Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla 2018: El «making of» del cortejo

Muchos nervios entre los más pequeños y padres pendientes de sus hijos antes de subir a las carrozas

Uno de los pequeños comiéndose el bocata antes de salir la Cabalgata ABC

ANTONIO PERIÁÑEZ

Aún faltaban más de tres horas para que la Estrella de la Ilusión saliera a las calles de Sevilla, pero en el interior del Rectorado de la Universidad de Sevilla pages, beduínos, cenicientas y reyes corrían de un sitio para otro, buscando su carroza o haciendo cola para maquillarse. Los más pequeños, mientras tanto, aprovechaban para comerse un bocadillo. Debían coger fuerzas para el trabajo que tenían por delante: lanzar caramelos.

Por orden de llegada, los beduínos se ponían el traje, chubasquero incluido, y pedían la vez para que una legión de maquilladoras les dieran un toque de color ; oscuro, claro está. Atrás quedaron los años en los que el betún corría por todos lados.

A las puertas, mientras unos cantan villancicos , los voluntarios de las carrozas pasan lista para ir poniendo en su sitio a cada uno de los peques. Mucho cuidado, porque la escalera es alta. Y que se pongan bien apretaditos, tienen que caber todos; además, «así no pasan frío» se escuchaba por uno y otro lado.

Y los coches de apoyo, recargando combustible para los sueños. Venga caramelos, gusanitos, globos y alguna que otra pelota . Ya está todo listo. Ahora descansen, porque la tarde será larga, al menos, hasta las ocho y cuarto de la tarde.

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