Así está perjudicando la huelga de examinadores de tráfico y su pulso con la DGT a los ciudadanos

En medio de Tráfico, funcionarios y autoescuelas están ellos: casi 220.000 aspirantes a conductores

José Ramos se presenta al examen del carné para conducir autobuses y tráilers. Acumula dos suspensos FOTOS: MAYA BALANYÀ
Érika Montañés

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REPORTAJE GRÁFICO: MAYA BALANYÀ

Un conflicto sin visos de solución

El número de autoescuelas que han cerrado desde el inicio de la huelga de los examinadores de tráfico se mantiene en 34, pero lo peor está por llegar, asegura a ABC el presidente de la Confederación Nacional (CNAE), José Miguel Báez , ya que las pérdidas se elevan al 60% de facturación y se da el año 2017 por perdido. Los examinadores han prolongado el paro un mes más y pueden prolongarlo hasta fin de año.

Y, en medio del tira y afloja entre autoescuelas, Tráfico y funcionarios , hay 220.000 aspirantes a conductores, según cifra CNAE , cuyo destino inmediato se ha visto aparcado por el conflicto. TEstos son algunos de esos afectados

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José Ramos aspira a sacarse el permiso para conducir autobuses y tráilers a la tercera. Dice que el carné es su pasaporte a un puesto de trabajo seguro MAYA BALANYÀ

José Ramos: «Estoy en paro. Necesito el carné para poder echar el currículo»

Acaba de cumplir 53 años. José Ramos se quedó en el paro tras muchos años dedicado a la conducción de vehículos y decidió que, a su edad, poseer el carné de tráiler y autobús le abriría puertas en el mercado laboral. Lejos de esa idea, lleva meses estancado en un conflicto externo que le ha salpicado de lleno. «Vas a presentarte, estás preparado, nervioso y, cuando llega el momento, te dicen que tienes que irte, que no se ha presentado el examinador. Te vas derrumbado», admite. Así lleva dos veces. Infructuosas ambas.

«Están jugando con la gente. Les cogería del pescuezo y les obligaría a entenderse»

«Están jugando con la gente. Les cogería del pescuezo y les obligaría a entenderse»

No sabe si hará suyo el manido refrán de «a la tercera va la vencida», pero en la conversación con ABC, José, de naturaleza optimista, parece abatido por este asunto. «Más que nada por el tiempo que te hacen perder. Desde junio y julio pasado y hasta noviembre no tengo la oportunidad de echar un currículo para acceder a un empleo». Pero también asume la importante suma de dinero que lleva invertida, con un gasto adicional derivado del conflicto enquistado entre la Dirección General de Tráfico ( DGT ) y el colectivo de menos de 800 examinadores que hay repartidos por toda España. «Ponte que, a las clases de más que haces, que cuestan entre 20 y 28 euros cada una, sumas otros 90-100 euros de matrícula en cada convocatoria», se queja José.

En su autoescuela, el gerente Javier Lara da cuenta del tapón de alumnos que se está creando en los 34 centros que tienen en toda la Comunidad de Madrid: a los suspendidos se añaden los nuevos alumnos y aquellos a los que se les retrasa el examen porque no acude el funcionario, de huelga. «Todo ello está creando un enorme cuello de botella», aduce, a su vez, otro alumno afectado, Luis Martínez , de 33 años.

«Tengo alumnos que necesitan el permiso de conducción para presentarse a unas oposiciones y no pueden; para renovar sus contratos profesionales o, sencillamente, para poder estudiar o acudir a sus centros de estudio», detalla el gerente de Autoescuelas Lara. «El resultado es un gran descalabro en nuestra facturación del 40%, aparte de la afección a la población», esgrime. Eso en Madrid, en cuya jefatura provincial de Tráfico se han realizado «todos los exámenes teóricos», por lo que la huelga salva a algunos alumnos: a quienes han perdido todos sus puntos del carné, como sí está ocurriendo en otras jefaturas, como la de Sevilla, por ejemplo, y solo tienen que renovarlo examinándose de la prueba teórica.

El seguimiento de la huelga de los examinadores está siendo de una media del 68% durante los lunes, martes y miércoles, días de la convocatoria. Sí realizan pruebas prácticas los jueves y viernes, lo que permite desatascar ligeramente el embudo de alumnos que se arrastra desde junio. José Ramos y Javier Lara coinciden en otro punto: el parón está generando «miedo social» , puesto que a los nervios del carné se añaden los de los efectos derivados de la huelga. «El número de suspensos está aumentando. La gente aparca sus clases porque se salen de presupuesto y van peor preparados al examen», protesta Javier. El lamento de José es más amargo: «Están jugando con la gente. Les cogería del pescuezo y les obligaría a ponerse de acuerdo por la fuerza».

