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Nuria Chinchilla, una de las únicas mujeres que se cuela en las listas de los mejores directivos del país - ABC

Conciliación familiar y laboral«El trabajo es un gas que se expande. Si le dejas, lo invade todo»

Una de las mejores directivas del país opina que «el 20% de las jefas son más insensibles y peores que los jefes a la hora de flexibilizar la jornada»

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Dicen en Activia (Danone) que la profesora Nuria Chinchilla, a la que han «fichado» para participar y concienciar en una campaña sobre el talento femenino y su infrautilización por parte de las empresas, cada vez que abre la boca esboza «un titular».

Y es milimétricamente así. «El 20% de las jefas se han mimetizado con los hombres, vienen de una sociedad y mentalidad de atrás, y son peores que los hombres a la hora de flexibilizar la jornada laboral», responde a ABC.

«La conciliación debe ser tarea de un Gobierno fuerte, concienciado y con voluntad de cambio» para arreglar un caso, el español, que es «único en el mundo, por la hora a la que entramos a trabajar, la hora a la que comemos y la hora a la que salimos», dispara Chinchilla como un dardo directo al paisanaje político.

Chinchilla es profesora de Dirección de Personas en las Organizaciones del Centro Internacional Trabajo y Familia (ICWF), doctora en Dirección de Empresas del Instituto IESE, en la Universidad de Navarra, también tiene un MBA en esta institución y se licenció en Derecho en la Universidad de Barcelona. Pero en su excelso currículo sobresale también como «Mejor Mujer Directiva del Año» y como la única mujer incluida en la lista de los diez mejores directivos de España.

¿Cómo lo ha conseguido? Por curioso que parezca, no lo ha hecho con «el látigo» laboral en la mano ni exigiendo horas de más a sus trabajadores. «Siempre pago por objetivos conseguidos», dice esta acérrima defensora del teletrabajo, especialmente cuando las mujeres tienen ambición de ser madres y de compartimentar sus espacios profesional y familiar.

Es partidaria de salir a las 17 horas, y ganar tiempo en la comida, de dinamitar las «reuniones infecundas», «los cafelitos» y las pérdidas de tiempo en las horas de trabajo. Así se conseguirían, a su juicio, mayores cotas de productividad en las empresas, muy al contrario de la idea que cunde en el imaginario colectivo.

La única mujer incluida en el «top ten» de los diez mejores directivos de España no saca el «látigo» laboral ni exige horas de más a sus trabajadores, sino que defiende el teletrabajo y el pago por objetivos

Gurú de la conciliación

No se puede escuchar a Chinchilla y no prestar atención. Se diría de ella que es una de las mayores (y mejores) gurús de la conciliación en nuestro país, uno de esos expertos cuyas palabras no caen en saco roto y que siempre llama a la acción. «Nuria ha transformado hasta la forma de pensar de los hombres de la compañía», reconoce Arnau Clofent, director de Marketing de Activia.

Chinchilla objeta que «el trabajo es un gas que se expande. Si lo dejas, lo invade todo, y restas horas a cualquier hobby o afición, para completar tu tarea. Y así dejas que se convierta en lo único que hay en tu vida. Hay que empezar a ponerse en la agenda y calendario horas para las aficiones, o para la contemplación y meditación, que es uno de los mejores hobbies que hay», comenta la directiva.

Chinchilla es sujeto activo del estudio presentado ayer miércoles de la mano de la periodista Cristina Villanueva, «Mujeres InSync» sobre el talento femenino en España, que ha realizado TNS y promovido Activia. El análisis parte de 1.500 entrevistas realizadas a mujeres españolas de entre 18 y 65 años que sienten, en la gran mayoría de los casos, que su talento está infrautilizado. Ocho de cada diez mujeres consideran que su poderío personal no está suficientemente reconocido, a causa de las barreras socioculturales y los frenos internos que dificultan el desarrollo de todo su potencial.

Los impedimentos internos son tales como la autoexigencia, que «les hace pensar que no son tan capaces como realmente son, o que sienten que no llegan a todo y adoptan una gestión del tiempo distinta a la de los hombres». Se desperdician toneladas de talento femenino en España es otro de esos titulares que ofrece Nuria Chinchilla en el acto, e introduce un nuevo concepto: existen demasiados «techos de cristal» y techos de cemento».

«Techo de cristal» vs. «techo de cemento»

¿Cómo se hace la distinción entre ellos? El denominado «techo de cristal» está vinculado a barreras invisibles para las mujeres generadas por la realidad sociocultural (horarios rígidos, dificultad para la conciliación y la prevalencia de estereotipos masculinos en su entorno), y el llamado «techo de cemento» se refiere a la falta de confianza y de sintonía con ellas mismas, explica Chinchilla.

El 72% de las entrevistadas señala la comprensión masculina del éxito y el 60% destaca la discriminación por maternidad. «Aseguran que son arrinconadas o marginadas por tratar de conciliar su labor como madres y su labor como asalariadas, en suma». No en vano, continúa la profesora Chinchilla, «cuatro de cada diez mujeres de entre 35 y 40 años temen perder su trabajo al ser madres o reconocen sentir miedo a que su carrera se estanque o acabe a causa de su maternidad».

Y completa la profesora Chinchilla: «La ambición femenina es más amplia que la masculina porque tiene en cuenta más el éxito externo -lo que los demás piensan de ellas- y el interno, por la exigencia hacia una misma».

«En España, un caso único en el mundo, las jornadas son religiosas. Comienzan cuando Dios manda y terminan cuando Dios quiere»

Un techo de cristal impuesto por la sociedad empresarial de España y contra el que chocan una y otra vez las féminas nace de sus jornadas maratonianas. «Yo las llamo jornadas religiosas, porque empiezan cuando Dios manda, y terminan cuando Dios quiere», bromea la brillante directiva, si bien las conclusiones del estudio conceden más razón que humor a su aseveración.

El «techo de cemento» que debe empezar por derribar cada mujer en su fuero interno es la falta de confianza hacia sus propias aptitudes. «La capacidad autocrítica tiene un fuerte impacto en la vida personal de las mujeres. Muchas cargan con una gran presión sobre sí mismas, que puede derivar en un exceso de autocrítica», asegura Nuria Chinchilla. Casi la totalidad de las entrevistadas (un 98%) estima que estar bien consigo mismas es imprescindible para poder desarrollar su talento y explotar al cien por cien su potencial.

Chinchilla aconseja mantener una buena sintonía entre un cuerpo sano y una mente sana, «tener mente y corazón alineados en la misma dirección», cuidar la alimentación, respetar las horas de sueño y trabajar y reforzar cada día la autoconfianza.

«La mujer ha de aprender a delegar y a negociar para ella misma, porque no lo hace por hiperresponsabilidad. Así se puede fortalecer la autoestima y establecer bien las prioridades en los distintos aspectos de la vida: la vida, la familia, una misma, el trabajo...». Parece más fácil de decir que de hacer, pero es más sencillo si se parte de otra de las premisas aconsejadas por la profesora del instituto de negocios IESE: «No se debe tener miedo al fracaso; se piensa que el fracaso es negativo y es solo una forma de aprender. Tras una equivocación, hay que preguntarse qué he aprendido de esto y cómo lo voy a hacer mañana».

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