Roban cinco veces en la misma farmacia de Sevilla en menos de dos meses

Cinco robos en poco más de un mes es lo que ha sufrido la propietaria de una farmacia en El Cerro del Águila. Cinco robos y no parece que vaya a acabar aquí. Laura Cuesta regenta una farmacia en la calle Afán de Ribera y lleva sufriendo un calvario desde que durante la pasada Feria de Abril comenzaran a producirse una serie de robos en su establecimiento. Fueron tres durante esa semana. El modus operandi, siempre el mismo. Rompían el escaparate y accedían al establecimiento, de donde se llevaban cosmética de alta gama que tienen fácil salida en el mercado negro. Pero los ataques no acabaron aquí, el pasado 11 de mayo volvió a encontrarse con la misma estampa en la farmacia que tres semanas antes.

De nuevo reventaron el escaparate y fueron sustraídos cosméticos de alta gama. La desesperación comenzaba a hacer mella en el ánimo de la farmacéutica. Y aún le quedaba otro robo más. A las 4 de la madrugada del 24 de mayo recibió un aviso de la central de la alarma de seguridad que tiene instalada en su botica. De nuevo habían entrado, rompiendo el escaparate y llevándose los productos de cosmética cara. Ya era la quinta vez de la misma forma.

Pese a haber denunciado en todas las ocasiones, habiendo mostrado las imágenes de la cámara de seguridad, e incluso habiendo aportado restos de sangre, la Policía no ha podido detener al ladrón porque, según han comunicado a la denunciante, depende de la orden de un juez ya que las imágenes de la cámara de seguridad no son lo suficientemente nítidas como para usarse como prueba y no hay testigos. Pese a ello si que se ha identificado al sujeto. Al parecer se trataría de un vecino de la calle de atrás de la farmacia que ha estado en prisión por delitos de este tipo y que salió de la cárcel hace dos meses.

La farmacéutica cree que otro de los factores que ha propiciado que se cometan estos robos es que hace poco colocaron delante de su establecimiento dos contenedores que «hacen de pantalla» por lo que los vecinos no ven que sucede detrás de los mismos y para colmo los ladrones los utilizan para esconder el objeto que utilizan para romper el cristal. En el último robo fueron dos losetas, que además tanto Laura como su padre vieron escondidas la tarde de antes bajo los contenedores, y pese a quitarlas de allí los ladrones las utilizaron para acceder al local. Al trasladar la queja a Lipasam le han comunicado que no pueden hacer nada porque una farmacia no es un local sanitario y no pueden moverlo a otro sitio sin la autorización los vecinos del edificio frente al que colocarían los contenedores.

La boticaria dice sentirse «impotente e insegura» más si cabe ahora que el seguro le ha comunicado que no se hará cargo de los desperfectos y el material sustraído al haberse cometido tal número de ataques en tan poco tiempo. Ahora a Laura, que ya ha denunciado el quinto robo, solo le queda esperar a que el ladrón cometa un error y se deje ver para que la Policía actúe y dejen de cometerse los robos.