Recreación virtual del futuro hotel
Recreación virtual del futuro hotel - ABC

El edificio en ruinas de la Encarnación, de casa okupa a hotel de cuatro estrellas

La empresa Las Tinajuelas invertirá 4,5 millones en rehabilitar el inmueble en ruinas

SEVILLA Actualizado: Guardar
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La comisión ejecutiva de la Gerencia Municipal de Urbanismo concedió ayer la licencia de obras para consolidar, redistribuir y rehabilitar un edificio municipal en ruinas situado en los número 5 y 6 de la plaza de la Encarnación. Asimismo, ha autorizado el cambio de uso del inmueble, que pasa de residencia plurifamiliar a hotelero. La empresa Las Tinajuelas, de la familia sevillana Campos Peña, resultó adjudicataria de la concesión administrativa durante 30 años sobre ese inmueble, donde va a invertir 4,5 millones de euros para convertirlo en un hotel de cuatro estrellas.

El edificio, construido a finales del siglo XIX y en desuso desde 2006, se encuentra en ruinas, ya que su cubierta, con techos de uralita y chapa, tiene deficiencias que han provocado fugas de agua.

Ahora, los hermanos Campos Peña, una familia que explota la finca Hato Blanco cerca del parque de Doñana, ha decidido recuperar este edificio, «un inmueble que es el garbanzo negro dentro de la plaza de la Plaza de la Encarnación debido a su estado ruinoso», según informó a ABC Antonio Campos Peña, administrador de Las Tinajuelas y también presidente de la Asociación Española de Criadores de Caballos Anglo-Árabes.

El inmueble se encuentra actualmente en estado de ruina
El inmueble se encuentra actualmente en estado de ruina - ABC

Piscina en la terraza

El proyecto del arquitecto Ignacio Toribio contempla un hotel de cuatro estrellas con 67 habitaciones y piscina exterior en la terraza superior, así como un patio interior abierto y comunicado con el exterior mediante espacios multifuncionales. En la obra está previsto que Las Tinajuelas invierta 3,8 millones de euros, a lo que habrá que sumar otros 800.000 euros de mobiliario, menaje y decoración. Por lo tanto, la inversión total superará los 4,5 millones de euros.

A cambio de esta concesión durante 30 años, la empresa adjudicataria deberá pagar al Ayuntamiento un canon anual de 200.000 euros desde el momento en que esté construido el hotel. No obstante, Las Tinajuelas tiene un derecho de opción de compra sobre el inmueble, por el que tendría que pagar 2,9 millones aproximadamente.

«Nosotros nos dedicamos a la agricultura y somos conscientes de que no conocemos el negocio hotelero, por lo que estamos a punto de cerrar un acuerdo con una empresa nacional hotelero, que no sólo explotaría el edificio», añadió Antonio Campos Peña, quien informa que la empresa en cuestión cuenta con hoteles en España y Alemania.

El proyecto de rehabilitación contempla, por un lado, adecuar el edificio para destinarlo a hotel y, por el otro, poner en valor el patrimonio histórico edificado de Sevilla mediante una intervención que permita preservar y dar a conocer a la sociedad la historia de las tipologías arquitectónicas del conjunto. Para ello se mejorará el estado del edificio, se recuperara el estado original de la fachada principal -orientada a las Setas- y toda la cubierta inclinada con piezas de teja curva árabe, como las que tenía originalmente el edificio, entre otras cosas.

Fachada del edificio
Fachada del edificio - JUAN FLORES

Vicisitudes del proyecto

El edificio fue ocupado ilegalmente en 2005 por un colectivo ciudadano mientras el Consistorio iniciaba un procedimiento de expropiación forzosa contra la inmobiliaria que ostentaba la titularidad del inmueble, a cuenta del incumplimiento de su deber de conservación. En 2006 se llevó a cabo una gran operación policial que culminó con el desalojo de las cerca de 60 personas que estaban ilegalmente instaladas en estas viviendas.

El inmueble fue expropiado finalmente en 2007 con un coste para las arcas municipales de 4,8 millones de euros. Finalmente, el Ayuntamiento sacó en concesión el edificio, siendo adjudicatario en 2014 la empresa Las Tinajuelas.

Sin embargo, el concurso público quedó en suspenso porque una sentencia que anuló parte del PGOU modificaba sustancialmente el proyecto, hasta el punto de incrementar el coste de rehabilitación del edificio. En este sentido, Antonio Campos señala que en el primer proyecto «sólo estábamos obligados a conservar la fachada y la primera crujía. A raíz de la sentencia, ya teníamos que conservar toda la casa, incluso las escaleras, lo que nos obligó a modificar el proyecto arquitectónico y empezar de cero».

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