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Leila Quirán tiene 29 años. Su contrato como educadora social estaba a expensas de que obtuviese la licencia de conducción. Destaca la manía que se coge al coche con tanto vaivén MAYA BALANYÀ

Leila Quirán: «El permiso es un requisito indispensable para poder trasladar a los enfermos»

La joven Leila Quirán reside en la población madrileña de Leganés. Es educadora social, pero se encontró con que la posibilidad de renovar un contrato en prácticas con otro laboral pendía de un hilo: que dispusiera de carné de conducir. « Llevamos a personas con trastorno mental en furgonetas , así que necesitaba el carné para poder trasladarlas». Imperiosamente. «Sin permiso no tenía trabajo» , asegura.

«He dado 50 clases para poder conducir. Entre examen y examen pasaba al menos un mes y medio , y como salían convocatorias cada poco tiempo, no daban abasto para evaluarnos a todos. Al final me he examinado cuatro veces». Leila constata el malestar que existe entre el alumnado, hayan tenido finalmente éxito como ella, o no. Algún compañero suyo de volante está «desesperado» y aún no lo ha conseguido. Corrobora: «Nos parece un “mamoneo” que se tenga a la gente pendiente de un trámite, por un impedimento que no le va ni le viene directamente a quien se va a examinar».

Ella, como apuntan varios profesores y dueños de autoescuelas, refrenda un hecho del que no se está hablando porque no encuentra reflejo en ninguna estadística. « Se extiende entre los alumnos cierta manía al coche porque se juntan los nervios propios de la prueba y los provocados por lo que te deparen el día y los efectos de la huelga», dice.

«Miedo social» o «agobio»

La palabra que más repiten los aspirantes a conductores es «agobio». «A veces te enteras de la convocatoria con una semana de antelación y cuando te presentas ese día, el profesor ni siquiera acude», defiende otro alumno, Carlos , que añade: «Eres consciente de que tienes que reducir tus clases porque llevas mucho dinero gastado y te presentas mucho peor preparado».

Leila ve en la ocasión, no obstante, una oportunidad para que algunos estén haciendo negocio: «Las autoescuelas se aprovechan y juegan con los que están apuntados y los que suspenden, es decir, con los nuevos alumnos y los veteranos o suspensos». Sea como fuere, nadie niega el tapón que se está originando y que, según fuentes del sector, se arrastrará durante meses en 2018 hasta que se resuelva. Y, eso, con el mejor de los horizontes: que la huelga se desconvoque este año.

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Ana María acortaría el tiempo que le cuesta llegar a su centro de estudios con un coche. Lleva tres convocatorias y no sabe ni cuánto dinero ha gastado ya MAYA BALANYÀ

Ana María Caruntu: «A nivel personal me está limitando y es frustrante»

Ana María Caruntu «alucina» literalmente con que no se ponga fin al conflicto enquistado desde hace meses entre la Adminsitración y los examinadores de tráfico. Esta psicóloga rumana vive hace seis años en nuestro país y en la actualidad estudia un máster de Recursos Humanos. Pero la gestión del conflicto humano no se ha podido hacer peor, resuelve.

La necesidad del carné obedece, en su caso, a la querencia por acortar distancias. El «paseo» de hora y media que hoy tiene hasta la Universidad se reduciría notablemente. « He suspendido ya dos veces este verano. A la tercera me fui , llegué a la autoescuela y me dijeron que no había examen. Estaba tan cabreada...», farfulla.

Enfado generalizado

«Si te digo que ni me acuerdo ni de cuándo empecé ni de cuánto dinero llevo gastado ya te lo digo todo», rememora. «Esta huelga nos está afectando mucho a nivel personal porque te limita y es frustrante . A nivel económico, ni te cuento, entre las clases que das para refrescar lo que ya has olvidado y el retraso que acumulas. Te compras bonos de clases y no paras».

De acuerdo con los cálculos que facilita a este periódico el presidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), José Miguel Báez, son casi 220.000 los aspirantes a conductores cuyos planes de futuro se han visto perjudicados hasta ahora por esta huelga, además de 33.000 familias del sector. El director de Tráfico dijo la semana pasada en el Congreso que el número de pruebas aplazadas es de 166.783.

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