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¿Cómo puede haber bebés de tres padres genéticos?

La explicación está en un puñado de genes que están en las mitocondrias. Son «nietas» de bacterias que viven dentro de las células humanas y que se heredan de las madres

¿Cómo puede haber bebés de tres padres genéticos? ABC

gonzalo lópez sánchez

El parlamento británico aprobó este martes la reforma legal que permite concebir bebés usando el material genético de tres progenitores, en lo que se ha llamado coloquialmente como « bebés de tres padres ». Esto da luz verde a una técnica que tiene como objetivo evitar la transmisión de enfermedades hereditarias ligadas a las mitocondrias , unos componentes celulares que se heredan de la madre pero que no definen la apariencia física ni otros rasgos del bebé.

Sin embargo, la polémica está servida. Tal como dice Muriel Cuadros, embrióloga clínica que trabaja en fecundación in vitro , «esta nueva técnica es radicalmente distinta, y de momento experimental» y, por ello, «supone asumir unos riesgos enormes y éticamente complejos, ya que estamos hablando de experimentar con embriones humanos». ( Entrevista completa aquí ).

Explica que las técnicas habituales de reproducción asistida consisten en poner en contacto a los óvulos y a los espermatozoides, de modo similar a como ocurre de forma natural, o bien en inyectar directamente los espermatozoides seleccionados en los óvulos, para facilitar aún más la fecundación. Sin embargo, esta nueva metodología tiene dos variantes que van más allá, puesto que suponen manipular los núcleos de las células reproductivas (los núcleos son unas esferas membranosas que contienen el material genético de los progenitores y que almacenan la información necesaria para dirigir el desarrollo del embrión).

La nueva técnica requiere extraer el núcleo del óvulo de la madre e introducirlo en el óvulo de otra mujer (ABC)

Pues bien, la primera de estas técnicas implica extraer los núcleos de los óvulos «enfermos», que tienen mitocondrias defectuosas, e introducirlos en óvulos sanos que no tienen núcleo y que tienen sus mitocondrias en perfecto estado. Pero hay un segundo procedimiento que consiste en extraer y transferir los núcleos de óvulos ya fecundados, lo que conllevaría más impedimentos éticos. Pero, sea cuál sea la técnica, ¿por qué se habla de tres progenitores genéticos?

¿Por qué tres padres?

De forma natural el padre le proporciona al embrión la mitad de su información genética y la madre le da la otra mitad. Pero no todo el proceso es tan simétrico. El motivo es que el embrión crece a partir del óvulo y no a partir del espermatozoide, lo que se traduce en que obtiene toda la maquinaria necesaria para leer las instrucciones contenidas en los genes y seguir creciendo de las células femeninas y no de las paternas. Entre esta maquinaria aportada por la madre, están las mitocondrias, unas estructuras que consumen el oxígeno que respiramos y que «queman» los nutrientes para obtener energía. Pues bien, resulta que para funcionar, estas mitocondrias llevan en su interior un puñado de genes que «no se traducen en rasgos heredables (como el color de pelo), pero que tienen un cierto papel en el desarrollo», tal como explica Carlos Sentís, profesor de genética en la Universidad Autónoma de Madrid.

Por eso, «hay un padre nuclear, una madre nuclear y una madre mitocondrial», según afirma José Manuel Cuezva, investigador de la Universidad Autónoma de Madrid y experto en patologías mitocondriales . Lo natural es que la madre mitocondrial y nuclear sean la misma, pero si se usan las mitocondrias sanas de una segunda mujer, se daría el caso de que habría tres progenitores desde el punto de vista genético. Pero Cuezva aclara que el peso de estos genes mitocondriales es escaso, en comparación con el de los núcleos, en parte porque «el tamaño del material genético de las mitocondrias es 200.000 veces menor al del núcleo».

Pero este puñado de genes es crucial para el funcionamiento de estas centrales energéticas. Así que cuando se estropean, se ven afectadas partes del cuerpo que consumen mucha energía, como los músculos o el sistema nervioso. Por eso las patologías de las mitocondrias van desde lo problemas visuales (neuropatía óptica de Leber), a la sordera (sordera neurosensorial), pasando por problemas motrices y de desarrollo (síndrome de Leigh) o de debilidad muscular (síndrome de Kearns-Sayre).

«Nietas» de bacterias

Pero, ¿cómo es posible que las mitocondrias tengan genes propios? Para averiguar la respuesta hay que retroceder en el tiempo unos 1.500 millones de años, al momento en que dos bacterias arcaicas entraron en contacto. «Tal como sostiene Lynn Margulis en su teoría de la endosimbiosis, las mitocondrias podrían proceder de la unión de una bacteria aeróbica (que respiraba oxígeno como nosotros) con otra célula», dice Jose Antonio López, microbiólogo y divulgador científico. Por eso, aunque esta teoría no se pueda demostrar, hay indicios de que las mitocondrias actuales serían las descendientes de una bacteria ancestral que se habría acostumbrado a vivir en el interior de células más grandes y complejas.

Se piensa que por eso conservan algunos comportamientos más típicos de las bacterias: «Las mitocondrias tienen su propio código genético (o sea, su propia forma de leer las instrucciones contenidas en los genes), tienen el ADN organizado en un círculo (como algunas bacterias, y no en cromosomas, como el núcleo humano) o se pueden fisionar (como hacen las bacterias)…», explica Cuezva.

Aspecto de las mitocondrias, centrales energéticas de las células (Louisa Howard)

Los cientos o miles de mitocondrias que hay en la mayoría de nuestras células nos permiten respirar oxígeno, producir dióxido de carbono y «quemar» muchos de los nutrientes que consumimos. Pero en este proceso se van oxidando y se van deteriorando, como una máquina metálica expuesta a la intemperie, y van marcando parte del envejecimiento humano. Como añade Cuezva, «las mitocondrias deciden cuándo se muere una célula», pues ellas activan un proceso de suicidio celular (llamado apoptosis y que tiene como fin sacrificar a la célula en beneficio del resto del organismo). Pero a veces se equivocan: «cuando no activan este mecanismo lo suficiente, aparece cáncer , cuando lo activan deasiado, aparecen enfermedades degenerativas, como el alzhéimer y la diabetes . Por eso las mitocondrias son el corazón de las enfermedades que nos preocupan hoy en día».

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