ministerio de Medio Ambiente, las cuencas del Júcar y el Seguraapenas almacenan una tercera parte de su capacidad total. Un nivel que es el más bajo de la última década, y que se queda muy por debajo de las reservas del año 2015 o 2014, cuando las dos cuencas más deficitarias de España también sufrían el ciclo seco en el que aún nos hallamos inmersos.

El nivel de los pantanos del Júcar y el Segura, algo por encima del 30%, es justo la mitad de la media española, que supera el 60%.

Es cierto que en los meses de verano la demanda de caudales para regadío se reduce, dado que en el Levante hay pocos cultivos veraniegos (apenas algunos hortofrutícolas y poco más, ya que los frutales son de otoño), pero en cualquier caso, los embalses de la costa mediterránea presentan el peor dato en muchos años. En 2005, por ejemplo, cuando la sequía obligó a arrancar árboles en el sur de Alicante, los pantanos tenían diez puntos más de caudales almacenados.

A pesar de que no es una situación nueva, llama la atención que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) acabe de decretar la emergencia por sequía en la comarca alicantina de la Marina Baja, tal como se refleja en el último informe de seguimiento de la sequía en la cuenca, firmado a finales de junio. De toda la cuenca (la mayoría afecta a la Comunidad Valenciana, aunque también a parte de Albacete y Cuenca, en Castilla-La Mancha), hay dos comarcas hidrográficas en emergencia, la Marina Baja y el Serpis, ambas en Alicante. Este nivel significa que durante seis meses consecutivos las demandas de agua en la zona han superado la capacidad de recarga, e implica la posibilidad de restriccciones.

Resulta especialmente significativo que en la comarca de la Marina Baja se encuentren poblaciones tan turísticas como Benidorm, Calpe o Villajoyosa. No obstante, la empresa concesionaria del suministro en la mayoría de municipios de la zona, Hidraqua, garantiza el abastecimiento durante todo el verano, cuando la población flotante de estos núcleos dispara la demanda (por ejemplo, Benidorm, con 75.000 habitantes censados, atiende a 500.000 personas).

Como ha venido publicando ABC, el Ministerio ya aprobó hace dos veranos dos decretos específicos para combatir la sequía en el Júcar y el Segura. Ambos siguen vigentes, y permiten entre otras medidas paliativas la apertura de pozos de sequía, la posibilidad de derivar caudales de regadío para garantizar el abastecimiento, e incluso indemnizaciones por las eventuales pérdidas en el campo.

El Consejo de Ministros, a pesar de estar en funciones, aprobó recientemente un total de 60 hectómetros cúbicos para enviar a través del acueducto Tajo-Segura para el regadío en la zona, a razón de 20 hectómetros al mes entre julio y septiembre. Una decisión muy contestada en Castilla-La Mancha, a pesar de que los embalses de cabecera almacenan suficiente agua como para realizar envíos al Levante. Al mismo tiempo, el Ministerio acaba de firmar con los regantes del Tajo-Segura la venta de toda la producción de agua desalada de la planta de Torrevieja, que se distribuirá a través de las canalizaciones de la Mancomunidad de Canales del Taibilla.

A pesar de que el agua desalada resulta mucho más cara que la del trasvase, la sociedad estatal Acuamed ha alcanzado un acuerdo con los usuarios para que el metro cúbico se pague a 30 céntimos, prácticamente como el agua trasvasada, de forma que este caudal resulte más atractivo para los regantes murcianos y alicantinos. La planta de Torrevieja funciona a la mitad de la capacidad para la que fue diseñada, fundamentalmente por la falta de demanda debido al precio del metro cúbico.

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