Pregón de la Cabalgata

«Volved al hermoso blindaje de inocencia»

El periodista Carlos Navarro pronunció anoche el 36º Pregón de la Cabalgata de Reyes Magos

Carlos Navarro Antolín JUAN FLORES

PEDRO YBARRA

El Teatro Lope de Vega de Sevilla acogió ayer el XXXVI Pregón de la Cabalgata de Reyes Magos , que pronunció el periodista sevillano Carlos Navarro Antolín ante casi 800 personas. Francisco López de Paz fue el encargado de presentar el acto que por segunda vez en sus 36 ediciones comenzó con la interpretación del himno de la Cabalgata compuesto por Manuel Marvizón e interpretado por la Banda Sinfónica Municipal .

Tras la bienvenida del presidente del Ateneo, Alberto Máximo Pérez Calero , quien recordó como «al igual que en 1918, hoy el Ateneo realiza una ingente labor social», el alcalde de Sevilla, Juan Espadas , realizó su presentación en la que ejerció de «Baltasar saliente» para «hacer un traje al pregonero» entrante, poseedor, entre otros, del I Premio Fernando Carrasco del Consejo de Cofradías, periodista recordado con emoción durante el acto. La Cabalgata es «la magia, belleza e ilusión concentrada en un desfile donde los protagonistas no son quiénes van subidos a la carroza, sino los sevillanos y sevillanas», dijo antes de que Navarro Antolín pusiera «letra al himno de Marvizón», añadió.

«Todos estamos llamados a la Cabalgata» . Con estas palabras comenzaba su pregón Navarro Antolín recordando que «no hay menos adultos en Sevilla que una tarde de cada 5 de enero».

El periodista centró su discurso autobiográfico en torno a una Cabalgata vivida hace 30 años cuando se encontraba convaleciente y fue llevado por sus padres para ver a los Reyes Magos protegido «desde lejos» y en la que cogió un solo caramelo. Por ello el pregón estuvo salpicado de numerosas pinceladas de Semana Santa e infancia, «una cabalgata sin caramelos es como una Semana Santa sin canina. Porque ¿qué niño no quiere ver la canina aunque sea de reojo?», dijo.

De la Cabalgata dijo ser «un símbolo de la ciudad» , una «marca blanca» y recordó aquella Navidad, como la de antes de la Expo, en las que «no había Reyes Magos colgados en los balcones» para repasar tres décadas de la ciudad en las que «ha evolucionado la Cabalgata sin perder naturalidad ni gracia», añadió.

El pregonero, para quien «no hay mayor privilegio que ver la Cabalgata con niños», recordó juguetes, describió el cortejo, las carrozas y todos los elementos que definen la Cabalgata como la «expresión de la Sevilla más tierna», como la de aquel 5 de enero «que siempre querrá transmitir a sus hijos».

Monseñor Asenjo lo calificó como un «pregón confesante» por el compromiso religioso manifestado por el orador durante todo el discurso. El acto, contó con la asistencia, entre otros, del cortejo de la Cabalgata, la directiva del Ateneo y representantes de la vida cultural y política de la ciudad.

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