Hablan los españoles que luchan contra el ébola: «Las motos funcionan como ambulancias y las posiblidades de contagio aumentan»

Luis Encinas, experto en el virus del ébola y coordinador de emergencias de Médicos Sin Fronteras, cuenta cómo vive, día a día, en Bikoro, República Democrática del Congo, los desafíos del nuevo brote

Luis Encinas, español que combate el ébola en República Democrática del Congo ayuda a un trabajador sanitario con las medidas de protección contra la enfermedad
J. G. Stegmann

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Una semana ha pasado desde que uno de los únicos españoles del equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF), Luis Encinas , llegara al epicentro del brote de ébola en República Democrática del Congo.

Durante esta semana llegaron las vacunas, una novedad en el país, donde la llamada rVSV-ZEBOV jamás se utilizó . Pero estos días no todo fueron buenas noticias ya que los casos no han dejado de aumentar. Según los últimos datos, facilitados por el Ministerio de Sanidad de RDC, los casos de fiebre hemorrágica ascienden a 52, incluyendo 31 confirmados, 13 probables y 8 sospechosos.

Encinas, experto en el virus del ébola y coordinador de emergencias de Médicos Sin Fronteras partió desde la capital, Kinshasa hasta Mbandaka (zona urbana y, por ende, la que más preocupa con 4 casos confirmados) el sábado pasado. Desde allí se dirigió a Bikoro. Lo hizo en moto porque ni siquiera hay coches para los traslados. Bikoro tiene unos 12.000 habitantes y es otra de las zonas afectadas . Encinas llegó dispuesto a formar a los médicos y embajadores humanitarios que luchan contra el noveno brote de ébola que sufre el país.

Pero, al final, no se ha limitado a la formación. Luis se ha puesto los pantalones (del ébola) y, aparte de entrenar, también está atendiendo pacientes . «Ya había compañeros aquí encargados de cuidar a los enfermos, tuve la oportunidad de entrar y asistí, apoyé y también formé a los compañeros en los protocolos de seguridad, protección...Les explique cómo vestirse o desvertirse, etc.».

Luis duerme en una de las escuelas que les han dejado las religiosas de esta localidad que tiene una iglesia y un convento. «Hemos dividido las clases: unas para hombres, otras para mujeres y una tercera para la oficina».

Al tenso clima de trabajo se suma el calor, que no ayuda: « Podemos estar como máximo unos 40 minutos en el interior de las habitaciones . He hecho una ronda de noche y estaba lleno de insectos debido a la atracción de la luz».

El calor también desafía el uso de la vacuna. «Hay que mantenerlas en una cadena de ultrafío a -80 grados y después, una vez transportadas a Bikoro, hay que estabilizarlas, es decir, aumentar la tmperatura por grados con mucho cuidado. Esto supone un enorme reto. Si a eso se añade el hecho de que también los accesos son difíciles porque hay que venir en barco o en avión o en 6 0 7 horas de moto las condiciones se vuelven muy desafiantes».

Los trabajadores de las funerarias

La principal misión de Luis era preparar el terreno para la vacuna e informar a los trabajadores de primera línea, que son los más expuestos. «También se incluye a enfermeros, médicos, higienistas e, incluso, a los que manipulan desechos, los trabajadores de funerarias o los motoristas , que tiene un rol importante porque funcionan como ambulancias». El hecho de que los motoristas transporten enfermos plantea un grave problema: «Hace poco vino un enfermero con muchos síntomas y estaba detrás del motorista atado con dos cinturones...Así se puede tener una noción de la cantidad de contacto y, por ende, las posibilidades de transmisión de la enfermedad».

La impresión que se llevó de Bikoro es la de una foto tomada hace años, de quietud y atraso: « Tengo la impresión de haber hecho un salto hacia atrás de 40 o 50 años . Es un lugar con una iglesia, un convento, unas escuelas religiosas y una vida muy lenta. Es un clima muy caloroso y con condiciones de vida muy básicas».

Otra lucha que tienen es con el miedo. « El hospital está medio vacío porque la gente tiene la impresión de que se pueden infectar. La gente que tiene malaria o las mujeres en parto se quedan en casa...». A eso se suma el desafío del fetichismo: «Las creencias están muy presentes y eso hay que combatirlo».

Luis Encinas en Bikoro, una de las ciudades afectadas por el ébola

El «drama» de las vacunas

Hasta el pasado lunes, el laboratorio Merck proveyó a la Organización mundial de la Salud 8.640 dosis de las cuales 7.540 ya están disponibles en República Democrática del Congo . La OMS señaló que esperaba otras 8.000 en los próximos días.

La vacuna tiene una efectividad del cien por cien, según la OMS, pero es experimental. Fue probada con éxito en Guinea y Sierra Leona en 2015 pero nunca en República Democrática del Congo . La vacuna contiene un virus porcino inocuo para el ser humano y que sirve de «transporte». A este virus se le quita «una parte» y se le pone «otra» del ébola (glicoproteína). Como resultado, el ser humano genera anticuerpos e impide el desarrollo de la enfermedad.

«Estamos todavía en negociación con la vacuna», lamenta Luis. Su organización aún no ha podido empezar a vacunar aunque esta haya sido una de las misiones expresas de Luis.

La vacuna necesita un sistema de ultracongelación para almacenamiento y transporte. Si se descongela, no se puede volver a congelar. Y Médicos Sin Fronteras no dispone de dicho sistema. El único que hoy lo tiene es la OMS. Cuando surgen los primeros casos ébola, MSF se ofrece al Gobierno de RDC para comenzar el ensayo clínico con la vacuna. La OMS da el visto bueno, pero con las siguientes condiciones: se dejará fuera a todos los niños menores de 6 años y a las mujeres embarazadas , ya que no hay estudios previos que demuestren que la vacuna es cien por cien efectiva para este grupo de población así como que no haya efectos secundarios graves.

Sin embargo, para MSF, si las personas pertenecientes a este grupo de población son contactos de alto riesgo de un paciente confirmado, no se pueden dejar fuera del ensayo, ya que las consecuencias del contagio serían mucho más graves que los efectos secundarios que pudieran sufrir. En estudios previos realizados en Guinea, 15 mujeres embarazadas fueron vacunadas sin saber que estaban embarazadas, o que se quedaron embarazadas poco después, demostraron una inmunidad del cien por cien y ningún efecto secundarios grave. Además, se han hecho estudios con todos los demás grupos de población, y todos ellos han sufrido 0 efectos secundarios graves y han demostrado una inmunidad del cien por cien .

Este desacuerdo ha sido el obstáculo que ha impedido a MSF empezar a vacunar. Sin embargo, el Gobierno mostró su apoyo a esta organización para hacer el estudio incluyendo a todos los grupos de población y exigirá a la OMS que se adapten al protocolo que propone MSF.

A partir de este domingo o lunes, MSF tiene previsto comenzar a administrar vacuna. La OMS le proporcionará las vacunas ultracongeladas y MSF se encargará de llevar a terreno cada día y en helicóptero aquellas vacunas que sus equipos vayan a poder poner ese día; del orden de 150~200 cada día.

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