A día de hoy Sevilla alcanza ya una tasa de 3,7 turistas por habitante, cerca de las cifras de Barcelona
A día de hoy Sevilla alcanza ya una tasa de 3,7 turistas por habitante, cerca de las cifras de Barcelona - Juan Flores

La presión turística de Sevilla se dispara y se acerca al colapso de Barcelona

Hasta 3,7 visitantes por cada residente registra la capital andaluza. Sólo la supera la Ciudad Condal (4,4), donde ya han surgido problemas de convivencia

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Los espectaculares datos turísticos de Sevilla capitaal en los tres últimos años no sólo tienen la positiva lectura de los beneficios económicos que reporta a la ciudad, su sector de hostelería, sus hoteles, sus comercios o sus taxis. El aluvión de turistas comienza a dejarse notar tanto en el colapso de los principales monumentos como en las molestias que provoca a la población autóctona esa creciente masificación en el casco antiguo. Una alta proporción de turistas por habitante, la llamada «presión turística», conlleva una mayor necesidad de recursos y de prestación de servicios que puede derivar en un aumento de las presiones y de los impactos con consecuencias en la degradación del medio.

Esa relación entre cantidad de turistas y de residentes es bastante útil para medir la calidad de vida de estos últimos, y a tenor de ello puede decirse que la de los sevillanos ha empeorado algo en los últimos años a causa de ese tremendo crecimiento en las visitas.

De hecho, la presión turística de la capital andaluza se acerca peligrosamente a la de Barcelona, la ciudad española que más sufre este fenómeno y entre las europeas más atestadas de visitantes. Sevilla ha ido subiendo de manera cada vez más acentuada en lo que se refiere a ese índice desde 2010 y se ha colocado justo detrás de la Ciudad Condal en ese escalafón.

Se acentúa la tendencia

Si se realiza el cálculo del número de turistas entre los habitantes de los últimos años, resultan unas cifras más que elocuentes. En el año 2000, esa presión era de 2,4 turistas por sevillano, mismo número que cinco años después. En 2010, el dato sólo había subido una décima, situándose en 2,5 turistas por habitante. Pero ya en 2017 ese registro fue de 3,3 y en el recién terminado 2016 el resultado llega ya a los 3,7 turistas por cada sevillano. Cierto es que el censo ha bajado, pero muy levemente si se compara con la subida de visitantes a la ciudad.

Los niveles se aproximan a los de Barcelona, que ha pasado de los 4 turistas por habitante de 2015 a 4,4 en 2016 y presenta ya claros síntomas de colapso en sus calles. Tantos que los propios barceloneses han llegado ya a manifestarse en alguna de las zonas con mayor concentración de turistas, que superan ya los siete millones anuales. Esto ha generado importantes problemas en la prestación de servicios, degeneración del entorno, molestias a vecinos y también ha elevado de manera tremenda el precio de los alquileres en el centro —que muestran plusmarcas históricas— y ha multiplicado el efecto de los apartamentos turísticos y los arrendamientos ilegales para queja de los hoteleros. En Barcelona, como en Venecia o Amsterdam, ya se ha producido una reacción ciudadana contraria a esa presión turística. ¿Va Sevilla en camino de eso?

Los alquileres en el casco antiguo han subido casi al ritmo que ha ido marcando el aluvión de visitantes

Los datos que presenta la capital hispalense muestran un crecimiento fulgurante aprovechando ese flujo de turismo extranjero que ha dejado de ir a países en conflicto o cercanos a éstos del norte de África o del próximo Oriente. En 2013 llegaron 1,7 millones de turistas. En 2014 fueron 2,1 millones. En 2015 la cifra alcanzada fue de 2,3 millones. Y en 2016 se ha llegado a los 2,6 millones, con 5,4 millones de pernoctaciones, unas 800.000 más que el año anterior. Un verdadero hito. Y también un reto de convivencia al que debe responder la ciudad si no quiere padecer esos problemas propios de la presión turística.

