Álvaro Carmona

La DGT hará 150.000 pruebas de drogas al volante en 2018

Supone un tercio más de las 100.00 que pretende realizar este año

Madrid Actualizado: Guardar
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La Dirección General de Tráfico ( DGT) pretende incrementar próximamente las pruebas de detección de drogas ilegales hasta alcanzar 150.000 test en 2018, lo que supone un tercio más de los 100.000 que quiere realizar este año y más del doble de las 65.000 efectuadas en 2016.

El director general de Tráfico, Gregorio Serrano, trasladó esta información este jueves a los directivos del laboratorio de toxicología encargado de realizar las pruebas evidenciales procedentes de los controles de drogas a conductores que realizan los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil en las carreteras, según informó la DGT.

«Desde la DGT estamos haciendo un esfuerzo muy importante por aumentar el número de pruebas de drogas entre los conductores.

Este año queremos alcanzar los 100.000 test de drogas y el año que viene 150.000, con el objetivo de sacar de la carretera a los coneductores que circulan con presencia de estas sustancias y que ponen en riesgo no sólo su vida, sino la vida de los demás», declaró Serrano, quien sentenció: «Consumir alcohol y otras drogas es incompatible con la conducción».

En su visita al laboratorio de toxicología, Serrano conoció de primera mano las distintas fases de análisis de las muestras enviadas, que finalizan con la emisión del correspondiente informe analítico que certificará, en su caso, la presencia de drogas en el organismo en el momento de la prueba en carretera.

Cuando un conductor da positivo en el test de drogas realizada por los agentes en carretera (prueba indiciaria) se le requiere una segunda muestra salival, que es la que se envía al laboratorio para su análisis y confirmación del positivo con las garantías de cadena de custodia y cadena de frio. Una vez que la muestra está en el laboratorio pasa por tres fases: la preanalítica, la analítica y la post-analítica. Todas ellas están protocolizadas y sometidas a los controles de calidad requeridos internacionalmente. En la fase analítica es donde se determinan y cuantifican las distintas sustancias psicoactivas con técnicas homologadas de gran precisión, como es la cromatografía de líquidos y espectrometría de masas en tándem (LC-MS/MS).

Serrano aseguró que «el 98% de las muestras enviadas al laboratorio confirman el positivo de la primera prueba indiciaria que se realiza a los conductores» y añadió que «ningún conductor es sancionado hasta que esta determinación ha resultado confirmatoria de la prueba indiciaria».

La DGT, a través de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, realizó un 20% menos controles de alcohol a los conductores en el último lustro, al pasar de 6.287.032 pruebas en 2012 a 5.028.439 en 2016, mientras que, por el contrario, multiplicó casi por 19 las pruebas de drogas en ese mismo periodo, con 3.453 test en 2012 y 64.619 el año pasado. Estos datos figuran en respuestas parlamentarias del Gobierno a varios diputados socialistas, que preguntaron al Ejecutivo el número de pruebas de alcohol y drogas o sustancias psicotrópicas realizadas por la DGT entre 2012 y 2016, cuántas dieron positivas y el desglose por tipo de droga detectado en todas las provincias de España salvo las de Cataluña y País Vasco, que tienen transferidas las competencias, así como en La Rioja.

De la recopilación de datos de esas respuestas, se desprende que Tráfico hizo 6.287.032 pruebas de alcohol a los conductores en 2012, cifra que aumentó a 6.400.760 en 2013 para después iniciar un descenso sostenido con 6.260.280 en 2014, 5.678.083 en 2015 y 5.028.439 en 2016.

Por lo que respecta a los controles de drogas, han experimentado un salto exponencial desde que la entonces directora general de Tráfico, María Seguí, decidera en 2014 apostar por la «tolerancia cero» en el consumo de sustancias ilegales y la conducción. Por ello, las pruebas sobre drogas ilegales a conductores pasaron de 3.453 en 2012 a 4.531 en 2013, 29.433 en 2014, 75.558 en 2015 y 64.619 en 2016. La droga más detectada por los agentes en todos esos años fue el cannabis (que en la mayoría de los casos supera el 50% del total), seguido de la cocaína, las anfetaminas, los opioides, la metanfetamina y las benzodiacepinas.

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