La Zona Franca de Sevilla RAÚL DOBLADO
Un espacio con ventajas fiscales

La Zona Franca de Sevilla, la quinta de España y la primera de carácter fluvial

El proyecto sevillano generó un cisma con Cádiz, que tendrá más competencia

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La Zona Franca de Sevilla será la quinta de España después de las que funcionan en Barcelona, Vigo, Las Palmas y Cádiz; además, será la primera fluvial del país. Precisamente este proyecto generó una importante brecha en las relaciones con la última ciudad citada, la capital gaditana, puesto que este nuevo espacio en el puerto hispalense puede restar negocio a la zona franca gaditana. No en vano, el gran objetivo de este tipo de recintos es potenciar el comercio internacional, ámbito en el que los puertos de las dos ciudades andaluzas mantienen una dura pugna.

¿Qué aporta la Zona Franca a Sevilla? La Zona Franca es un espacio acotado donde se implantan empresas que disfrutan de ciertas ventajas tributarias.

Se les considera puertos libres, en el sentido de que están liberados de una serie de impuestos. El objetivo es la dinamización económica del área en el que se implanta la Zona Franca, ya que ésta resulta muy atractiva para determinado perfil de empresas.

Así, normalmente estos espacios portuarios suelen atraer plantas procesadoras o almacenes logísticos de grandes empresas que utilizan las zonas francas como espacios estratégicos en su línea de distribución. En cualquier caso reportan un beneficio a la ciudad, ya que implica necesariamente un impulso de la actividad comercial.

La iniciativa, impulsada por el popular Juan Ignacio Zoido varios meses antes de ser alcalde, en enero de 2011, y después desde la propia Alcaldía, contó con el impulso inicial del Ministerio de Hacienda de Cristóbal Montoro, quien a su vez lideró las listas al Congreso por la provincia sevillana. Eso no gustó nada a la por entonces alcaldesa de Cádiz, la también popular Teófila Martínez, que mostró su rechazo al proyecto y su disgusto con el ministro; ni tampoco a los responsables del puerto gaditano ni a los empresarios de dicha ciudad, que calificaron la iniciativa como «operación sin sentido». Pero para Sevilla tiene todo el del mundo, especialmente en su estrategia de desarrollo económico a través del puerto, en el que debe integrarse también el dragado de profundización del río.

Se trata de un incentivo económico crucial. Una zona franca, de hecho, es un territorio con un carácter especial regulado por el Ministerio de Hacienda que concede ventajas fiscales y aduaneras a las empresas instaladas en el recinto; debe estar cerrado por una valla, que es la que ahora se ha culminado.

Las empresas pueden almacenar mercancías de intercambios con países de fuera de la Unión Europea sin tener que pagar impuestos por ellas hasta que no salgan de allí. Están en España y en la UE, pero a efectos fiscales es como si no estuvieran. Interesa sobre todo a las compañías de importación y exportación, aunque no tanto a las empresas productoras. Las mercancías de la UE, eso sí, siguen teniendo el mismo tratamiento.

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