La edad no es una excusa

Un estudio sociológico demuestra que 9 de cada 10 mayores de 55 años afirman que aún les quedan muchas cosas por vivir

Madrid Actualizado: Guardar
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Lola Herrera se mueve inquieta en el sitio. «No me gusta eso de la segunda juventud, ni la tercera edad». A sus 81 años, la actriz vallisoletana es un claro ejemplo de superación y reconocimiento a toda una vida dedicada a su pasión, la actuación. Dejó su Valladolid natal para venir a Madrid y perseguir su sueño, haciendo frente a los prejuicios de la época y con las ideas claras. La energía que la caracteriza no la ha abandonado ni un ápice, para ella, el paso del tiempo no ha significado un parón en su vitalidad.

La entrada a a la tercera edad se traduce, en muchas ocasiones, en desánimo, pereza y abandono a la monotonía. Sin embargo, un estudio sociológico impulsado por Corega, ha demostrado que no todos los mayores de 55 años siguen este patrón.

Los resultados, reflejan que la población estudiada se siente sana, llena de ilusión y con muchas ganas de cumplir sus sueños y metas. En concreto, 9 de cada 10 afirman que aún les quedan muchas cosas por vivir y 7 de cada 10 se sienten jóvenes.

Fruto de estas conslusiones, nace el Instituto de la Segunda Juventud, una plataforma que permitirá realizar los sueños pendientes de los mayores españoles, dando voz y representación dentro de la sociedad, a un grupo que no siempre es valorado como se merece.

Vidas inspiradoras

Esta iniciativa ha sido impulsada por tres personajes que, con sus ansias de vivir, han servido de inspiración y ejemplo.

Montserrat Mechó, catalana de 83 años, ya demostró su alma aventurera bien pronto, siendo una de las primeras mujeres que realizó inmersiones en los fondos submarinos. Tras muchos años como deportista en ballet acuático, se casó y abandonó su carrera profesional. Hasta que se divorció a los 50 y descubrió su nueva pasión: la caída libre. A día de hoy, cuenta con más de 900 saltos, y está muy cerca de batir el Récord Guiness.

Montserrat Mechó se prepara para uno de sus saltos
Montserrat Mechó se prepara para uno de sus saltos

Montse sabe que es un ejemplo de admiración, y señala que, tanto ella como la gente de su edad, tienen que «demostrar que todavía podemos hacer cosas».

Con un dinamismo que asombra para la imagen delicada que proyecta a primera vista, esta catalana puede presumir de ser Campeona de España de natación en braza en la categoría veteranos y haber participado hace poco en los Mundiales de Río de Janeiro.

Montse lo tiene muy claro, prefiere saltar a 4000m de altura que, según comenta, enfrascarse en las conversaciones propias de la gente de su edad, en las que los temas centrales son la mala salud, las enfermedades y las pastillas diarias que tienen recetadas.

«A pesar de los achaques y de los reveses de la vida, hay que vivir a tope y perseguir nuestros sueños. El mío es volar», y piensa seguir volando.

Los años para ella nunca han sido una traba. «¿Por qué debería renunciar a ello por tener una edad?», es su respuesta cuando la preguntan cómo es capaz de llevar ese estilo de vida.

Manuel Domingo ha batido cuatro récords de Europa en tres categorías
Manuel Domingo ha batido cuatro récords de Europa en tres categorías

Manuel Domingo ha sido el otro deportista escogido para ejemplarizar la superación diaria. Con 80 años, este madrileño entrena seis días a la semana, y al día hace 375 abdominales y recorre una media de 70km. Es uno de los pocos que, a su edad, ha batido hasta cuatro récords de Europa en su categoría en 1. 500, 400 y 800 metros.

Apasionado del atletismo, Manuel asegura que no puede pasar un día sin salir a entrenar. Este madrileño trabajaba en un taller de motores eléctricos, hasta que lo dejó. Fue entonces cuando su mujer le impulsó a continuar compitiendo, a no abandonar su pasión a pesar de la edad. Cualquiera diría que ya cuenta con 80 años a su espalda.

Orgulloso y lleno de ilusión, comenta que se quedó a 23 centésimas del récord del mundo en su categoría.

Asegura que lo que le da fuerzas a seguir compitiendo son las ganas de «superarse a uno mismo». «La gente tendría que dedicarse a algo que le ilusionara», confiesa que ese es su secreto.

Ángeles Martínez lleva desde 2007 escribiendo en verso ambas partes de «El Quijote»
Ángeles Martínez lleva desde 2007 escribiendo en verso ambas partes de «El Quijote»

Pero quizás, es con Ángeles Martínez con quien es más fácil sentirse identificado. Esta andaluza publicó su primera novela, «Confesiones a la luna», con 55 años. Actualmente trabaja como auxiliar en un centro de salud, pero fue vendedora del Círculo de Lectores durante 12 años.

«He vendido todo lo que he podido para poder publicar mi libro». Tras muchos sacrificios, Ángeles pudo ver cómo uno de sus sueños se hacía realidad y poder compartir su pasión. Para ella, «escribir es un desahogo» que practica diariamente, pero, como dice, no porque se lo proponga, sino porque asegura que encuentra historias en los sucesos cotidianos que la rodean.

La alegría más grande de su vida llegó en forma de carta del mismísimo Vaticano. Ángeles envió una carta a Juan Pablo II y consiguió una respuesta de su Santidad. «No se lo dije a nadie». «Siempre les pongo un toque para que llegue a la persona», es lo que diferencia a sus poemas.

«Quién me iba a decir a mí que iba a ver publicada una novela mía cuando todo el mundo me veía ya como una mujer mayor que, aparentemente, había hecho todo lo que tocaba en la vida». No obstante, su proyecto más ambicioso, en el que lleva inmersa desde el 2007, es pasar ambas partes de «El Quijote» a verso.

Rechazo social

«Vivimos en una sociedad donde está muy devaluado ser viejo». Lola Herrera habla desde la propia experiencia. El mensaje que quieren mandar estos protagonistas, es que continúan siendo válidos y no quieren ser olvidados ni apartados por la sociedad o las esferas políticas. «No me identifico con la imagen que ofrece de nosotros la sociedad, especialmente de las mujeres mayores», protesta Montse.

Reivindican una mayor visibilidad, y advierten de que, en unos años, la gente de su edad será la gran mayoría en los grupos de población. Sobre todo, porque España cuenta con una pirámide demográfica envejecida.

En septiembre, serán cuatro los afortunados que puedan realizar sus sueños y que, como Montse, Manuel y Ángeles, puedan demostrar que a ellos también les queda mucho por vivir.

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