«A pesar de mi minusvalía, estuve 20 horas en un sillón de Urgencias»

Olga Carmona se encontraba trabajando el pasado 7 de septiembre cuando empezó a encontrarse mal. Su marido la trasladó al Sagrado Corazón pero una vez allí se dirigió a la Unidad de Ictus del Virgen del Rocío por recomendación de su médico. Al Virgen del Rocío llegó a las 14.28 horas del mediodía, donde fue atendida en Urgencias «súper rápido. Al llegar los neurólogos ya iban un poco más despacio porque se trataba de un accidente vascular transitorio, que en un tiempo pasaría», recuerda. Según afirma Olga, «me hicieron un TAC en el que no aparecía nada extraño y decidieron dejarme ingresada, pero al no haber camas me dejaron en un sillón —que me dijeron era «muy cómodo» — en la Unidad de Observación».

Al tener artritis reumatoide muy severa y una minusvalía del 53 por ciento con prótesis de cadera , movilidad reducida del 9 por ciento y afectación de «todas mis articulaciones, no me podía quedar en un sillón toda la noche con una artritis reumatoide de la que soy tratada desde hace 25 años. Todas mis quejas no sirvieron para nada porque me dijeron que aquello era lo que había porque no había camas», afirma.

Al no poder tumbarse en el sillón que le adjudicaron, «me tumbaron en una camilla del pasillo, donde estuve cinco minutos y volví al sillón donde pasé finalmente más de veinte horas ». Según narra Olga, debido a las molestias e incomodidades que sufría, también pidió un collarín que le previniese el dolor, pero le dijeron que «tampoco tenían». Y para más inri todo ello sin su medicación, porque «todo lo que me ponían eran analgésicos para la migraña, cuando también tomaba corticoides, medicación para el corazón, y les comenté toda la medicación que estaba tomando. Finalmente me la acercaría un familiar a primera hora del viernes».

Sobre la una de la tarde, Olga afirma que comunicó que «no podía seguir allí en el sillón, me dijeron que en un cuarto de hora me pasarían a una cama, pero nunca me avisaron». Allí siguió siempre en Urgencias sin que fuera pasada nunca a la Unidad de Ictus, siendo tratada por migraña con aura en observación de Urgencias (estancias medias)».

Así fue hasta que a las 10:07 horas de la mañana del viernes 8 de septiembre, momento en el que pidió el alta para acudir al Hospital Virgen Macarena , donde sería atendida por su reumatóloga y donde está siendo tratada un ictus que sufrió. Olga asegura que su queja «es por haberme tenido más de 20 horas en un sillón con mi minusvalía y artritis reumatoide. Después de aquella noche estoy hecha un bloque. He tenido que volver a coger el bastón porque no me puedo mover. Tengo muchísimos dolores de la tensión acumulada durante tantas horas», afirma.

Desde el Hospital Virgen del Rocío lamentan que la percepción de esta paciente tras su estancia en Urgencias no sea positiva por aspectos relacionados con el confort. Según las fuentes hospitalarias, «sin poder entrar en detalles clínicos de la paciente, aclarar que ella procedía derivada de un centro privado por sospecha de un diagnóstico que, finalmente, y en menos de dos horas, se descarta».

Según el centro hospitalario, «su estancia en el área de Estancias Cortas de Observación no estuvo motivada por falta de camas . En este área permanecen los pacientes que no presenta limitaciones físicas y no precisan de tratamientos o monitorización constante, como fue el caso de esta paciente. Es un área donde se permite la deambulación y un mayor grado de autonomía mientras los especialistas controlan su situación de salud».

«Durante todo el tiempo que ha permanecido en las Urgencias, ha contado con la atención del personal que integra esta unidad, así como con los especialistas de Neurología. Igualmente, se le han realizado todas las pruebas diagnósticas que ha precisado, tanto determinaciones analíticas como pruebas de imagen correspondientes», concluyen.