El banco de semen danés ofrece sus servicios a un precio mínimo de 550 euros
El banco de semen danés ofrece sus servicios a un precio mínimo de 550 euros - FOTOLIA

Inseminación casera: los riesgos de quedarse embarazada a través de Internet 

El banco de esperma danés Cryos ofrece la posibilidad de elegir las características físicas del donante así como conocer su identidad. Una actividad de dudosa legalidad que enfrenta en los tribunales a la multinacional con el Ministerio de Sanidad  

MADRID Actualizado: Guardar
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En Internet se puede comprar de todo, incluso lo más inusitado. Desde el último modelo de ordenador hasta una tostada que el cantante Justin Timberlake dejó a medio comer en un restaurante. Pero nada tan controvertido como la posibilidad de adquirirsemen online. El objetivo: que las mujeres puedan quedarse embarazadas sin necesidad de acudir a los métodos tradicionales. 

Es el caso de la empresa danesa Cryos, uno de los bancos de esperma más grandes del mundo. En 2009 dejó de suministrar en exclusiva material reproductivo a clínicas de fertilidad para lanzar sus servicios directamente a particulares. El pedido es sencillo y no está exento de polémica. Basta con acceder a su web y elegir al futuro donante: alto, rubio y con los ojos azules; estudiante de Derecho, moreno y de complexión atlética; origen caucásico, melómano y amante de los animales.

Son algunas de las características por las que la futura madre puede optar antes de adquirir el líquido seminal.  

«En España la receptora no puede elegir al donante, pero esto no pasa en otros países. Lo que defendemos es que si las mujeres son exigentes en su vida diaria, por qué no van a poder serlo con relación al progenitor de su hijo», comentan desde Cryos en España. 

El envío del semen incluye instrucciones de uso y un kit para que la futura madre proceda a la autofecundación

Además de los rasgos fenotípicos –altura, peso, edad, etnia, etc.– y nivel de estudios, la empresa ofrece la posibilidad de que el concebido conozca la identidad del donante una vez alcanzada la mayoría de edad. «Esto no los faculta, sin embargo, para reclamar ni la paternidad ni la filiación», aclara la clínica. Una vez hecha la compra, el material reproductivo llega al lugar indicado por la futura madre. El envío incluye instrucciones de uso y un kit para que proceda a la autofecundación. 

A diferencia de la inseminación in vitro, llevada a cabo en centros de reproducción asistida en las que se fecunda un óvulo con un espermatozoide y posteriormente se implanta en el útero, la inseminación artificial o «casera», como así se conoce el método comercializado por Cryos, no tiene tantos visos de prosperar, ya que tampoco se somete a la mujer a estimulación hormonal. De ahí las diferencias de precios entre una técnica y otra. Mientras que la inseminación in vitro oscila entre los 4.500 y los 5.500 euros, el banco danés ofrece sus servicios a un precio mínimo de 550 euros.

Riesgos para la salud

Actualmente, los servicios de Cryos son objeto de numerosas críticas, entre ellas las vertidas por el Ministerio de Sanidad, que señala que entre los riesgos «el más destacado es la posibilidad de nacidos que sean sujeto de malformaciones o enfermedades congénitas, o sean portadores de las mismas, o la transmisión de enfermedades como las provocadas por los virus del SIDA y la hepatitis C».  

A la alerta del Ministerio se añade la emitida por la  Sociedad Española de Fertilidad (SEF) en colaboración con la  Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR) y la  Asociación Española de Andrología (ASESA), en la que denuncian que «la oferta de semen plantea un grave problema de salud al privar a los pacientes de las garantías sanitarias imprescindibles». 

«En el último año en España la demanda ha crecido en más de un 100%»

Desde Cryos afirman que su laboratorio cuenta con los permisos de la Unión Europea para exportar esperma. Asimismo, aseguran que «los donantes se someten a rigurosos criterios de selección y a exámenes médicos exhaustivos» previos a cada donación. Precisamente, a raíz de las declaraciones del Ministerio de Sanidad y de SEF, ASEBIR y ASESA, el banco danés ha interpuesto una demanda contra ellos en la que los acusa de competencia desleal y daños de imagen. En previsión del estado procesal del contencioso, los órganos españoles han preferido no hacer declaraciones al respecto. 

Una actividad en el limbo jurídico

Otro de los aspectos más controvertidos de la actividad de Cryos es la posibilidad de que la futura madre elija las características del donante, así como la opción que se le ofrece al concebido de conocer su identidad. A este respecto, el Ministerio de Sanidad informa de que estas prácticas «vulneran diferentes preceptos de las normas que regulan las técnicas de reproducción asistida». En el mismo sentido se pronuncia SEF, ASEBIR y ASESA. 

Rafael Junquera de Estéfani, profesor de Filosofía Jurídica de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) y experto en cuestiones de reproducción asistida, señala que «nuestra ley no permite conocer la identidad del donante. La elección corresponde solo al equipo médico y se prohíbe tajantemente que se realice a petición de la receptora». Además, afirma que la legislación en ningún momento contempla la inseminación casera, por lo que estima que es ilegal. La abogada Andrea Penedo, por el contrario, señala que no se puede afirmar de forma unívoca que estas actividades sean ilegales. «Yo hablaría de un subterfugio legal. En la medida en que la inseminación es casera y no interviene personal sanitario, es dudoso que la práctica quede sometida al ámbito de aplicación de la ley».

El deseo de ser madre

Desde Cryos afirman que no pueden facilitar el dato de cuántas mujeres españolas acceden a sus servicios, «pero en el último año la demanda ha crecido en más de un 100%», afirman. A pesar de que en todos estos casos impera un deseo compartido de tener hijos, lo cierto es que en España el fenómeno del «baby boom» está en crisis desde 2008, cuando nacieron 519.779 niños, la cifra más alta de los últimos 30 años. Así lo revela el Instituto Nacional de Estadística (INE), que muestra como la pirámide poblacional se invierte. 

Pero no solo eso, las mujeres cada vez retrasan más la edad a la que deciden tener su primer hijo. De la media de 25,2 años de 1975 –primer dato disponible en el INE– a los 31,9 de 2015. No en vano, España es junto con Italia (30,7 años) el país de la Unión Europea en el que las mujeres acceden a la maternidad a una edad cada vez más tardía

La abogada Andrea Penedo señala que «antes de ser madres, las mujeres queremos finalizar nuestros estudios y encontrar trabajo fijo, pareja estable y un piso asequible. Sin embargo, cuando se cumplen estas expectativas puede que rocemos la cuarentena». Precisamente, esta situación coloca a las mujeres frente a un gran enemigo a la hora de ser madres: la edad. Ello puede explicar el auge de los procedimientos de reproducción asistida, así como el nacimiento de otras técnicas tan polémicas como la desarrollada por Cryos.

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