El gigante asiático se embarca en la carrera espacial con una serie de proyectos que se dirigirán a la Luna y Marte, principalmente
El gigante asiático se embarca en la carrera espacial con una serie de proyectos que se dirigirán a la Luna y Marte, principalmente - CASC
Carrera espacial

China quiere la Luna

Además de construir una estación espacial y lanzar una sonda a Marte en 2020, Pekín quiere mandar un hombre al satélite terrestre

Pekín Actualizado: Guardar
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China no solo aspira a ser una superpotencia en la Tierra, sino también fuera de ella. Para ello, se ha embarcado en una ambiciosa carrera espacial que tiene sus miras puestas en la Luna y Marte. Durante los próximos meses, dicho programa recibirá un impulso decisivo porque el autoritario régimen de Pekín se ha propuesto disputarle la conquista de las estrellas a Estados Unidos y Rusia.

Para empezar, a mediados de septiembre será puesto en órbita el laboratorio espacial Tiangong 2 (Palacio Celestial 2), que servirá para probar la habitabilidad y mantenimiento de la futura estación que China quiere construir para que gravite alrededor del planeta. A dicho laboratorio espacial, que reemplaza al Tiangong 1 (Palacio Celestial 1), lanzado en 2011 y ya fuera de servicio, se acoplará a mediados de octubre la sexta misión tripulada de China.

A bordo de la nave Shenzhou 11, dos «taikonautas» (como se denomina en mandarín a los astronautas) viajarán hasta este laboratorio. Dentro de dicho módulo, que pesa unas ocho toneladas y se situará a 400 kilómetros de la Tierra, tienen previsto pasarse un mes efectuando diversos experimentos científicos. En comparación con las dos misiones tripuladas anteriores que se acoplaron al Tiangong 1 en 2012 y 2013, esta será la estancia más larga de los astronautas chinos en el espacio.

Su experiencia resultará fundamental para preparar las condiciones de vida en la estación espacial que Pekín quiere empezar a construir a partir de 2018, cuando ponga en órbita su módulo principal, que pesará 20 toneladas.

Una vez terminada en 2020, dicha estación con forma de T estará compuesta por tres módulos, dos paneles solares de 30 metros a modo de alas y dos brazos robóticos. A ella podrá acoplarse un telescopio espacial con la misma resolución que el famoso Hubble, pero con un campo de visión 300 veces mayor. Según explicó recientemente a los medios chinos el subdirector del Centro de Control Aeroespacial de Pekín, Li Jian, el módulo orbital y la sala de mandos del laboratorio Tiangong 2 serán exactamente iguales que los de la futura estación.

Hacia 2022, su estructura será ampliada con otros dos módulos para experimentos científicos, lo que permitirá que entre tres y seis cosmonautas puedan permanecer en la estación hasta medio año.

En junio, el subdirector de la Agencia Espacial de Misiones Tripuladas de China, Wu Ping, anunció que esta estación se abriría a la cooperación con otros países, especialmente en vías de desarrollo. Pero habrá que ver si dicha promesa consiste en llevar a cabo experimentos de otras naciones o en invitar a astronautas extranjeros a la estación china.

Cohetes Larga Marcha

Para construir semejante estructura, se emplearán los nuevos cohetes de propulsión Larga Marcha 5, que se empezarán a probar a partir de septiembre y tendrán el doble de capacidad que los actuales al poder poner en órbita módulos de hasta 20 toneladas.

Dichos cohetes mejoran la tecnología y reducen el consumo de los actuales al parecerse a los Larga Marcha 7, ya probados con éxito. En abril del próximo año, uno de ellos pondrá en órbita la primera nave de transporte espacial de China, el transbordador Tianzhou 1.

Con cinco metros de diámetro y 800 toneladas, las nuevas generaciones de cohetes Larga Marcha servirán para lanzar el próximo año un vehículo que llegará hasta la Luna y tomará muestras para traerlas a la Tierra, así como la primera misión de exploración en la cara oculta de dicho satélite antes de 2020.

La Luna y Marte

Tras poner en órbita la sonda Chang'e 1 alrededor de la Luna en 2007, Pekín desplegó sobre su superficie un vehículo de seis ruedas, llamado Yutu (Conejo de Jade), en 2013.

Con el objetivo de tomar fotografías y buscar recursos minerales, esta misión suponía el regreso de una nave humana a la Luna desde que terminaran las misiones espaciales regulares de los cohetes estadounidenses Apolo en 1972.

La última sonda no tripulada que se posó sobre su superficie fue la soviética Luna 24 en 1976. Casi cuatro décadas después, China se convertía así en la tercera nación del mundo en llegar a la Luna, adonde quiere enviar un astronauta a partir de 2020.

Según publicaba hace unos días el diario de Hong Kong «South China Morning Post», las autoridades chinas ya han encargado a sus científicos que estudien la viabilidad de una estación de radar habitada en la Luna.

Aunque dicho proyecto resultaría carísimo, le reportaría al régimen de Pekín considerables ventajas para la observación de la Tierra con fines científicos, como la predicción meteorológica o de terremotos, pero también militares. Además, su construcción supondría un reto gigantesco porque debería estar dotada de una central de energía solar o incluso nuclear.

Pero, si hay un país con recursos financieros para llevar a cabo tal hazaña, ese es sin duda China, que también baraja la posibilidad de enviar una sonda de exploración a Marte en 2020, cuando se abre una ventana óptima para este tipo de lanzamientos. Tras una travesía de siete meses, dicha misión intentaría posarse en el Planeta Rojopara estudiar su superficie y atmósfera y buscar posibles signos de vida.

Carrera espacial

Con el propósito de impulsar su carrera espacial hasta 2030, Pekín ha inyectado casi mil millones de euros a una serie de proyectos que van desde el primer satélite cuántico, ya lanzado para probar la teletransportación, hasta la búsqueda de materia oscura en la galaxia.

Durante los últimos años, en Asia se ha desatado una frenética carrera espacial. Además de China, Japón envió en 2007 el satélite Kaguya a la órbita lunar para estudiar su superficie y, un año después, la India hizo lo propio con el Chandrayaan 1.

Demostrando el auge de este país como potencia espacial, una sonda india, Mangalyaan, entró en la órbita de Marte en 2014, lo que escoció bastante en China por la rivalidad histórica entre ambas naciones. Asia se lanza a la conquista de las estrellas con China a la cabeza, que quiere la Luna.

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