Sebastião Salgado

Se cumple un año del mayor desastre ambiental en la historia de Brasil

El año 2015 registró el mayor desastre ambiental en la historia de Brasil, el de la ciudad de Mariana, cuando una de las presas de la empresa Samarco, una subsidiaria de la gigante minería brasileña Vale se rompió, causando, hace un año este mes de noviembre, la muerte y la destrucción

En esta misma región, en la ciudad de Aimorés se encuentra la hacienda Bulcão, del reconocido fotógrafo Sebastião Salgado, uno de los más reconocidos en el mundo.

Salgado compró la parcela de tierra de las hermanas y decidió plantar las semillas de lo que sería la creación de una de sus imágenes más bellas: su propia floresta

BRASILIA Actualizado: Guardar
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El año 2015 registró el mayor desastre ambiental en la historia de Brasil, el de la ciudad de Mariana, en el interior del estado de Minas Gerais, bordeando el de Espíritu Santo. En noviembre de ese año, una de las presas de la empresa Samarco, una subsidiaria de la gigante minería brasileña Vale (anteriormente «Vale do Rio Doce»), se rompió, causando la muerte y la destrucción.

Los residuos de minerales, contenidos en la presa y extraídos de las montañas que rodean el valle de la región del Río Doce, se mezclaron con la tierra y formaron un tsunami tóxico de barro después de que la inmensa lluvia facilitó el rompimiento de las comportas de la Samarco.

Las olas y la inundación se unieron a las aguas del Río, el cual cubre gran parte de la región oriental del estado de Minas Gerais y cruza todo el estado del Espíritu Santo.

El desastre mató a 17 personas que vivían en el borde del Río Doce, diezmó a cientos de especies de peces de la región, dejó centenares de ciudades, granjas y haciendas destruidas y, también, causó otros daños naturales.

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El resultado fue también el colapso del suministro de agua en la región, un hedor insoportable que permanece hasta hoy en algunas regiones, miles de desempleados y la devastación de cientos de kilómetros en un ecosistema casi extinguido, el de la mata atlántica.

Las imágenes de Salgado

En esta misma región, en la ciudad de Aimorés, donde pasa el Río Doce, la frontera entre los dos estados brasileños que han absorbido tales daños, se encuentra la hacienda Bulcão, del reconocido fotógrafo Sebastião Salgado, uno de los más reconocidos en el mundo.

Salgado es el más joven y el único hijo de su padre, también Sebastião Salgado, y poseyó la tierra del patriarca junto con sus siete hermanas mayores.

Tras el éxito profesional a finales del siglo pasado, el conocido fotógrafo de tragedias y maravillas humanas compró la parcela de tierra de las hermanas y decidió plantar las semillas de lo que sería la creación de una de sus imágenes más bellas: su propia floresta.

Sólida y contrastada, así como su estilo dramático de fotografiar, en blanco y negro, las grandes bellezas y las penas de la humanidad, Salgado erguió una floresta inmensa de más de 7 mil hectáreas en el medio de un desierto, literalmente dentro de una ciudad.

En esta tierra rodeada de granjas de explotación intensiva de recursos naturales, que casi sólo tiene inmensos pastos para gado, el hijo Salgado y su esposa, la arquitecta Lelia Salgado, se iniciaran la plantación de árboles. Nacía allí, 17 años antes del Desastre de Mariana, el mayor proyecto de reforestación privada en la historia de Brasil en un área continua.

El proyecto de Lelia y Sebastião busca recrear parte del bioma de la Mata Atlántica, una de las más diversas del mundo y uno de los que más sufrió la deforestación en Brasil. Alrededor del 95% de la mata atlántica ha sido deforestada desde el comienzo de la colonización portuguesa, en Brasil, que comenzó hace más de 500 años.

En un reportaje especial, el ABC visitó esta floresta creada por hombres y que sigue creciendo después de una tragedia de enormes dimensiones, ofreciendo esperanza para las generaciones futuras. Es allí donde funciona el Instituto Tierra, una ONG creada por la pareja Salgado, que tiene como objetivo la reforestación, la protección del medio ambiente y la formación de nuevos ambientalistas.

Hacienda de árboles

Sebatião Salgado y su esposa, Lelia Salgado, crearon el Instituto de la Tierra hace 18 años. La ONG, que se encuentra entre los estados de Minas Gerais y Espíritu Santo, trabaja en los terrenos de la hacienda Bulcão, en la ciudad de Aimorés, Minas Gerais, en un área de 7.200 hectáreas.

El objetivo principal de sus trabajadores es reforestar y formar a especialistas para restaurar el medio ambiente brasileño. Durante una visita a la granja, se puede observar la presencia de los más de 30 estudiantes que están en formación técnica en el Instituto.

