Un ciudadano anónimo nombra al CNIC su heredero universal

La acción desinteresada de este benefactor no es muy frecuente en España

Maya Balanya

ABC

Un ciudadano anónimo comprometido con la investigación científica y la salud ha decidido nombrar al Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC) « heredero universal », donándole así todos sus bienes en su testamento.

La acción desinteresada de este anónimo benefactor no es muy frecuente en España, aunque sí en los países anglosajones, donde hay una mayor tradición.

Los fondos aportados por los ciudadanos pueden servir para generar nuevos contratos de investigación , mejorar los equipos o permitir que los investigadores puedan entrar en contacto a través de estancias e intercambios con los mejores centros del mundo.

En este caso, el benefactor es una persona que añade a su generosidad un profundo respeto por el trabajo de los científicos españoles , a los que considera en la vanguardia de la comunidad científica, además de una experiencia personal muy cercana al mundo de la salud. Ha podido comprobar en el día a día de la actividad hospitalaria la necesidad de dotar a la medicina de nuevos avances a través de la investigación y así advertir cómo ambas disciplinas se complementan. Para este ciudadano, el CNIC representa un claro ejemplo de traslación de la investigación a la mejora de la salud, razón por la que ha merecido su especial consideración.

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