poster Vídeo
Lucía Utrilla Noriega es autista y esquía desde los 8 años, un año después de que se le diagnosticara su discapacidad - ABC
DISCAPACIDAD INTELECTUAL

Lucía, la joven autista que se ha convertido en campeona de esquí y natación

Con 7 años le diagnosticaron discapacidad intelectual a esta sevillana y un año después comenzó a aprender a esquiar

SEVILLA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El 6 de octubre 1998 vino al mundo Lucía Utrilla Noriega. Era la primera niña después de tres varones, por lo que sus padres, Jesús Utrilla y María Noriega, cumplían uno de sus sueños. Lo que no podían imaginar este ingeniero industrial y esta profesora de Música de Primaria de Sevilla era que se convertiría un día en campeona de esquí y natación. Fue una gran sorpresa, como la que se llevaron cuando Lucía cumplió 7 años y le diagnosticaron que era una «autista de libro». Su esfuerzo, el de sus padres apoyándola y el de sus monitores del Club Sierra Nevada Natura Ability han hecho de Lucía una deportista que ha roto barreras.

Lucía llega a la entrevista de ABC maquillada y su madre recalca que es muy coqueta y que cuando cumplió este año alcanzó la mayoría de edad unos amigos le regalaron un curso de maquillaje.

«Gracias por maquillarme», le ha dicho Lucía a su madre antes de contestar a algunas preguntas. «Yo era una madre experta porque Lucía era mi cuarto hijo pero no noté nada especial en ella. Fue su pediatra el que nos derivó al neurólogo con pocos meses de vida porque le descubrió algo extraño. Ahí empezó un pequeño calvario por una serie de desencuentros y al final -indica su madre- el diagnóstico de autismo nos llegó cuando ella tenía 7 años porque nos despistó mucho el hecho de que tenía habilidades especiales porque aprendió a leer sola a los 3 o 4 años».

Lucía (dcha.), con su amiga Patricia
Lucía (dcha.), con su amiga Patricia - ABC

«Después del diagnóstico ya supimos que teníamos una niña especial, con habilidades diferentes, que iba a a necesitar más apoyo. Llegó un momento en la familia que nos planteamos qué íbamos a hacer. Finalmente decidimos llevar el autismo de Lucía con toda la naturalidad del mundo», explica María Noriega. Por esa razón, Lucía fue al mismo colegio que sus hermanos, aunque con integración y apoyo. Cuando cumplió 8 años sus padres decidieron llevarla a esquiar, como habían hecho con sus otros tres hermanos, y «para ello -dicen- nos pusimos en contacto con el club de esquí de Caja Rural de Granada, que tenía entonces una división de esquí adaptado para discapacitados físicos e intelectuales»

Aquello no fue coser y cantar. Esquiar no fue fácil para Lucía. De hecho, le costó años aprender a esquiar, aguantar la disciplina de los entrenamientos, el frío en alta montaña... Un día «los monitores insistieron en que compitiera esquiando aunque yo no tenía suficiente confianza en las posibilidades de mi hija. Al final accedí por no frustrar la ilusión de todo el equipo de monitores del club pero tengo que amitir que tenía mis reservas porque temía que se hiciera daño, que se cayera y cogiera miedo, que no acabara la carrera y se sintiera mal, tenía miedo de que hiciera el ridículo pero al final me alegré mucho porque la vida de la competición es muy interesante para el deportista porque es autonomía, convivencia y a veces sufrimiento, ya que a veces para salir a esquiar en una competición tienes que estar media hora sentada en la nieve pasando frío y hambre. Eso a Lucía le ha venido muy bien», declara María.

«Lucía no es capaz de expresar con palabras todas sus sensaciones cuando esquía pero me demuestra continuamente su satisfacción con su alegría. Ella se siente súper orgullosa del trabajo que hace con mucho esfuerzo. Se siente bien teniendo una vida plena, aunque sea plagada de problemas. Eso es satisfactorio para cualquier persona y también para las personas con discapacidad», aclara su progenitora.

Lucía, campeona de España de Esquí Alpino para discapacitados intelectuales
Lucía, campeona de España de Esquí Alpino para discapacitados intelectuales - ABC

«Podía». Eso fue lo primero que le dijo Lucía a su madre cuando acabó con éxito su primera carrera a la edad de 10 años. Con los años llegaron las medallas. Lucía logró la plata en Habilidades en Andorra en 2014, el bronce en la misma categoría en Sierra Nevada en 2010, la plata en el Trofeo Santiveri 2014 y el Premio a la Mejor Progresión Deportiva de la temporada. En 2016 se superó y ganó la medalla de oro en el campeonato de España de esquí alpino adaptado, celebrado en Cerler (Huesca), a donde se desplazó con su club.

«Me gustaría ganar una medalla en las olimpiadas de paralímpicos», responde Lucía cuando se le pregunta qué otras metas deportivas tiene. «Me gustaría -añade- ganar una medalla de natación». Se refiere al campeonato de España para discapacitados que ha comenzado este jueves en Dos Hermanas. Porque Lucía también nada desde pequeña, un deporte que ahora sigue practicando cuando acaba la temporada de esquí. «Empezó a competir en natación el pasado año porque el campeonato de natación de Andalucía para personas con discapacidad fue en Mairena del Aljarafe, donde vivimos», señala la madre. En ese campeonato ganó una medalla de plata en espalda y bronce en braza.

Lucía desayunando antes de ir a esquiar con su Club Sierra Nevada Natura Ability
Lucía desayunando antes de ir a esquiar con su Club Sierra Nevada Natura Ability - ABC

«Me parece más fácil nadar que esquiar», confiesa Lucía, quien declara que «lo que más me gusta de esquiar es entrenar con mis compañeros». «Los fines de semana me voy a Sierra Nevada con mis padres» y «algunas veces voy con el club», manifiesta Lucía, que habla usando frases cortas. «Mis padres me han ayudado a ser una buena esquiadora», responde sobre el papel que ellos han tenido en su vida deportiva. «Cuando tiene competiciones se va con el club. Los monitores de Lucía no son sólo unos profesionales preparadísimos para tratar con niños con discapacidad intelectual, sino que tienen una calidad humana que llama la atención. Esos monitores no los tratan como deportistas de segunda categoría, sino que luchan por esa milésima de segundo que sus alumnos necesitan para ganar», cuenta María Noriega.

Para Lucía, esquiar es su pasión, tanto que declara que «prefiero entrenar antes que ir al instituto» Atenea de Mairena del Aljarafe (Sevilla), donde hace un taller de cocina. Como deportista con autismo, sus padres saben que Lucía seguirá necesitando apoyo y que pronto ella necesitará trabajar. «Lo que cualquier madre quiere para su hijo es que tenga una vida plena en todos los sentidos, aunque sea discapacitado. Ahora Lucía hace un módulo de cocina Formación Profesional básica y dentro de nada tendremos que buscarle un trabajo. Los niños con discapacidad intelectual pueden ser útiles a la sociedad aunque ésta los vea sólo como un colectivo a cuidar. Si la sociedad no cuenta con ellos su vida estará vacía teniendo en cuenta que puede vivir 80 o 90 años. Para ello, debemos proporcionarles los apoyos adecuados a sus necesidades y así todos saldremos ganando porque ellos serán más independientes y necesitarán menos apoyos».

Ver los comentarios