La cifra que presenta ya Sevilla es superior a la de Madrid, principal núcleo de población nacional con 3,1 millones de empadronados, o Málaga, con 570.000. A la primera van anualmente unos 8,8 millones de turistas, lo que supone una presión de 2,8 por cada madrileño, mientras que a la capital malacitana lo hacen 1,2 millones de visitantes, algo que genera una presión turística de 2,1 por habitante. Ambos resultados, como se aprecia, bastante lejos de los índices que muestra la capital andaluza, todo un referente turístico nacional.

Otras ciudades con importantes flujos de turistas, como Palma de Mallorca, Valencia o Santiago de Compostela, presentan una presión en torno a esa misma cifra que Málaga, 2,1 turistas por residente, mientras que en algún otro caso como el de Ibiza, Las Palmas de Gran Canaria o Santa Cruz de Tenerife, el índice en cuestión se eleva muchísimo pero sólo estacionalmente, durante el verano; el bajón del resto de meses da como resultados medias bastante alejadas de la de Sevilla, que ha reducido mucho la estacionalidad y mantiene un flujo turístico muy alto y constante prácticamente el año entero.

Colas en los Reales Alcázares
Colas en los Reales Alcázares - Juan Flores

Precisamente una de esas últimas ciudades, Santa Cruz de Tenerife, es la que lidera la estadística de toda España en la subida de los precios de los alquileres, impulsada por el auge del turismo en todo el país y, no hay que olvidarlo, por la proliferación de apartamentos turísticos, a los que el sector hotelero y las administraciones públicas tienen declarada la guerra. La relación entre la evolución del turismo y los precios para arrendamientos de viviendas con el turismo termina de confirmarse cuando se comprueba cuál es la segunda ciudad donde más ha subido ese alquiler en los últimos años: Sevilla. No está la capital andaluza —al menos aún— entre las que presentan los alquileres más caros de España —donde lideran Madrid, Barcelona, San Sebastián, Bilbao, Palma de Mallorca y Vitoria—, pero sí permanece entre las que más viene subiendo estos años en ese terreno.

La ciudad hispalense ha pasado de 2,5 turistas por sevillano en 2010 a los 3,7 en 2016. Madrid tiene 2,8

Sevilla sube al ritmo del 8% anual sus alquileres fundamentalmente por el enorme empujón que han recibido en esa faceta los del casco histórico, donde son muchos los que están haciendo negocio con la llegada masiva de visitantes que optan por esquivar los hoteles. En ese sentido, también está sufriendo un proceso muy parecido al de Barcelona, donde el precio de los alquileres en el centro se ha desatado superando los 16 euros por metro cuadrado y batiendo todos los registros conocidos.

El asunto es de tal calado que no sólo han subido los alquileres de pisos sino incluso las habitaciones de alquiler. De hecho, en Andalucía ha ocurrido precisamente en las tres ciudades con mayor afección del fenómeno turístico: Sevilla, Málaga y Granada. El precio de las habitaciones en alquiler ha subido en 2016, y en relación con el año previo, un 6,6% en la capital hispalense, un 5,3% en la malagueña y un 4% en la ciudad de la Alhambra, según un informe elaborado por el portal especializado Idealista.com.

250 euros por habitación

En el caso de Sevilla, esa subida de las habitaciones ha situado su precio medio mensual en los 250 euros, mientras que la media de edad del cliente que las usa es de 28 años. Se circunscriben, normalmente, a viviendas del casco antiguo de la ciudad, con lo que también se empieza a vincular al uso de las mismas por turistas jóvenes y «mochileros». Con todo, los que se están llevando la palma en ese sentido son los apartamentos turísticos, que vienen generando un tremendo problema por la alegalidad de muchos, el impago de impuestos y la competencia desleal que ejercen con los hoteles.

De este asunto ha debatido esta semana pasada en Fitur el delegado municipal de Turismo, Antonio Muñoz, que en un foro con representantes de varias ciudades de referencia turística, entre ellas lógicamente Barcelona. El edil socialista señaló que «desde Sevilla ya se está trabajando en un plan para generar flujos hacia otras zonas que no son tan céntricas pese a que, por el momento, la congestión de turistas no genera conflicto entre éstos y los residentes». Muñoz explicó que en la capital andaluza ya se ha creado una mesa para trabajar «contra el fenómeno de los pisos turísticos ilegales; hay que combatir este asunto y, para ello, tenemos que estar coordinados entre los grandes destinos».

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