«Llevo 18 meses sin hacer una sola apuesta. Ya no juego ni al parchís»

Jorge comenzó con 19 años apostando semanalmente 5 euros y terminó haciendo 50 apuestas de 100 euros en un solo día

«Usaba más de 15 casas de apuestas on line. Primero apostada a fútbol, baloncesto y tenis, y terminé con hockey y béisbol» americano y béisbol»

Jorge entró en 2015 en un programa de la Asociación de Jugadores de Azar en Rehabilitación ABC

M. J. PEREIRA

Cuando tenía 23 años, Jorge —nombre ficticio para preservar la identidad de este ludópata en rehabilitación— tomó conciencia de que algo iba mal en su vida: las apuestas que hacía por internet se le habían ido de las manos. Hoy, con 34 años, recuerda que su padre también era ludópata y llegó a perder la casa por ello.

¿Cómo pudo caer Jorge en la misma ludopatía de su padre? «Cuando tenía 19 años yo sólo hacía Quinielas y alguna apuesta deportiva on line como diversión y buscando un dinero rápido. Sólo gastaba 15 euros semanales y cada apuesta era de 2 o 5 euros. A los dos años comencé a subir las apuestas y lo peor es que perdí el control sobre el número de apuestas. Llegué a hacer 50 apuestas de 100 euros en un día», confiesa. Como era muy deportista, al principio apostaba a los deportes que le gustaban, como fútbol, baloncesto y tenis, pero después fue adquiriendo conocimiento de otros deportes, como hockey, fútbol americano y béisbol. «Con el tiempo daba más prioridad a que el tiempo de resolución de la apuesta fue el más breve posible. Usaba —añade— más de 10 ó 15 casas de apuestas diferentes».

Al principio llegó a ganar hasta 800 euros mensuales y se planteó dejar de trabajar para dedicarse a las apuestas. Pero la racha duró poco. En un solo día llegó a perder 1.000 euros, lo que suponía una cantidad importante para él, que trabajó con un banco, en empresas de mensajería o transportando pizzas. «Comencé a entramparme haciendo apuestas con tarjetas de crédito y había meses que me quedaba sin dinero a final de mes. Entonces empecé a experimentar cambios de humor cuando perdía dinero y jugaba a escondidas. Me creé mi mundo. Pedía tarjetas a ni nombre y llegué a endeudarme en hasta 10.000 euros. Fue entonces cuando mi mujer me dio un ultimátum y estuve cuatro o cinco años sin apostar».

Sin embargo, Jorge volvió a recaer y en 2015 se informó a través de internet de la existencia de la Asociación Sevillana de Jugadores en Rehabilitación (Asejer), a la que pidió ayuda . «Entrar en la asociación me cambió la vida. Fue entonces cuando tomé conciencia de que tenía una enfermedad mental que me impedía controlar mis impulsos», relata Jorge, quien en Asejer ha aprendido pautas y normas para controlar la enfermedad. Ahora este sevillano lleva 18 meses sin jugar ni apostar a nada. «He mejorado mi trato con amigos y familiares, y tengo otra forma de ver la vida. Ya no juego ni al parchís ni a las cartas ni a ningún juego de azar porque sé que me hace daño», agrega Jorge, quien sí practica deportes como el pádel en el que pueda poner a prueba sus habilidades físicas. «Ha cambiado hasta mi forma de jugar al pádel porque antes quería ganar a toda cosa, era algo enfermizo. Si lo ganaba, me cambiaba el humor. Ahora quiero ganar pero si no lo consigo no me cambia el carácter».

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