Vista exterior del hospital de Stafford, en el centro de Inglaterra, uno de los centros que está sufriendo la presión asistencial del invierno
Vista exterior del hospital de Stafford, en el centro de Inglaterra, uno de los centros que está sufriendo la presión asistencial del invierno - EFE

Echan de un hospital inglés a un paciente que lo usó dos años como un hotel

Fue dado de alta al poco de ingresar, pero el centro ha tenido que recurrir a la justicia para que se fuese

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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«Era ridículo. Utilizaba el hospital como un hotel», se ha quejado a la BBC una paciente del Hospital Universitario James Paget, en Norfolk, en el Noreste de Inglaterra. Otra persona ingresada añade que «era un secreto a voces que llevaba dos años aquí». Al final el secreto estalló. El centro ha recurrido a la justicia para desalojar por fin a un paciente que ingresó en agosto de 2014 y fue dado de alta a los pocos días de llegar, pero que se negaba a marcharse a su casa. Los tribunales dieron la razón al hospital el 1 de diciembre y la orden se ejecutó el 10 de enero.

«Este caballero ha ocupado innecesariamente una cama del hospital por más de dos años y han hecho todo tipo de esfuerzos para superar la situación», explica el hospital, que añade que «la decisión no fue fácil y no se tomó a la ligera».

La historia coincide con un momento del invierno en que las urgencias británicas están totalmente desbordadas, hasta el punto de que, un poco hiperbólicamente, Cruz Roja ha calificado la situación de «crisis humanitaria». El coste para la sanidad pública de una cama en Inglaterra es del equivalente a 462 euros al día. Se calcula que el paciente ahora desalojado ha ocasionado un gasto innecesario de 392.700 euros.

El hospital le había ofrecido varias posibles soluciones de alojamiento una vez que dejase el centro, «porque a los pocos días de llegar ya estaba listo para el alta», pero rechazó todas las propuestas. Su nombre y la enfermedad con que ingresó no se han facilitado, por respeto al principio de confidencialidad. «Estuvo aquí dos años viviendo muy bien, lavado, alimentado, bien cuidado, pero ocupando una cama que necesitaba la gente de aquí», se quejan pacientes que compartían sala con él.

Recorte servicios asistenciales

Tras la anécdota subyacen dos problemas serios: el recorte en los servicios asistenciales a domicilio, emprendido tras la crisis, y la epidemia de soledad que castiga a muchos ancianos ingleses. En Inglaterra la sanidad pública mantiene 137.000 camas de hospital, de las que 7.000 están ocupadas cada día por personas que deberían ser dadas de alta, de las que 4.568 son ancianos que se niegan a irse a casa, porque allí estarían solos y sin poder valerse para su día a día elemental: alimentarse, asearse y tomar sus medicinas.

Cruz Roja y la mayoría de los expertos sanitarios ingleses creen que la mejor manera de paliar la falta de camas que ha destapado el pico de asistencia a urgencias de este invierno sería reforzar los servicios sociales a domicilio, porque de no encontrarse totalmente sola mucha gente mayor dada de alta podría seguir los tratamientos en su casa, y no en el hospital. El número de pacientes que acude a urgencia porque se sienten solos se calcula que se ha doblado desde 2010.

Ajustes presupuestarios

La crisis de las urgencias ha desatado debate político. La oposición culpa a los ajustes presupuestarios que ha venido acometiendo el Gobierno tory desde la crisis de 2008. Theresa May sin embargo ha rechazado las críticas replicando que estamos simplemente ante el pico estacional de todos los años. El protocolo del NSH, el servicio público de salud, establece que el 95% de quienes asisten a urgencias deben ser atendidos en menos de cuatro horas. Pero solo se está logrando en el 77,6% de los casos.

Las imágenes de enfermos en camillas por los pasillos de las urgencias son recurrentes. El caso que alarmó a la opinión pública fue del hospital de Worcestershire, en el Noroeste de Inglaterra, donde se produjeron tres muertes entre pacientes que esperaban a ser atendidos en los servicios de urgencias. Una mujer falleció en una camilla de ruedas por un ataque cardíaco, tras 35 horas de espera sin recibir la debida atención. Un hombre murió por un aneurisma en otra camilla y un tercer paciente fue hallado muerto por asfixia, tras enredarse en el cuello con un cordón de alimentación por goteo. Los hechos ocurrieron entre Fin de Año y el pasado 3 de enero.

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