La policía de Haití trata de controlar a la multitud en Port-Salut, al suroeste de Port-au-Prince
La policía de Haití trata de controlar a la multitud en Port-Salut, al suroeste de Port-au-Prince - AFP

El cólera y el hambre provocan los primeros incidentes en Haití

Cáritas y Unicef describen un paisaje arrasado por el huracán Matthew

Madrid Actualizado: Guardar
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Poco más de unas semana después de que el huracán Matthew hiciese tabla rasa del sur de Haití, la desesperación por la falta de agua y alimentos supera a los habitantes de las zonas afectadas y ya han comenzado a producirse los primeros brotes de violencia. En las calles de Jeremie, la capital del departamento meridional de Grande Anse, habitantes del lugar bloquearon la carretera de acceso para hacerse con la ayuda humanitaria que va llegando con dificultad. Otros testigos hablan de al menos ocho ataques a camiones cargados con alimentos y agua, según informaron ayer las agencias Efe y Reuters.

«Ha sido terrible. Acabábamos de cerrar la emergencia por el terremoto de 2010 y ahora viene el huracán. Es mucho peor de lo que nos podemos imaginar», asegura a este diario Marie-Hélène Bellangeon, coordinadora de cooperación internacional de Cáritas para América Latina y el Caribe.

En contacto siempre que lo permiten las complicadas comunicaciones en la zona afectada, Marie-Hélène describe el panorama que ha dejado el huracán. «No ha quedado ni un árbol en pie, casi todas las casas han sido destruidas y la gente está muy desamparada. Todos están traumatizados, aún no se lo creen», afirma.

El huracán no solo se ha llevado las casas, los árboles y las ya de por sí precarias infraestructuras, sino que también se ha llevado algo vital para los haitianos en estas zonas rurales, las cosechas y los animales. «Han desaparecido casi por completo las cosechas y el pequeño ganado, las cabras y las gallinas, que son esenciales para estas personas. Han perdido su medio de vida. Si no se comienza a cosechar ahora mismo, cuando se acabe la ayuda internacional, lo que vendrá será la hambruna», advierte Marie-Hélène.

La principal preocupación de las organizaciones humanitarias en estos momentos es abastecer a los afectados de agua potable y alimentos. «Lo que más necesitan ahora mismo es agua potable porque con las subidas del mar se han salinizado las aguas fluviales y se ha cubierto todo de lodo; las aguas están contaminadas y el cólera está rebrotando», explica Marie-Hélène. Y efectivamente, la enfermedad –endémica en el país– ya ha hecho acto de presencia. Según las autoridades, ya se han producido 20 muertos por cólera y hay 279 personas afectadas.

«Lo más importante es conseguir potabilizar el agua y abastecer de medicinas a la población para combatir la diarrea y rehidratarse. También hace falta jabón porque el saneamiento ha desaparecido y para evitar la propagación del cólera se necesita una buena higiene», dice Marie-Hélène.

Solidaridad local

Con todo, relata el director de Cáritas en Haití, Jean-Hervé François, «nos encontramos con personas que intentan volverse a levantar». Y un ejemplo de ello es que la solidaridad local se está organizado y los afectados comparten lo poco que tienen. Los jóvenes están quitando los árboles caídos de las carreteras para facilitar el paso de los convoyes y los agricultores ya están empezando a despejar sus tierras. «A pesar de la situación catastrófica en que se encuentra, el haitiano mantiene su sonrisa, signo de esperanza para días mejores», subraya François.

El Gobierno español ha enviado un total de 25 toneladas de ayuda humanitaria a Haití, a bordo de dos aviones. Hasta el momento, Matthew se ha cobrado la vida, oficialmente, de 473 personas, además de dejar 75 desaparecidos, 339 heridos y en torno a 175.000 desplazados. Otras fuentes, sin embargo, manejan cifras muy superiores y hablan de cerca de 1.000 muertos.

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