Intrahistoria del coche que quedó «olvidado» nueve años en un parquin de Palma

La propietaria del vehículo nunca fue a recogerlo ni tampoco pagó los casi 28.000 euros que acabó debiendo a la concesionaria del aparcamiento

Imagen del vehículo que permaneció abandonado nueve años. Foto cedida por Alejandro Sepúlveda (diario Última Hora)
Josep María Aguiló

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Uno de los aparcamientos subterráneos más antiguos y más populares de la capital balear es el que se encuentra ubicado en la Plaza Obispo Berenguer de Palou, en el casco antiguo de la ciudad. Dicho parquin ha ampliado estos días su popularidad algo más, podría decirse que a toda España, después de haber trascendido que ha sido retirado de su interior un coche que llevaba nada menos que nueve años estacionado de manera ininterrumpida en el lugar.

Todo empezó el 24 de marzo de 2009. Aquel día, Inmaculada M. -o una persona de su confianza- entró en el aparcamiento con su coche, un Volvo V40 azul oscuro, que aparcó unos segundos después de haber bajado por la rampa de entrada. Hasta aquí, todo normal. Lo extraordinario comenzó poco después, cuando empezaron a pasar los días, las semanas, los meses y los años sin que Inmaculada M. pasase a recoger su coche. Transcurridos tres años, en 2012, la propietaria del vehículo fue demandada por la concesionaria que gestiona el aparcamiento, que reclamaba los 21.625 euros que la mujer le debía en aquel instante.

El juicio tuvo lugar el 19 diciembre de aquel mismo año, en el Juzgado de Primera Instancia número 9 de Palma . La mujer no se presentó y fue declarada en rebeldía procesal. La sentencia salió publicada el 5 de febrero de 2013. En el fallo se dictaminaba que Inmaculada M. debería pagar finalmente 27.995 euros a la citada concesionaria.

Según ha explicado a ABC el letrado que llevó el caso, José Manuel Domingo, de Lafuente Abogados, la causa estuvo envuelta siempre en un cierto misterio. «Se da por supuesto que fue Inmaculada M. quien entró el vehículo en el parquin de Obispo Berenguer de Palou, pero pudo haber sido otra persona», ha indicado, para añadir: «Lo que sí es seguro es que el coche era de su propiedad».

También se sabe con certeza que la mujer trabaja en un hospital público de Baleares y que cuando tuvo lugar el juicio «tenía ya el sueldo embargado por otras deudas».

Un largo proceso

A partir de 2013 volvieron a pasar de nuevo días, semanas, meses y años de espera, en ese caso inevitables, hasta que todo el proceso judicial de notificaciones y resoluciones se pudiera dar por concluido de manera definitiva. Finalmente, el pasado año el coche de Inmaculada M. fue adjudicado a la concesionaria del aparcamiento.

En aquel momento, era ya mayor la cantidad adeudada por la mujer que el valor real del coche. Quizás por ese motivo la concesionaria decidió esperar un tiempo antes de decidir qué hacer con el vehículo. A lo largo de los nueve años en que el Volvo V40 azul oscuro permaneció en el parquin, fue limpiado con regularidad, para eliminar la recurrente acumulación de polvo . Lo que no pudo evitarse es que las ruedas poco a poco se fueran desinflando sin remedio, esencialmente por falta de uso.

«Se podría haber retirado el vehículo hace ya algún tiempo, pero se optó por reclamar la deuda antes», ha recordado Domingo, quien también ha indicado que, en cualquier caso, el coche no molestaba en el aparcamiento de Obispo Berenguer de Palou.

La concesionaria no comenzó a cobrar la deuda de casi 28.000 euros hasta hace tres o cuatro meses, cuando se empezó a deducir cada mes una pequeña cantidad del sueldo ya embargado de la mujer. Dicha cantidad ha oscilado hasta ahora entre los 100 y los 300 euros mensuales, por lo que a este ritmo la deuda aún tardará un tiempo antes de poder ser saldada del todo.

El último capítulo de este casi inacabable caso se vivió poco antes de la pasada Semana Santa, cuando una grúa contratada por la concesionaria retiró del aparcamiento el antiguo vehículo de la mujer. El coche fue llevado al desguace. La odisea había acabado.

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