Las palomitas, preparadas para microondas, son uno de los aperitivos con más presencia de grasas trans
Las palomitas, preparadas para microondas, son uno de los aperitivos con más presencia de grasas trans - ABC

Las grasas trans, invisibles en el etiquetado

Médicos y consumidores piden que se prohíban o se informe en los envases de la presencia de estas grasas tan dañinas

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Las grasas trans no se ven. Están ocultas en los alimentos procesados. Son el resultado de la transformación de aceites líquidos en sólidos, mediante un proceso de hidrogenación. Se utilizan en la industria alimentaria para aumentar el tiempo de conservación de los alimentos y las características de frescura y textura. A día de hoy, no existe ni en la legislación europea ni en la española ninguna obligación de declarar en el etiquetado su presencia, a pesar de que numerosos estudios han concluido que su ingesta aumenta el riesgo cardiovascular, de obesidad y de diabetes tipo 2. La última investigación al respecto, presentada esta misma semana en las Sesiones Científicas de la American Heart Association 2014, determinó que un elevado consumo de grasas trans está vinculado con una peor memoria.

«La ingesta puntual de alimentos preparados no debe demonizarse, pero sí debe insistirse en la educación de nuestra población de que no son los más beneficiosos para la salud y que son totalmente prescindibles en una dieta sana», explica a ABC el doctor Albert Lecube, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Arnau de Vilanova y miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad ( Seedo).

La UE tampoco ha impuesto unos límites máximos a su uso en la industria. Lo único que han regulado es su presencia en los preparados para lactantes y preparados de continuación mediante una directiva europea que establece que la cantidad de ácidos grasos trans no puede ser superior al 3% del contenido total de materia grasa del producto. En Europa, solo Dinamarca, Austria, Suiza e Islandia, han desarrollado una legislación que ha obligado a la industria a limitar al 2% la cantidad de grasa trans utilizada en todos los productos.

Menos infartos

Los cardiólogos españoles son partidarios de eliminarlas por completo de los alimentos procesados porque «se reducirían los eventos cardiovasculares». «No es un impacto rápido pero, como con la ley del tabaco, se acaba viendo en unos años», asegura a ABC la doctora Almudena Castro, presidenta de la sección de Riesgo Cadiovascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología. La experta matiza que «a nadie le va a dar un infarto por tomar un día una bolsa de patatas fritas», pero lo ideal es evitar este tipo de grasas industriales.

El próximo 13 de diciembre comenzará a aplicarse el Reglamento europeo 1169/2011, que marcará qué y cómo deberá aparecer la información en las etiquetas de los productos envasados. El etiquetado nutricional será obligatorio y se da a las empresas un plazo de dos años a partir de esa fecha para que lo incorporen. Pero, de momento, las grasas trans se quedan fuera.

Antes de incluirlas, los legisladores consideraron necesario encargar a la Comisión Europea (CE) un informe sobre la presencia de estos ácidos grasos en los alimentos de la UE y así valorar las diversas medidas posibles. Aunque se habían puesto como fecha tope para pronunciarse el 13 de diciembre de este año, fuentes de la Comisión señalan a ABC que el informe estará listo a principios de 2015. «A partir de ese informe, plantearán si procede una propuesta para legislar las grasas trans desde el punto de vista del etiquetado», apunta José María Ferrer, jefe del departamento de Legislación del Instituto Tecnológico Agroalimentario Ainia.

En su opinión, aunque a día de hoy no hay una regulación expresa limitando los ácidos grasos trans en los alimentos, «es más que probable que a corto-medio plazo sí que contemos con esos niveles de control».

Presencia reducida en España

En España, la ley vigente de seguridad alimentaria y nutrición de 2011 exige que en los procesos industriales donde se puedan generar ácidos grasos trans se establezcan «las condiciones adecuadas que permitan minimizar la formación de los mismos cuando se destinen a la alimentación». Desde la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición ( Aecosan) insisten en que, en la actualidad, las cantidades de ácidos grasos trans en los alimentos en España «son mínimas porque la industria ya las redujo». Y adelantan que muy pronto publicarán un informe sobre ácidos grasos trans en alimentos en nuestro país en 2010 que refleja que, ya entonces, los contenidos eran «muy bajos». «Se puede considerar que no representan un problema de salud pública en España».

Sin embargo, la asociación de consumidores Facua cree que debería ser obligatorio que el etiquetado de los productos refleje el porcentaje y tipo de grasas que contienen y que desde la Comisión Europea se apueste por normas que garanticen una mayor transparencia para proteger a los consumidores.

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