La formación de estos profesionales son de tres años y cuesta a la ONG más de 6 mil euros por año para cada alumno. El Instituto paga por todas las despensas de los estudiantes y ya ha capacitado a más de 100 ambientalistas. El proceso de selección para entrar es difícil y los resultados son prometedores. Los jóvenes tienen más del 90% de posibilidades de conseguir un trabajo en sus áreas.

«Muchos profesionales reciben propuestas antes mismo de completar su educación», sostiene Anderson Rossini, 19 años, estudiantes en la granja. El joven, que vino del interior del estado Espíritu Santo para vivir en el Instituto durante su formación, fue uno de los guías de ABC por la granja.

Rossini contó historias sobre la floresta, diciendo los nombres de cientos de árboles, haciendo anécdotas y muestreando otras decenas de animales que volvieron a vivir allí, después de casi 20 años de actividad de reforestación. Una de las cosas más curiosas fue cuando él apuntó una de los grande arboles y dice: «Está aquí, a unos tiempos atrás, se la tuviera en su propiedad, podría pagar los costos de una universidad particular se la cortase». No parece que és muy diferente hoy en día.

Durante la visita, es posible ver cientos de miles de plántulas de arboles raras, que sitúense como una gran alfombra verde, en la parte plana de la granja. Más de doscientos ejemplares esperan allí para que sean plantados en toda la hacienda y en otros proyectos ambientales.

Alrededor de la planicie, las montañas reforestadas, por todos los lados de la vista, aíslan, como enormes murallas coloridas, la granja Bulcão, situada al lado de la estación de tren de Aimorés.

Para alimentar el inicio de la vida de esta floresta, en el medio de la granja esta una pequeña presa, que recoge el agua de los nacimientos del Rio Doce en la floresta para alimentar de nuevo las plantas que, más tarde, absorberán más agua, retroalimentando la tierra en un ciclo que pretende recrear parte del paisaje devastado de la Rio.

Entre los más de 10 edificios de estilo colonial del Instituto, hay un moderno laboratorio, una gran escuela técnica para jóvenes ambientalistas, los dormitorios de los jóvenes y de los visitantes, un salón con una exposición permanente de fotografías de Salgado y una sala de cine, financiada por el actor Robin Williams, que murió en 2014. Afuera de este cine, se plantó un árbol en honor del actor, después de la trágica noticia de su muerte.

Resultados de la floresta

Los resultados obtenidos en la granja Bulcão son impresionantes. Unas 7.000 hectáreas de áreas degradadas del bosque atlántico están en proceso de recuperación en la región de Vale do Río Doce.

Se estima que el Instituto Terra ha producido más de 4 millones de plántulas de especies de la mata atlántica, 2 millones de ellos están plantadas en la granja Bulcão. Cerca de 50 trabajadores hicieron la parte más considerable de todo el trabajo de reforestación.

Las árboles utilizados en la reforestación son producidos en su totalidad por el vivero del Instituto Tierra, que tiene la capacidad de proveer 1 millón de plántulas por año. La floresta ya tienen árboles de más de 20 metros de altura.

El Instituto ha llevado a cabo actividades de protección del medio ambiente en la región en más de 1200 manantiales y afluentes y ha replantado más de 290 especies de árboles de la Mata Atlântica en su hábitat natural.

En casi dos décadas de proyecto, más de 200 especies de animales volvieron a habitar la región donde crece la floresta. Ha habido 172 especies de aves registradas, 6 de las cuales están en peligro de extinción, como el loro de pecho morado. También se registraron otras 33 especies de mamíferos, dos de ellas en peligro de extinción en el mundo y seis en Brasil. También volvieron a habitar la granja 15 especies de anfibios y 15 especies de reptiles.

Según explica Isabela Salton, directora ejecutiva de la ONG, la actividad de reforestación del Instituto, como lo demuestra su propia forma legal, no tiene fines de lucro y no está destinada a encontrar formas para que se pueda extraer beneficios de la reforestación. Sin embargo, hay una relación directa entre los dos propósitos. «La situación ambiental es tan grave que los mismos propietarios de enormes haciendas se están dando cuenta de que el futuro de su actividad consiste en la cuestión de la restauración del medio ambiente y el uso racional de los recursos naturales», sostuvo la directora.

Hasta la fecha, el Instituto Terra ha desarrollado más de 700 proyectos educativos a una audiencia de 176 municipios del Vale do Rio Doce, entre los estados de Espírito Santo y Minas Gerais, que llega también a los estados de Bahía y Río de Janeiro. La ONG tiene docenas de socios nacionales e internacionales, entre ellos españoles.

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