Los árboles fueron marcados con carbono 13 , un isótopo natural
Los árboles fueron marcados con carbono 13 , un isótopo natural - University of Basel, research group C. Körner

Averiguan cómo los árboles cooperan entre sí

Gracias a una red subterránea de hongos, intercambian azúcares incluso con otras especies

Madrid Actualizado: Guardar
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En marzo del año pasado, Stefano Mancuso, director del laboratorio de Neurobiología Vegetal de la Universidad de Florencia, estuvo en España para presentar su libro “Sensibilidad e inteligencia en el mundo vegetal”, editado por Galaxia Gutenberg. Rodeado de cierta polémica y escepticismo por parte de sus colegas, Mancuso impartió una conferencia en el Real Jardín Botánico de Madrid en la que habló de aspectos controvertidos, como la inteligencia de las plantas o su capacidad para cooperar.

En una entrevista a ABC, Mancuso explicaba que las plantas también tienen una vida social "muy activa": "Como no pueden moverse, tienen que tejer unas relaciones sociales útiles con las plantas vecinas. Por ejemplo, hablando de los hijos, se ha visto que les proporcionan cuidados muy prolongados en el tiempo.

Imaginemos una semilla que cae en un bosque, que puede ser un lugar muy oscuro. Antes de que pueda crecer y llegar hasta la luz del sol para hacer la fotosíntesis, puede pasar un periodo de 10 a 20 años, en los que la planta necesita cuidados, porque no tiene autonomía. Y esos cuidados se los proporcionan las plantas de su mismo clan que están cercanas, a través de las raíces, hasta que pueda hacerlo por sí misma".

Incluso iba más allá, afirmando que la colaboración no quedaba restringida a árboles de un mismo clan: "Hace algunos años en un bosque Canadá se protegió el sistema radical de un abeto, pero la planta no podía alcanzar el agua y los nutrientes y se creía que iba a morir en poco tiempo. Sin embargo, vivió cerca de 5 años, y eso fue por los nutrientes que le pasaban las plantas que tenía alrededor. Y esto es algo excepcional que es muy difícil encontrar en el mundo animal".

¿Cuento de hadas?

Esto que suena a cuento de hadas, podría no ser tan asombroso. Un artículo que publica la revista " Science" muestra que los árboles intercambian el carbono con sus vecinos, aunque no pertenezcan a la misma especie. Ese carbono, que asimilan por las hojas en forma de CO2, es esencial para elaborar la savia, el alimento de las plantas. Junto con el el agua y las sales minerales que absorben por las raíces, el carbono se transforma en azúcares -la savia elaborada- que se reparte por toda la planta, mientras desprenden el oxígeno (O2).

Con este azúcar son capaces de crecer, transformándolo en proteínas, lípidos y cadenas más complejas de azúcares, que forman los distintos tejidos de la planta, y, en el caso de los árboles, la madera.

Y este azúcar elaborado en un árbol a partir del agua, las sales minerales y el dióxido de carbono (CO2) acaba abasteciendo también a los vecinos, según publica Science. Hasta el 40% del carbono de las raíces más finas de los áboles de os bosques templados podría provenir de sus vecinos.

Y los investigadores han descubierto cómo se hace ese intercambio. Aquí entran en juego una especie de "elfos de los bosques": los hongos, que forma una asociación con los árboles denominada micorrizas. A cambio del carbono transformado en azúcares que les proporcionan los árboles, los hongos del suelo les proporcionan nutrientes. Así consiguen las plantas hasta el 80% de nitrógeno y fósforo (abono) que necesitan para crecer.

Los hongos conectan a los árboles de distitnas especies entre sí
Los hongos conectan a los árboles de distitnas especies entre sí - Science

Como los hongos micorrícicos se asocian a muchos árboles de diferentes especies, en las comunidades naturales las plantas están interconectadas. Así la savia elaborada que pasa a los hongos de las micorrizas, llega también a otros árboles vecinos que pertenecen a esa red.

En la historia de Mancuso sobre la cooperación vegetal faltaba una pieza: ¿Cómo se relacionan las plantas entre sí? La respuesta estaría en estos hongos, que actuando como "duendes de los bosques" intercambian recursos entre los árboles. Eso podría explicar por qué el abeto canadiense al que aludía el investigador italiano, pudo crecer contra todo pronóstico. Cuanto más avanza la Ciencia, menos oportunidades quedan para los fenómenos inexplicables.

Una gran sorpresa

Este hallazgo ha sido posible porque los investigadores crearon un "laboratorio natural" en un bosque cerca de Basilea. Utilizaron una grúa de construcción y una red de tubos finos para rociar las copas de abetos de 120 años y 40 metros de altura con dióxido de carbono marcado. Utilizaron un isótopo estable natural del carbono muy escaso (C13), que solo constituye el 1,1% de todo el carbono de la Tierra. Así pudieron hacer un seguimiento de su distribución través de todo el árbol (y más allá...) usando un espectrómetro de masa atómica.

De esta manera fueron capaces de trazar el camino del carbono absorbido por la fotosíntesis desde las copas de los árboles hasta las puntas de las raíces. Y encontraron que se encontraba no solo en las raíces de los abetos marcados, sino también en las de los árboles vecinos, incluso de otras especies, a pesar de que no habían recibido CO2 marcado.

La única forma en que el carbono podría haberse incorporado en la madera de abetos, hayas, pinos o alerces era a través de la red de los diminutos filamentos fúngicos que forman las micorrizas que los conectan. Como apoyo de esta hipótesis los investigadores vieron que las plantas del sotobosque, que se asocian con otra clase de hongos, se mantuvieron en su totalidad sin marcar. Este intercambio de grandes cantidades de carbono entre especies de árboles de distintas especie ha supuesto "una gran sorpresa" para los investigadores. "Evidentemente, el bosque es más que la suma de sus árboles", destacan los investigadores.

Una suma que explica por qué la asociación con hongos para formar micorrizas ha sido una estrategia evolutiva exitosa que se ha conservado a través de la evolución. Tal vez, como sostenía Mancuso, sea una forma de "establecer relaciones sociales útiles" con los árboles vecinos...

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