El cardenal Ricardo Blázque inaugura la Asamblea Plenaria de noviembre de 2015
El cardenal Ricardo Blázque inaugura la Asamblea Plenaria de noviembre de 2015 - De San Bernardo

El cardenal Blázquez parte como favorito para ser reelegido presidente de la Conferencia Episcopal

Los obispos renuevan todos los cargos en la Casa de la Iglesia, salvo el de su secretario general

Madrid Actualizado: Guardar
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Desde el año 2005 el nombre de Ricardo Blázquez no ha dejado de aparecer en las papeletas de los obispos durante las votaciones para la presidencia de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Y así se espera que sea en esta 109º Asamblea Plenaria, que arranca este lunes en la Casa de la Iglesia. Durante este pleno de los obispos se renovarán todos los cargos de la CEE, excepto el de secretario general, que actualmente ostenta el sacerdote extremeño José María Gil Tamayo, y cuyo mandato finaliza en noviembre de 2018.

Según los estatutos de la CEE, el cardenal arzobispo de Valladolid podría permanecer tres años más al frente del Episcopado, ya que esta norma solo impide la reeleción del presidente y vicepresidente para un tercer mandato. La edad del cardenal Blázquez —a punto de cumplir los 75 años, el próximo 13 de abril—tampoco sería un impedimiento teniendo en cuenta la historia reciente de la Conferencia Episcopal.

En las elecciones de 2011, el cardenal Antonio María Rouco Varela fue elegido presidente de la CEE seis meses antes de cumplir los 75 años, la edad en la que el Código de Derecho Canónico establece que se debe presentar la renuncia al Papa. Cumplir con lo que fija el cánon 401 no significa una jubilación inmediata o que el Santo Padre tenga que aceptarla al instante. Al menos así ha sucedido con los cardenales Rouco Varela y Lluís Martínez Sistach, que han seguido al frente de sus respectivas diócesis tres años más después de cumplir los 75. Lo mismo podría ocurrir con Blázquez, sobre todo porque fue el Papa Francisco quien le nombró cardenal en febrero de 2015, es decir, hace apenas dos años.

Dos excepciones

En la historia de la Conferencia Episcopal es además una «tradición» la reelección del presidente para un segundo mandato. En los 50 años de historia de esta institución, solo en dos ocasiones y por circunstancias muy especiales se ha roto esta regla no escrita. En 1969, el cardenal arzobispo de Santiago de Compostela, Fernando Quiroga Palacios —primer presidente de la CEE— pidió no repetir en el cargo por razones de salud. En 2008, Ricardo Blázquez, entonces obispo de Bilbao, no logró su reeleción para un segundo trienio por apenas un voto.

En aquella ocasión el cardenal Rouco volvió a ocupar la presidencia después de haberla perdido tres años antes por no conseguir la mayoría cualificada que entonces era necesaria para permanecer en el cargo un tercer mandato. Ese elevado número de votos que exigía su reelección permitió que Blázquez se quedara al frente de la Conferencia Episcopal pese a reunir menos apoyos. En esa ocasión el entonces arzobispo de Madrid obtuvo 51 de los 52 votos que exigía su reelección, mientras que Blázquez fue elegido presidente con 40 de los 76 votos emitidos entonces. Para evitar esas situaciones incómodas, la Asamblea Plenaria decidió eliminar en 2011 la posibilidad de optar a un tercer mandato.

Las personas más cercanas a Ricardo Blázquez aseguran a ABC que el cardenal estaría dispuesto a seguir en el cargo si los obispos se lo pidiesen. Su talante dialogante y humilde, que le ha granjeado el respaldo de los prelados para ser presidente de la CEE en dos ocasiones, no parece, sin embargo, ser tan amplio en esta reunión plenaria.

Mayoría abrumadora

En las pasadas elecciones de 2014, el arzobispo de Valladolid llegó a la presidencia de la CEE con una mayoría abrumadora: 60 votos de los 79 emitidos (le hubieran bastado 40). En esta ocasión —de estar todos los obispos con derecho a voto presentes— le bastarían 41, es decir, la mitad más uno de los 80 votos previstos. Pero Blázquez no contaría con un apoyo tan mayoritario como entonces. Frente a una sociedad cada vez más secularizada y a la irrupción en el escenario político de partidos de la izquierda radical, «hay una parte del Espiscopado que cree que la Iglesia debería tener un papel más beligerante en la vida pública en cuestiones como la defensa de la libertad de enseñanza, el matrimonio y la familia o el respeto a la libertad religiosa», comentan a ABC fuentes cercanas a la Casa de la Iglesia.

Otro sector ve en el estilo integrador y conciliador del arzobispo de Valladolid el gran acierto de la Iglesia en los últimos años. Y es que la figura del presidente de la Conferencia Episcopal conlleva en el cargo ser la cara visible de la Iglesia en medio de la sociedad y el principal interlocutor con las instituciones y las autoridades del Estado.

El propio secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, durante su reciente visita a la sede de la CEE con motivo de su 50 aniversario destacó la presencia «discreta pero muy efectiva» de la Iglesia en España. «Esa es la línea a seguir en los próximos años», aseguró el número dos del Vaticano.

En estos últimos tres años, la Iglesia ha conseguido consolidar el apoyo de la sociedad española. Por segundo año consecutivo las asignaciones de los contribuyentes a favor de la Iglesia no han dejado de crecer. De todas las declaraciones de la Renta que recibe la Agencia Tributaria, prácticamente el 35% llevan ya la «x» de la Iglesia. Cáritas también cuenta con un apoyo incuestionable de los ciudadanos. Los donativos de los particulares sostienen el 72% de la financiación de esta institución de la Iglesia.

Su labor a pie de calle junto a los más vulnerables ha sido respaldada también por el rey Felipe VI, quien ha destacado el papel de cohesión social que realiza la Iglesia a través de su trabajo caritativo y asistencial. De puertas adentro, la palabra que más ha repetido Blázquez en sus discursos ha sido la «sinodalidad» y que en el lenguaje secular podría traducirse como «trabajar en equipo».

Omella y Osoro

Otro escenario muy distinto se abriría en el Episcopado si Blázquez finalmente declinase ser reelegido. El arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, y el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, han cerrado filas en torno al cardenal de Valladolid, pero cualquiera de ellos podría convertirse en su sucesor en caso de que éste desistiera del cargo. A ambos les llaman los hombres de Francisco en España. Así se perfilan estas elecciones en la CEE, aunque las sorpresas siempre son posibles.

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