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Pablo y Miguel, dos jóvenes con talento de Dos Hermanas - Raúl Doblado
TESTIMONIOS

Sevillanos con altas capacidades: «Mis padres creían que yo era un flojo, pero resulta que soy superdotado»

En Sevilla hay casi dos mil niños superdotados y en España casi veinte mil, la mayoría sin una educación adecuada

SEVILLA Actualizado: Guardar
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En la actualidad, ya no se habla de superdotados, si no de altas cualidades. Antes de que cambiara la ley en 2011 en Andalucía, una persona que tuviera un coeficiente intelectual del 130 tenía sobredotación —la población media tiene entre 90 y 100—, sin embargo, hoy en día, estas valoraciones se han ampliado. La superdotación no se limita sólo a la inteligencia cognitiva, sino también a las inteligencias relacionales y emocionales.

Si no se trababajan adecuadamente las tres partes desde el colegio, puede generar distintos tipos de trastornos provocando incluso el fracaso escolar. En España, sólo un tercio de los alumnos con altas capacidades es capaz de terminar con éxito la etapa educativa. A continuación, los testimonios de cuatro casos de personas sevillanas con características especiales.

Vanessa Gómez
Vanessa Gómez

David Peña: «La educación sigue un sistema tradicional, sin cabida a la creatividad»

David Peña, de 42 años, es gaditano y vive en Sevilla desde 2005. Es informático en una compañía que fabrica aviones, aunque estudió Química. Le cuentan que de pequeño era muy nervioso y que dio algún que otro problema en Educación Infantil. Fue ahí cuando le hicieron el test de sobredotación y dio positivo. Lo curioso, en aquel entonces, es que a su familia le dijeron que «no hiciera nada», cuenta. «Mis padres hicieron oídos sordos y me compraban libros, jugaban conmigo al ajedrez, me apuntaban a concursos didácticos o hacían planes para estimularme».

David tiene un hijo de once años con altas capacidades y ahora lucha para que tenga las mejores condiciones en su centro escolar. «El sistema educativo actual sigue anclado en una línea excesivamente tradicional donde la experimentación, la investigación y la creatividad son relegadas a un segundo plano y esto debe cambiar».

«Mi niño se aburría con tareas monótonas y repetitivas, lo mismo que me sucedía a mi», continúa David al tiempo que explica que su hijo aprendió a leer antes de cumplir los cincos años. «En clase le obligaban a memorizar las letras cuando ya sabía leer». Fue adelantado de curso y le preguntó: «¿papá, porqué estaba con niños más pequeños?».

Raúl Doblado
Raúl Doblado

Miguel Martínez: «Mis padres pensaban que yo era un flojo y resulta que soy superdotado»

Miguel era uno de estos chicos con problemas de autoestima. Desde los tres años hasta los once estudió en el Ceip Vicente Aleixandre de Dos Hermanas. Dice que sólo se le daba bien el inglés y que del resto de asignaturas «nada de nada», quizás por desinterés o desmotivación. Sea lo que fuere, le llevó a un bajo rendimiento en casi todos los cursos y, como consecuencia, le generó una frustración con matices de exclusión social.

Tiene 19 años y con 16 lo evaluaron. «Me quedé sorprendido cuando me dijeron que tenía altas capacidades». En todo este tiempo, mis padres y profesores «pensaban que era un niño flojo, incluso yo mismo, y resulta que soy superdotado».

David tiene un percentil del 98 en lo que se conoce como talento simple y cuenta que cuando lo identificaron con altas capacidades su «confianza aumentó» con la ayuda de su orientadora y padres.

En la semana de recuperaciones aprobó un curso entero y «no me lo podía creer». Ahora ha terminado Bachillerato y va a estudiar un grado superior de Educación Física. «De mayor quiero hacer algo relacionado con el deporte».

Aún tiene que seguir trabajando con las relaciones sociales y dedicarle más tiempo «de lo normal» a los estudios, pero lo que está claro es que ha conseguido terminar una etapa y arrancará otra tras el verano. Cuenta con el apoyo de su entorno. «Es fundamental que ellos estén ahí, porque gracias a mis padres y a mi orientadora he conseguido superar muchos obstáculos», insiste.

Como vemos, la identificación es importante. La autoestima del joven nazareno ha aumentado y también la relación con sus amistades. Sin duda, un caso con final feliz. «Me ha llenado de motivación para seguir adelante, sin importarme cómo de dura fuese la situación».

Raúl Doblado
Raúl Doblado

Pablo Suso: «Dejé el instituto y ahora estudio un grado de Física»

Pablo es uno de esos jóvenes que entra en el 70 por ciento de fracaso escolar y no es porque «sacara malas notas». Estudió en distintos centros de Dos Hermanas y terminó Bachillerato a distancia.

Sin parecer pedante, siempre ha superado todas las asignaturas con creces. «No siempre sacaba sobresalientes y es porque no estudiaba». Con lo que escuchaba en clase o la lectura del libro de texto posterior era suficiente. «No realizaba ningún tipo de trabajo extra en casa. Aprobaba sin esfuerzo alguno».

Aprendía más rápido de lo normal, a un ritmo diferente, «me aburría, a veces me quedaba dormido, y luego me costaba concentrarme». Durante dos años abandonó los estudios. Con 16 años lo reconocieron como persona con altas capacidades y, gracias al trabajo con su orientadora, retomó los estudios. Pudo estudiar el Bachillerato a distancia y consiguió entrar en la Universidad. «Es muy agradable verse así». Pablo tiene ahora veinte años y estudia el grado de Física. «La universidad no es el instituto. Ahora tengo que esforzarme».

«La gente se piensa que con la sobretodación se tiene un camino fácil y no es real. La cuestión es que se perciben las cosas de otra manera», concluye.

ABC
ABC

Paula Sotelo: «Aprobaba sin estudiar y sufrí bullying»

De cría, Paula aprendía rápido y, a veces, de forma independiente. Era muy curiosa y creativa. Su rendimiento académico siempre había sido muy alto y, de hecho, quisieron adelantarle de curso.

Tiene 23 años y con veinte fue idenficada con altas capacidades. Su paso por el colegio tampoco fue fácil. «No entendía muy bien la dinámica con la que funcionaban mis compañeros, lo que llevó a que no encajara en absoluto. De hecho, sufrí bullying. Puedo decir que condicionó mi personalidad hasta el día de hoy».

La abstracción científico-matemática es su pasión. «Adoro las ciencias más puras y, para mi, el mundo tiene sentido a través de ellas. Las entiendo forma natural. De hecho, es increíblemente motivante encontrarte con un problema de gran magnitud y poder solucionarlo usando este conocimiento». Paula se graduó en Bioquímica el año pasado y actualmente está cursando un máster en la Universidad de Edimburgo (Escocia). Además, trabaja en un laboratorio de biología celular. Tener ciertas «facilidades» para comprender siempre me ha hecho ver el mundo de una forma «increíble».

«Me he limitado a satisfacer mis curiosidades y en poner el máximo esfuerzo en hacer lo que me ha hecho feliz», dice.

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