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Carteles de la visita del Papa a Egipto - EFE

«Necesitábamos este gesto»

Francisco celebrará hoy una misa con los cristianos de Egipto, una minoría perseguida por los radicales

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Hacía falta un milagro para embutir en apenas cinco horas los tres encuentros claves de la primera jornada del Papa en Egipto: una visita al presidente del país, el histórico encuentro con el gran imán de Al Azhar –la máxima institución académica del islam suní– y una oración con el Papa de la Iglesia Ortodoxa Copta, Teodoro II. Con apenas retrasos, entre discurso y discurso, Francisco lo consiguió.

Fue una jornada maratoniana «cargada de visitas de protocolo, institucionales», admitió ayer a ABC el nuncio papal en El Cairo, monseñor Bruno Musarò. Hoy, en cambio, el Pontífice dedicará gran parte de la jornada a encontrarse con la pequeña comunidad católica copta en Egipto, que celebran con emoción «una visita que jamás imaginaron que se produciría», señala a este diario Mariam, de unos 40 años.

Beronia, una joven cristiana católica egipcia que ha seguido al Papa en televisión, se preparaba entusiasmada para saludar a Francisco en la Nunciatura, donde se alojará. «Fui a verlo en Polonia, y luego en Roma, y voy a verlo otra vez», explica la joven. Hoy sobre las cinco de la mañana Beronia dirigirá sus pasos, con otros miles de jóvenes católicos de las parroquias egipcias y etíopes, hacia el estadio de las Fuerzas Aéreas, donde Francisco celebrará una multitudinaria misa.

En el último minuto la ceremonia, que se iba a celebrar en un recinto cerrado en la capital, fue trasladada al estadio de las Fuerzas Aéreas, con capacidad para 25.000 personas. Este cambio fue motivado, según confirmó a este periódico el Nuncio papal en Egipto, Bruno Musarò, por motivos de seguridad.

«Es una visita especialmente importante tras los atentados, necesitábamos este apoyo», señala por su parte Girgis, que pese al espaldarazo de la visita a la comunidad, no cree que la situación de los coptos, objetivo de una cada vez mayor violencia sectaria, vaya a cambiar.

«Egipto antes no era así. Hay un discurso radical contra nosotros, estamos cada vez más separados. En Egipto, un cristiano sabe mucho del islam y los musulmanes, pero ellos no saben nada de nosotros y nuestra fe».

«Más separados»

Precisamente las preguntas sobre las violaciones de derechos humanos, represión y persecución política que el Gobierno de Al Sisi justifica en aras de la contención del terrorismo estuvieron ayer fuera de la agenda durante el encuentro privado que mantuvo el presidente Abdelfatah al Sisi con Francisco en el opulento palacio de Ittihadya.

Con la visita del Papa, que ambos han sellado con un afectuoso apretón de manos, el Gobierno de Al Sisi «demuestra que está haciendo un buen trabajo», añade a este diario el analista del Centro Hudson de origen copto Samuel Tadros.

Mientras el Papa continuaba su peregrinación de autoridad en autoridad, de encuentro interreligioso a ecuménico, los cristianos católicos se preparan para hoy sábado, que será el día grande de encuentro entre fieles y el Santo Padre.

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